Zu teuer, zu langsam, zu gefährlich, zu blockierend
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Berlin, 27.10. 2021 | Zur Lösung der Klimakrise kann die Kernenergie nicht beitragen, da sie zu langsam ausbaufähig, zu teuer und zu risikoreich ist. Zudem behindert sie strukturell den Ausbau der Erneuerbaren Energien, die gegenüber der Kernkraft schneller verfügbar, kostengünstiger und ungefährlich sind. Das zeigt ein internationales Team von Fachwissenschaftler:innen der Scientists for Future (S4F) in einem heute veröffentlichten Text auf.
Da die Kernenergie bei der Stromerzeugung kaum direkte Emissionen des Treibhausgases Kohlendioxid (CO2) erzeugt, wird sie von ihren Befürwortern als Technologie im Kampf gegen die Klimakrise angeführt. In Europa ist insbesondere Frankreich Wortführer für die Kernenergie, vor allem im Zuge der EU-Taxonomieverhandlungen, in denen festgelegt wird, welche Maßnahmen den Mitgliedsnationen in welcher Höhe angerechnet werden, um die EU-weit beschlossene Reduktion der Treibhausgasemissionen zu erreichen.
Die Scientists for Future zeigen auf, dass die Untersuchungen, mit denen die Kernenergie als Technologie zur Emissionsminderung dargestellt wird, systematische Mängel aufweisen.
Bekannt ist die potentielle Gefährlichkeit von Kernkraft. Solche Unfälle seien extrem selten, lautet die Annahme. Dagegen spricht die Statistik. Ben Wealer, Leitautor der Studie und S4F-Mitglied, führt aus: „In jeder Dekade seit den 1970er Jahren gab es schwere Unfälle und eine Vielzahl kleinerer Zwischenfälle. Kernkraft ist derart risikobehaftet, dass Kernkraftwerke nirgendwo versichert werden können.“ Die Schäden bei einem Großunfall sind so hoch, dass die erforderlichen Versicherungsbeiträge faktisch unbezahlbar sind. Tatsächlich wurden die Katastrophen von Fukushima, Tschernobyl oder Three Mile Island einfach der Gesellschaft aufgebürdet.
Kernkraft widerspricht zudem allen Wirtschaftlichkeitsberechnungen. „Unsere Zusammenschau der relevanten Studien zur Kernenergie als Mittel zur Minderung von Treibhausgasemissionen hat gezeigt, dass Stromerzeugung aus Kernenergie vor allem außergewöhnlich teuer ist“, erklärt Christian Breyer, Co-Autor der Studie und ebenfalls S4F-Mitglied. „Kernenergie war wirtschaftlich nie konkurrenzfähig und hat im Energiemarkt von Anfang an nur durch massive staatliche Finanzierung überlebt. Schon heute ist die Stromerzeugung aus Erneuerbaren Energien kostengünstiger als durch fossile und nukleare Technologien.“
Hinzu kommt, dass Eile gefordert ist. Vierzig Jahre nach den ersten Warnungen vor einem menschgemachten globalen Klimawandel sind die damaligen Szenarien heute bedrohliche Realität. S4F-Mitglied Claudia Kemfert, ebenfalls Co-Autorin, stellt fest: „Um dramatische Kipp-Punkte im Erdsystem zu vermeiden, müssen wir bis 2030 klimaneutral werden, sagt uns die Physik des Systems Erde. Der notwendige, schnelle Umbau des Energiesystems geht in der erforderlichen Geschwindigkeit nur mit Erneuerbarer Energie.“ Angesichts der Planungs- und Bauzeiten von zwei Jahrzehnten sowie absehbar geringen technischen Innovationen kann Kernkraft in den für die Bekämpfung der Klimakrise relevanten Zeiträumen von zwei bis maximal drei Jahrzehnten keine Rolle spielen. Die jüngst von Frankreich in die Diskussion gebrachte neue Generation von Atomkraftwerken (Small Modular Reactors) ist ebenfalls keine Option, da diese Technologie noch Jahrzehnte von einem möglichen kommerziellen Einsatz entfernt ist.
Die größte Herausforderung beim Aufbau einer zukunftsfähigen Energieversorgung liegt in der Überwindung der Widerstände des heutigen, von fossilen Kraftwerken dominierten Energiesystems. Kernenergie ist nicht geeignet, diesen Transformationsprozess zu unterstützen, sondern blockiert diesen sogar: Das Übergewicht an Ausgaben für die Kernenergie engt die Entwicklung nachhaltiger Klimaschutztechnologien wie Erneuerbare, Speicher und Energieeffizienz ein. Die Menschheit und das Leben auf der Erde im Allgemeinen werden noch über Millionen Jahre von radioaktiven Rückstanden betroffen sein, die innerhalb weniger Dekaden erzeugt wurden. Diese außerhalb menschlicher Maßstäbe liegende Unverhältnismäßigkeit hat unter dem Begriff „Ewigkeitskosten“ Einzug in die Debatte über die Energiewende gefunden.
Im Fazit halten die Scientists for Future fest: Kernenergie ist keine Option für den Umbau des Energiesystems in Richtung Nachhaltigkeit. In den nächsten zehn Jahren würde ein Beibehalten der Kernkraft durch Weiterbetrieb oder Verlängerung der Laufzeiten nicht zu einer wesentlichen Reduktion der Treibhausgasemissionen führen. Weder ein Ausbau mit existierender Kerntechnik noch die Einführung einer nächsten Generation von Kernkraftwerken stellt eine Lösung dar.
Der vollständige Text der Studie „Kernkraft und Klima“ findet sich hier:
Ansprechpartner:innen:
Dr. Ben Wealer, TU Berlin, email:
Prof. Christian Breyer (LUT Lappeenranta University of Technology); email:
Prof. Claudia Kemfert (DIW Berlin): email:
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Resumen
Ante la aceleración de la crisis climática, se discute la importancia de la energía nuclear, que actualmente representa alrededor del 10% de la producción mundial de electricidad, para la futura combinación energética. Algunos países, en particular los cinco países con asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU (EE.UU., Reino Unido, Francia, Rusia y China), también ven cierta importancia de la energía nuclear en el futuro y la incorporan a la construcción de escenarios de las organizaciones internacionales, sobre todo el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), la Agencia Internacional de la Energía (AIE), así como la Unión Europea („European Green Deal“). Estos escenarios prevén un aumento de la producción de electricidad a partir de la energía nuclear de aquí a 2050. La energía nuclear también desempeña un papel (a veces importante) en muchos de los escenarios del IPCC. Por otro lado, la experiencia de las últimas siete décadas con el uso comercial de la energía nuclear sugiere que esa vía está asociada a considerables riesgos técnicos, económicos y sociales. En su documento de debate „Suministro energético compatible con el clima para Alemania“, los Científicos para el Futuro 2021 llegaron a la conclusión de que la energía nuclear está plagada de grandes riesgos, no puede construirse con suficiente rapidez y, por tanto, no es una opción para el suministro energético compatible con el clima de Alemania.
Con el trasfondo de estos debates en Alemania, esta contribución al debate trata el tema de „la energía nuclear y el clima“. Sólo se trata la producción de energía mediante la fisión nuclear, mientras que no se aborda la fusión nuclear, para la que se desarrollará un primer reactor de demostración, como muy temprano,x en la segunda mitad del siglo. El documento de debate analiza los argumentos en las áreas de „tecnología y potencial de riesgo“, „eficiencia económica“, „disponibilidad temporal“, así como „la energía nuclear en la transformación socio-ecológica“, y a continuación extrae una breve conclusión. Además del resumen, esta versión abreviada ofrece todos los resultados en forma de resumen; se basa en una versión larga, que contiene explicaciones en profundidad y referencias bibliográficas detalladas. (Ver también 1)
Tecnología y peligros potenciales
1. El sistema de fisión nuclear
Los principales pasos para convertir la fisión nuclear en grandes cantidades de energía tuvieron lugar en los años 30/40 en el contexto de la Segunda Guerra Mundial para el desarrollo de bombas atómicas. En las centrales nucleares actuales, la fisión de los núcleos de uranio-235 y plutonio-239 y la descomposición de los productos de fisión en el reactor generan calor, que se utiliza para producir vapor para a su vez, generar electricidad. Las centrales nucleares requieren una amplia infraestructura de abastecimiento y eliminación de residuos, que está asociada a considerables riesgos potenciales. Al principio está la extracción de uranio, seguida de su procesamiento. A continuación, la conversión en hexafluoruro de uranio y el enriquecimiento, luego la conversión en dióxido de uranio y, por último, la fabricación de los elementos combustibles. Tras su uso en el reactor, los elementos combustibles se almacenan primero en las balsas de desintegración de las centrales nucleares y, posteriormente, en instalaciones especiales de almacenamiento provisional. Una vez que la radiactividad y, por tanto, la generación de calor en el combustible gastado ha disminuido, los elementos de combustible, que siguen siendo altamente radiactivos, tienen que ser empaquetados y encerrados permanentemente. Dado que no todos estos pasos se llevan a cabo en el mismo lugar, el funcionamiento de las centrales nucleares está siempre asociado a un gran número de transportes de residuos, algunos de ellos altamente radiactivos, lo que supone un riesgo potencial para la seguridad. En algunos casos, el combustible se reprocesa tras su uso en la central. El plutonio se utiliza para la producción de nuevos elementos combustibles de óxido mixto (MOX). Estos procesos, principalmente químicos, dan lugar a otros flujos de residuos radiactivos, residuos de baja y media actividad, así como residuos altamente radiactivos. La última etapa es la eliminación de los residuos radiactivos. (Véase también 1.1)
2. Los accidentes con liberación de contaminantes radiactivos siempre son posibles a pesar de la mejora de los métodos
Los accidentes catastróficos con grandes emisiones de contaminantes radiactivos son posibles en cualquier momento en las centrales nucleares. Una amplia gama de eventos puede conducir a esto, fallas técnicas, impactos naturales, influencias humanas accidentales o maliciosas, y muchos más. Estos accidentes tienen efectos espaciales y temporales de gran alcance. Así lo demuestran no sólo los grandes accidentes, como las catástrofes de Chernóbil y Fukushima, sino también el gran número de accidentes que se han producido en cada década y en todas las regiones que utilizan la energía nuclear desde 1945. Aunque los métodos modernos de cálculo de modelos sugieren a veces bajas probabilidades de ocurrencia de accidentes en las centrales nucleares, sólo representan de forma incompleta los riesgos reales y no pueden tener en cuenta riesgos técnicos y humanos desconocidos hasta ahora, por ejemplo, deficiencias en la cultura de la seguridad o acontecimientos naturales poco frecuentes, por lo que subestiman sistemáticamente los peligros. Además, existe un peligro permanente de uso indebido de material fisionable de grado armamentístico, como el uranio o el plutonio altamente enriquecidos, para fines terroristas y otros tipos de proliferación. Tampoco se puede esperar que los conceptos de SMR („Small Modular Reactors“, es decir, plantas con una capacidad inferior a 300 MWel), que se están desarrollando actualmente, proporcionen una fiabilidad significativamente mayor. Si se realizara un gran número de plantas de RME, esto significaría también un gran número de emplazamientos diferentes y transportes asociados. (Véase también 1.2)
3. Alto potencial de peligro también en el suministro y la eliminación.
También pueden surgir peligros considerables durante el suministro de elementos combustibles a las centrales nucleares y después de su uso en el reactor. Se trata de la extracción de uranio (formación de sobrecarga, contaminación del agua, polvo), de los residuos de las plantas de concentración de uranio (los llamados „Tailings“), así como de los productos residuales del enriquecimiento en el proceso de centrifugación de gas (el llamado uranio „empobrecido“), que tienen que ser almacenados temporalmente en grandes cantidades y cuyo almacenamiento a largo plazo a menudo todavía no está claro. El reprocesamiento de las barras de combustible usadas es un proceso químico complejo para separar el uranio y el plutonio, es propenso a fallas y produce residuos radiactivos de varias categorías. En la actualidad, la mayor parte del combustible gastado del mundo se almacena relativamente desprotegido en balsas de desintegración o en instalaciones de almacenamiento húmedo y seco destinadas a ser una solución provisional, en su mayoría fuera de la cubierta protectora (“Containment”). Es posible que se produzcan emisiones radiactivas graves e incontroladas de las piscinas, especialmente en caso de incendio. El almacenamiento provisional en contenedores (“Castoren”) también es peligroso y puede ser objeto de ataques externos; sólo en Alemania hay 26 instalaciones de almacenamiento provisional, algunas de las cuales alcanzarán el límite de sus períodos de licencia en los próximos años. La eliminación final de los residuos radiactivos de alta actividad debe garantizarse de forma segura durante más de un millón de años debido a sus elevadas vidas medias. Los riesgos asociados a largo plazo no son manejables desde la perspectiva actual y sitúan cargas considerables a las generaciones futuras. (Véase también 1.3)
4. Problemas persistentes de la ambivalencia civil-militar de la energía nuclear
El uso de la energía nuclear tiene su origen en los programas científicos-tecnológicos militares de armamento nuclear de los años 40 y 50. Esta iba a ser la base de la tecnología nuclear para fines „civiles“, es decir, económicamente utilizables, no militares, que se preparó a partir de los años 50 y dio lugar a varios cientos de centrales nucleares en unos 30 países en la actualidad. Por lo tanto, gran parte de las tecnologías y materiales nucleares utilizados en los programas de energía nuclear son ambivalentes en términos civiles y militares. Por lo tanto, los esfuerzos para la posesión de armas nucleares o incluso los programas de armamento secretos podrían y pueden tener lugar bajo la cobertura de programas nucleares declarados como civiles. El Tratado de No Proliferación (TNP), que entró en vigor en 1970 y se prorrogó indefinidamente en 1995, se considera un instrumento internacional esencial para, al menos, frenar la expansión de los Estados que poseen armas nucleares. Sin embargo, las posibilidades y poderes de la autoridad supervisora (OIEA) no llegan a anular la ambivalencia civil-militar intrínseca del uso de la energía nuclear. Otro aspecto es el potencial de peligro radiológico que suponen las instalaciones de energía nuclear en los conflictos armados, que pueden dar lugar a emisiones masivas de radiactividad que superan con creces las consecuencias radiológicas del uso de armas nucleares. (Véase también 1.4)
5. Conclusión provisional: la energía nuclear es demasiado peligrosa
Las centrales nucleares no son instalaciones convencionales de generación de energía, sino que se construyeron como un subproducto de los programas de desarrollo militar y todavía hoy están sujetas a la ambivalencia civil-militar. Una consideración técnica de la energía nuclear como activo del sistema revela una multitud de riesgos e incertidumbres que no pueden controlarse totalmente. Además, los peligros que emanan de las centrales nucleares no pueden determinarse de forma fiable en términos cuantitativos. Los peligros para las personas y el medio ambiente en las áreas de suministro y eliminación (especialmente la extracción y el procesamiento del uranio, el transporte, el almacenamiento provisional y la eliminación final) hacen que la energía nuclear no sea adecuada para un sistema energético sostenible. Los peligros de la proliferación de material fisible apto para armas nucleares son considerables. Especialmente graves son los problemas no resueltos del almacenamiento final, que requieren consideraciones de seguridad durante un millón de años. Frente a las numerosas fuentes de energía renovables disponibles, la energía nuclear es demasiado peligrosa para ser utilizada en la industria energética comercial y para desempeñar un papel en la lucha contra el cambio climático. (Véase también 1.5)
Eficiencia económica
6. La energía nuclear no es rentable
Desde el principio, es decir, en la década de 1950, la generación de energía nuclear comercial era más cara que otras tecnologías. Este hecho, que se observó por primera vez con motivo de los costos excesivos del primer reactor comercial estadounidense en Shippingport (Pensilvania, EE.UU.) en 1957, no ha cambiado hasta hoy. Al contrario, hoy, como entonces, las centrales nucleares no pueden financiarse de forma privada y requieren financiación estatal o condiciones marco específicas, como monopolios territoriales o garantías de compra. En la última década, los costos de producción de electricidad de la energía nuclear han aumentado otro tercio, mientras que los de las tecnologías clave del sector renovable han disminuido drásticamente. La construcción de nuevas centrales nucleares de la actual tercera generación debe suponer pérdidas de varios miles de millones de dólares o euros. Incluso durante su funcionamiento, las centrales nucleares son cada vez más inferiores a otras fuentes de energía en términos de costos. El cambio climático también está empeorando la competitividad. Por ejemplo, el aumento de la temperatura del agua provocado por el cambio climático está reduciendo la eficiencia de las centrales nucleares. En el futuro, también cabe esperar cortes más frecuentes debido a fenómenos extremos relacionados con el cambio climático (por ejemplo, estiaje, inundaciones, tornados). Prolongar la vida útil de las centrales nucleares no sólo es arriesgado, sino que además suele requerir un costoso reequipamiento, que no puede garantizar que las centrales nucleares en cuestión no sean retiradas de la red antes de tiempo por motivos económicos, como se ha observado en varias ocasiones en Estados Unidos en la última década. (Véase también 2.1)
7. Costos elevados e inciertos de desmantelamiento y eliminación final
Los costos adicionales de desmantelamiento, almacenamiento final y también los costos sociales de los accidentes ni siquiera se tienen en cuenta en estos cálculos de eficiencia económica. Faltan fundamentos empíricos para las estimaciones de costos tanto para el proceso de desmantelamiento como para el almacenamiento final. A mediados de 2020, 169 reactores de todo el mundo se encontraban en diversas fases de desmantelamiento, pero un total de sólo 20 reactores han completado técnicamente el desmantelamiento. En los casos en los que se dispone de experiencia inicial, como en Alemania, los costos de desmantelamiento son enormes y, al mismo tiempo, están asociados a una gran incertidumbre. Para el almacenamiento final, en 2017 se pagaron 24.100 millones de euros a un llamado fondo de eliminación en Alemania. Mediante las inversiones correspondientes, los fondos disponibles en él deberían aumentar posteriormente hasta unos 170.000 millones de euros. Desde la perspectiva actual, no es previsible que se puedan alcanzar los rendimientos aconsejados, ni que estas sumas sean finalmente suficientes. (Véase también 2.2)
8. El análisis del sistema energético sugiere la disminución de la importancia de la energía nuclear.
Los análisis del sistema energético muestran que cumplir el objetivo de 1,5 – 2° sin energía nuclear no sólo es posible, sino también más rentable con las energías renovables si se tienen en cuenta los costos del sistema. En contraste con el grado de realización realmente observado en las últimas décadas, algunas organizaciones internacionales como la AIE o el OIEA siguen asumiendo en sus previsiones futuras un aumento considerable de la capacidad de energía nuclear. En este contexto, las consideraciones de costos son sistemáticamente poco transparentes o -en el caso de los escenarios para el IPCC- no cabe esperar escenarios realistas en el ámbito de la energía nuclear como consecuencia de unas hipótesis de costos considerablemente distorsionadas. En general, los escenarios que suponen un aumento significativo de la generación de electricidad a partir de la energía nuclear suelen presentar al menos una de las siguientes características: costos de inversión irrealmente bajos para la energía nuclear, supuestos de costos anticuados y, por tanto, demasiado elevados para las energías renovables, y costoes de integración del sistema significativamente demasiado altos para las energías renovables. (Véase también 2.3)
9. Los riesgos de accidente no son asegurables y se socializan.
Los riesgos de la energía nuclear para las personas y el medio ambiente no son asegurables en todo el mundo. Aunque los riesgos de accidente durante la fase de construcción y los riesgos de fallo de funcionamiento son asegurables, el riesgo esencial de accidentes de funcionamiento y daños por radiación no lo son. Debido a los enormes daños potenciales, el seguro no sería asequible, por lo que todos los daños potenciales, más allá de las sumas globales relativamente pequeñas, corren a cargo de la empresa. Estas cantidades son marginales en comparación con los costoes (difíciles de calcular) asociados a un accidente nuclear. La responsabilidad de los operadores de centrales nucleares tiene un carácter más bien simbólico. En 2019, por ejemplo, los costos totales del accidente de Fukushima sólo en el lugar, así como fuera del recinto de la central nuclear, se estimaron en 330.000 – 760.000 millones de dólares. (Véase también 2.4)
10. Conclusión provisional: la energía nuclear es demasiado cara
La energía nuclear es demasiado cara para contribuir positivamente a un sistema energético sostenible. El análisis microeconómico muestra que, a corto plazo, incluso durante su funcionamiento, las centrales nucleares son cada vez más inferiores a otras fuentes de energía en términos de costos. Prolongar la vida útil de las centrales nucleares no sólo es arriesgado, sino también caro, y no ofrece ninguna garantía de que la central no sea retirada de la red antes de tiempo por motivos económicos. Las inversiones en nuevas centrales nucleares no son rentables. Incluso la ampliación de la vida útil de los reactores a 60 años no mejora los resultados de forma significativa. Los costos adicionales de desmantelamiento y almacenamiento final, así como los costos de los accidentes para el conjunto de la sociedad, ni siquiera se tienen en cuenta en los costos totales de construcción. El análisis económico de la energía muestra que alcanzar el objetivo de 1,5° sin fuentes de energía fósiles y sin energía nuclear no sólo es posible, sino también rentable si se tienen en cuenta los costos del sistema de energías renovables. (Véase también 2.5)
Disponibilidad en el tiempo
11. Pocas construcciones de centrales nucleares en el mundo
El número de nuevas centrales nucleares ha disminuido considerablemente desde 1976. Actualmente, sólo se construyen 52 centrales nucleares en todo el mundo, 15 de ellas en China, siete en India y tres en Rusia. En las economías de mercado occidentales, con algunas excepciones (como Francia, Gran Bretaña, Finlandia y Estados Unidos), no se construyen nuevas centrales nucleares. Cada año se cierran más centrales nucleares que las que se ponen en marcha. Hay muy pocos países que se están introduciendo en la energía nuclear. Tras la entrada de la República Popular China en 1991 con la puesta en marcha de la primera central nuclear, sólo otros tres países han puesto en marcha un reactor por primera vez. Rumanía (1996), Emiratos Árabes Unidos (2020) y Bielorrusia (2020). Otros dos países han empezado a construir centrales nucleares, pero aún no han puesto en marcha ningún reactor. Bangladesh (construcción iniciada en 2017) y Turquía (construcción iniciada en 2018). No está claro si estos reactores inyectarán electricidad a la red y, en caso afirmativo, cuándo lo harán. (Ver también 3.1)
12. Fuertes retrasos en la planificación y la construcción.
Dado el bajo nivel de expansión en las últimas décadas, es poco probable que se multiplique la expansión de la energía nuclear en las próximas dos décadas. Además, los plazos de construcción previstos para las centrales nucleares se subestiman sistemáticamente. A mediados de 2020, los 52 reactores en construcción habían tardado en promedio 7,3 años desde el inicio de su construcción y muchos estaban aún lejos de su finalización. En la última década se completaron 63 reactores en nueve países (37 de ellos sólo en China), con un tiempo medio de construcción de casi 10 años. Si las tres centrales nucleares que se están construyendo actualmente en Estados Unidos, Francia y Finlandia comenzaran a funcionar a mediados de la década de 2020, habrían estado en construcción durante más de 15 años, más del triple de lo previsto inicialmente. Estos largos plazos no incluyen los tiempos de planificación, desarrollo y concesión de licencias, que todavía hay que tener en cuenta antes de que comience la construcción. (Ver también 3.2)
13. Concentración de proveedores de reactores
Sin embargo, una expansión masiva de la energía nuclear también fracasa debido a la viabilidad industrial. El gran número de fabricantes de reactores de los primeros tiempos de la energía nuclear se redujo inicialmente por la reestructuración industrial de los años 70, ya que el mercado no era lo suficientemente grande. El descenso de la actividad de la construcción en la década de 1980 fomentó una mayor consolidación. Fabricantes tradicionales como Westinghouse (EE.UU.) y Framatome (Francia) tienen dificultades financieras y no pueden lanzar un gran número de nuevos proyectos de construcción en la próxima década. Es cierto que Rusia se ha convertido en un actor emergente a nivel internacional desde el año 2000, y que China también ha entrado en este mercado con su propio diseño de reactor. Sin embargo, es dudoso que Rusia o China estén en condiciones de abastecer cualquier demanda internacional de centrales nucleares que pueda surgir. Además, esta evolución tampoco sería deseable por consideraciones geopolíticas relativas a la dependencia del sistema energético de estos países. (Véase también 3.3)
14. Los conceptos de SMR („Small Modular Reactors“) no están disponibles en un futuro previsible.
En el contexto de la lucha contra la crisis climática, los conceptos de SMR (los llamados „Small Modular Reactors“) y las centrales nucleares de la llamada cuarta generación se plantean cada vez más como posibles soluciones. Ninguno de los dos grupos de conceptos es nuevo, al contrario, ambos se remontan a los primeros tiempos de la energía nuclear, en la década de 1950. Pero también aquí la viabilidad industrial y los largos plazos son un problema. No se espera un uso comercial en las próximas dos o tres décadas. Los conceptos de SMR que se están debatiendo actualmente están todavía muy lejos de su posible uso comercial. Las observaciones actuales muestran que los tiempos de planificación, desarrollo y construcción suelen superar considerablemente los horizontes temporales previstos inicialmente. Los conceptos de SMR que se discuten actualmente prevén una potencia eléctrica prevista de 1,5 a 300 megavatios. Esto significa que habría que construir varios miles de centrales SMR sólo para sustituir el parque de centrales actuales. Además, el despliegue mundial también requeriría la normalización internacional de los requisitos reglamentarios. Sin embargo, aún no se dispone de normas de seguridad nacionales o internacionales específicas. (Véase también 3.4)
15. Conclusión provisional: la energía nuclear está disponible con demasiada lentitud
Desde la perspectiva de la urgencia del cambio climático, la energía nuclear no puede contribuir de forma significativa a la reducción de las emisiones porque su disponibilidad sería demasiado lenta. Si, como en Alemania, se parte de un corredor objetivo hacia la neutralidad climática de 2035 – 2045, la nueva construcción o incluso el desarrollo de nuevas líneas de reactores no puede desempeñar un papel debido a los largos tiempos de desarrollo o construcción de las centrales nucleares. Lo mismo ocurre con los objetivos europeos y mundiales de protección del clima. (Véase también 3.5)
La energía nuclear en la transformación socio-ecológica
16. La energía nuclear crea bloqueos de innovación e inversión
La continuación de la energía nuclear o incluso la construcción de nuevas centrales nucleares pone en peligro el proceso de la „gran transformación“, es decir, las reformas socio-ecológicas hacia un sistema energético socialmente apoyado, sostenible y neutro desde el punto de vista climático. En el centro de todo esto está la eliminación progresiva de toda la energía fósil (carbón, petróleo y gas natural) y la transformación simultánea del sistema energético hacia fuentes de energía renovables. Los mayores retos son superar los efectos de bloqueo (Efecto Lock-In) que nos han hecho depender de una infraestructura fósil basada en centrales eléctricas centralizadas a gran escala para la producción de electricidad y una lógica de carga base. La generación de energía por parte de la energía nuclear y de las energías renovables variables compiten entre sí, tanto en la comercialización de la electricidad generada como en la competencia por adquirir fondos de investigación para desarrollar innovaciones. Al mismo tiempo, los operadores de las centrales nucleares tratarán de limitar severamente las inversiones en energías renovables competidoras por razones comerciales, es decir, para asegurarse la compra de su electricidad producida. Por lo tanto, las inversiones en energía nuclear, privadas o estatales, siempre representan un bloqueo de la inversión para la necesaria expansión radical de las energías renovables. Un apoyo sustancial a la investigación y el desarrollo de la energía nuclear constituiría, por así decirlo, en un bloqueo de la innovación para las tecnologías de protección del clima de mínimo riesgo, como las energías renovables y la eficiencia energética, por lo que tiene un efecto de resistencia a la transformación. (Véase también 4.1)
17. Resistencia a la transformación con el ejemplo de Alemania y Japón
En Alemania, la Ley de Energía Atómica de 2011 inició el fin de la generación comercial de energía nuclear. Esta decisión fue precedida por un conflicto de décadas iniciado en los años 70 por los ecologistas, la sociedad civil y otros críticos de la energía nuclear; esto fue también, por así decirlo, el pistoletazo de salida de la „transición energética“ en Alemania, que se aceleró de forma decisiva en 2011. Esta es una de las razones por las que el sistema energético de Alemania se encuentra en una situación en la que la transformación hacia un sistema energético neutro desde el punto de vista climático no sólo es técnicamente posible, sino que también tiene sentido desde el punto de vista económico en comparación con la continuidad del sistema energético fósil y nuclear del pasado. Esto se contrasta con el ejemplo de Japón, que como país insular, entre otras cosas por razones de seguridad de suministro tras las crisis del petróleo de los años 70, se ha situado en una dependencia aparentemente segura de la energía nuclear. El nuevo objetivo fijado por el gobierno japonés a finales de 2020 de „cero emisiones netas en 2050“ sólo puede alcanzarse, en primer lugar, con una expansión masiva de la generación de energía renovable y, en segundo lugar, con la enorme inversión anual necesaria para ello (para tecnologías de eficiencia, renovables e hidrógeno a partir de renovables). Sin embargo, mientras no se fije una fecha definitiva para la eliminación de las capacidades de las centrales nucleares existentes, pero no utilizadas – actualmente 24 unidades -, la inclinación de los operadores de centrales nucleares a innovar e invertir en alternativas más respetuosas con el clima y de menor riesgo seguirá siendo escasa.
18. El hidrógeno nuclear no es una alternativa
El papel del hidrógeno y sus derivados también es actualmente objeto de controversia. Está claro que el hidrógeno es importante para el almacenamiento estacional a largo plazo en un sistema de energía renovable, y que ciertos procesos industriales dependerán del hidrógeno. Sin embargo, también está claro que sólo el hidrógeno producido a partir de energías renovables instaladas adicionalmente puede calificarse de neutro para el clima. Desde un punto de vista técnico, la electricidad procedente de la energía nuclear puede hacer funcionar la electrólisis y producir así hidrógeno nuclear. Sin embargo, para que un electrolizador funcione de forma económica, necesita una alta tasa de utilización (horas de carga completa), que una central nuclear no puede proporcionar sólo con el excedente de electricidad. Al mismo tiempo, el hidrógeno nuclear siempre estará en competencia con el hidrógeno producido a partir de fuentes renovables, que será la opción más barata debido a los costos de producción de electricidad significativamente más bajos. Las nuevas tecnologías, como la electrólisis de vapor a alta temperatura o la división termoquímica del agua, aún no son punteras y no pueden realizarse en la década actual. Por lo tanto, independientemente de los demás problemas socio-técnicos, estas opciones no ofrecen una solución, simplemente por la urgencia temporal del proceso de transformación. (Véase también 4.3)
19. El giro nuclear como condición para el éxito del almacenamiento final
El fin del uso comercial de la energía nuclear, y por lo tanto el fin de la generación de residuos radiactivos adicionales, también es necesario para gestionar con éxito el proceso socio-técnico del almacenamiento definitivo. En Alemania, el giro de la política nuclear coincide, por así decirlo, con el giro energético, este último surgido principalmente del movimiento antinuclear de los años 60-70. El giro nuclear va mucho más allá del inminente cierre de las centrales nucleares y de la búsqueda de un repositorio definitivo e incluye, entre otras cosas, el cierre de las fábricas nucleares de Lingen y Gronau, el cierre de filas de los países críticos con la energía nuclear, la campaña contra la ampliación de la vida útil y el fin de las subvenciones a las centrales nucleares en la UE y fuera de ella. La Oficina Federal para la Seguridad de la Gestión de los Residuos Nucleares en Alemania (BASE), autoridad reguladora del procedimiento de selección del emplazamiento, también ha señalado el giro nuclear como condición para el éxito en la búsqueda de un repositorio definitivo, por lo que ha descartado la ampliación de la vida útil o incluso la construcción de nuevas centrales nucleares. (Véase también 4.4)
20. Conclusión provisional: la energía nuclear es demasiado resistente a la transformación
Para los escenarios de descarbonización global hasta el año 2050, se establecen como estrategias principales una expansión fuertemente acelerada de la generación de energía renovable y un aumento masivo de la eficiencia energética. Para este cambio estructural fundamental, el sistema nuclear y la producción de energía nuclear constituyen un enorme obstáculo para la innovación y la inversión en términos de tiempo, economía y orientación del sistema. Japón es un ejemplo negativo especialmente vívido de este efecto de bloqueo estructural, mientras que Alemania es un ejemplo positivo tras la decisión final de eliminar la energía nuclear en 2011, porque ha hecho posible – con el apoyo de la Ley de Fuentes de Energía Renovables (EEG), entre otras cosas – crear un impulso para la expansión de la electricidad renovable. Sin embargo, incluso después del fin del uso comercial de la energía nuclear en Alemania, el reto de crear un depósito final para el legado altamente radiactivo representa una enorme tarea para toda la sociedad. (Véase también 4.5)
Conclusión
En esta contribución al debate, se examinan un gran número de argumentos y se comparan con el estado actual de la investigación. Confirma la valoración de Scientists for Future del documento de debate „Climate-compatible energy supply for Germany“ de que la energía nuclear no es capaz de hacer una contribución significativa a la transformación hacia un suministro de energía compatible con el clima en el tiempo que queda. La energía nuclear es demasiado peligrosa, demasiado cara y demasiado lenta para estar disponible; además, la energía nuclear es demasiado resistente a la transformación, es decir, bloquea el necesario proceso de transformación socio-ecológica, sin el cual no se pueden alcanzar los ambiciosos objetivos de protección del clima. Esto también se aplica a los debates actuales sobre la ampliación de la vida útil y los esfuerzos de investigación sobre los conceptos de reactores que aún no se han establecido. Ante la perspectiva de un abastecimiento total técnica y económicamente factible con energías renovables, la energía nuclear no sólo no es una opción sensata para combatir la crisis climática, sino que debe señalarse de forma proactiva el potencial de bloqueo de la energía nuclear para la transformación socio-ecológica.
Textversion deutsch
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Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Kernenergie und Klima (Version 1.0, Deutsch, 27. Okt. 2021) Ben Wealer (TU Berlin, DIW Berlin), Christian Breyer (LUT University), Peter Hennicke (Wuppertal- Institut), Helmut Hirsch (cervus nuclear consulting), Christian von Hirschhausen (TU Berlin, DIW Berlin), Peter Klafka (Scientists for Future), Helga Kromp-Kolb (BoKu Wien), Fabian Präger (TU Berlin), Björn Steigerwald (TU Berlin, DIW Berlin), Thure Traber (Energy Watch Group), Franz Baumann (New York University), Anke Herold (Öko-Institut), Claudia Kemfert (DIW Berlin, SRU), Wolfgang Kromp (BoKu Wien), Wolfgang Liebert (BoKu Wien) und Klaus Müschen (Scientists for 1 Future) Danksagungen: Wir danken Pietro Altermatt, Christoph Gerhards, Wolfgang Lucht, Gregor Hagedorn, Nikolaus Müllner, Franz Ossing, Mycle Schneider und Petra Seibert für inhaltliche und sprachliche Verbesserungsvorschläge. Dieser Text wurde von Mitgliedern der „Scientists for Future” verfasst und durch Kollegen und Kolleginnen hinsicht- lich der wissenschaftlichen Qualität (insbesondere der Belegbarkeit von Argumenten) ausführlich geprüft (peer reviewed). Scientists for Future (S4F) ist ein überparteilicher und überinstitutioneller Zusammenschluss von Wissenschaft- ler*innen, die sich für eine nachhaltige Zukunft engagieren. Scientists for Future bringt als Graswurzelbewegung den aktuellen Stand der Wissenschaft in wissenschaftlich fundierter und verständlicher Form aktiv in die gesellschaftli- che Debatte um Nachhaltigkeit und Zukunftssicherung ein. Mehr Informationen unter de.scientists4future.org. Veröffentlicht unter CC BY-SA 4.0 Zitationsvorschlag / Suggested citation: Wealer, B. Breyer, C., Hennicke, P., Hirsch, H., von Hirschhausen, C., Klafka, P. Kromp-Kolb, H. … Müschen, K. (2021). Kernenergie und Klima. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future, 9, 98 pp. doi: 10.5281/zenodo.5573719 Zusammenfassung Angesichts der sich beschleunigenden Klimakrise wird die Bedeutung der Kernkraft, die derzeit ca. 10 % der weltweiten Stromproduktion ausmacht, für den zukünftigen Energieträgermix diskutiert. Einige Länder, internationale Organisationen, private Unternehmen sowie Forscher:innen messen der Kernenergie auf dem Weg zur Kli- maneutralität und zum Ende fossiler Energien eine gewisse Bedeutung bei. Dies geht auch aus Energie- und Klimaszenarien des IPCC hervor. Dagegen legen die Erfahrun- gen mit der kommerziellen Nutzung der Kernkraft der letzten sieben Jahrzehnte nahe, dass ein solcher Pfad mit erheblichen technischen, ökonomischen und gesell- schaftlichen Risiken verbunden ist. Der vorliegende Diskussionsbeitrag erörtert Ar- 1 Rolle der Autor:innen: Wealer (korrespondierender Autor, ), Breyer, Hennicke, Hirsch, von Hirschhausen, Klafka, Kromp-Kolb, Präger, Steigerwald und Traber haben überwiegende Teile des Textes geschrieben und die Beiträge der übrigen Autor:innen koordiniert. Die übrigen in alphabetischer Reihenfolge aufgeführten Autor:innen haben themenspezifisch fachliche Beiträge geleistet sowie den Text im Hinblick auf Stimmigkeit und Korrektheit geprüft. 1 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 gumente in den Bereichen „Technologie und Gefahrenpotenziale“, „Wirtschaftlich- keit“, „zeitliche Verfügbarkeit“ sowie „Kompatibilität mit der sozial-ökologischen Transformation“ und zieht dann ein Fazit. Technologie und Gefahrenpotenziale: In Kernkraftwerken sind jederzeit katastrophale Unfälle mit großen Freisetzungen radioaktiver Schadstoffe möglich. Dies zeigen nicht nur die Großunfälle, z. B. die Katastrophen von Tschernobyl und Fukushima, sondern auch eine Vielzahl von Unfällen, die sich seit 1945 in jedem Jahrzehnt und in jeder Region, die Kernenergie nutzt, ereignet haben. Von in Planung befindlichen SMR-Reaktorkonzepten („Small Modular Reactors“) ist keine wesentlich größere Zuverlässigkeit zu erwarten. Darüber hinaus besteht permanent die Gefahr des Miss- brauchs von waffenfähigem Spaltmaterial (hochangereichertes Uran bzw. Pluto- nium) für terroristische Zwecke oder andere Proliferation. Die Endlagerung hoch- radioaktiver Abfälle muss aufgrund hoher Halbwertszeiten für über eine Million Jahre sicher gewährleistet werden; die damit verbundenen Langfristrisiken sind aus heutiger Perspektive nicht überschaubar und weisen zukünftigen Generationen erhebliche Lasten zu. Wirtschaftlichkeit: Die kommerzielle Nutzung von Kernenergie war in den 1950er Jahren ein Nebenprodukt militärischer Entwicklungen und hat seit dieser Zeit nie- mals den Sprung zu einer wettbewerbsfähigen Energiequelle geschafft. Selbst der laufende Betrieb von älteren Kernkraftwerken wird heute zunehmend unwirtschaft- lich. Laufzeitverlängerungen sind technisch und wirtschaftlich riskant. Beim Neubau von Kernkraftwerken der aktuellen 3. Generation muss mit Verlusten in Höhe meh- rerer Milliarden US-$ bzw. € gerechnet werden. Zusätzlich fallen erhebliche und der- zeit weitgehend unbekannte Kosten für den Rückbau von Kernkraftwerken und die Endlagerung radioaktiver Abfälle an. Energiewirtschaftliche Analysen zeigen, dass die Einhaltung ambitionierter Klimaschutzziele (globale Erwärmung 1,5° bis unter 2 °C) ohne Kernenergie nicht nur möglich, sondern auch unter Berücksichtigung von Systemkosten mit erneuerbaren Energien kostengünstiger ist. Hierzu kommt, dass Unfallrisiken von Kernkraftwerken nicht versicherbar sind und Schäden daher immer sozialisiert werden müssen. Die in aktuellen Diskussionen genannten SMR-Konzepte („Small Modular Reactors“) und die Konzepte der sogenannten „Kernkraftwerke der 4. Generation“ (nicht-Leichtwasser-gekühlt) sind technisch unausgereift und weit von kommerziellen Einsätzen entfernt. Zeitliche Verfügbarkeit: Angesichts des stagnierenden bzw. in allen Kernkraftstaaten (außer China) rückläufigen Kernkraftwerksbaus, Planungs- und Bauzeiten von zwei Jahrzehnten (und mehr) sowie absehbar geringen technischen Innovationen kann Kernkraft in den für die Bekämpfung der Klimakrise relevanten Zeiträumen von zwei bis maximal drei Jahrzehnten keine Rolle spielen. Die Anzahl des Baubeginns von Kernkraftwerken ist bereits seit 1976 rückläufig. Aktuell befinden sich lediglich 52 Kernkraftwerke im Bau und nur wenige Länder versuchen den Einstieg in die Kern- energie. Traditionelle Hersteller wie Westinghouse (USA) und Framatome (Frank- reich) sind finanziell angeschlagen und nicht in der Lage, im nächsten Jahrzehnt eine große Anzahl an Neubauprojekten in Angriff zu nehmen. 2 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Kernkraft in der sozial-ökologischen Transformation: Die größte Herausforderung der großen Transformation, d. h. von sozial-ökologischen Reformen in Richtung zu einem gesellschaftlich gestützten zukunftsfähigen, klimaneutralen Energiesystem, liegt in der Überwindung der Widerstände („Lock-in“) des alten, von fossilen Kraftwerken dominierten Energiesystems. Kernenergie ist nicht geeignet, diesen Transforma- tionsprozess zu unterstützen, sondern blockiert diesen sogar: durch Innovations- und Investitionsblockaden. Nuklearer Wasserstoff ist weder aus technischen noch aus ökonomischen Gründen eine Option zur Steigerung der Auslastung von Kern- kraftwerken. Japan ist ein plastisches Beispiel für Transformationsresistenz. In Deutschland schreitet die Atomwende zwar durch die Abschaltung der letzten sechs Kernkraftwerke (2021 bzw. 2022) voran, jedoch sind weitere Schritte zu einem voll- ständigen Atomausstieg notwendig, u. a. die Schließung der Atomfabriken in Lingen und Gronau. Die Atomwende ist auch eine notwendige Bedingung für eine erfolg- reiche Endlagersuche. Fazit: Im vorliegenden Diskussionsbeitrag wird eine Vielzahl von Argumenten ge- prüft und am bestehenden Stand der Forschung abgeglichen. Dabei bestätigt sich die Einschätzung der Scientists for Future aus dem Diskussionsbeitrag „Klimaver- trägliche Energieversorgung für Deutschland“ vom Juli 2021, dass Kernenergie nicht in der Lage ist, in der verbleibenden Zeit einen sinnvollen Beitrag zum Umbau zu einer klimaverträglichen Energieversorgung zu leisten. Kernkraft ist zu gefährlich, zu teuer und zu langsam verfügbar; darüber hinaus ist Kernkraft zu transformationsresis- tent, d. h. sie blockiert den notwendigen sozial-ökologischen Transformationspro- zess, ohne den ambitionierte Klimaschutzziele nicht erreichbar sind. Schlagwörter: Klimakrise, Kernenergie, Klimaschutz, Klimapolitik, Energiepolitik, EU-Taxonomie, Deutschland, Endlagersuche, Energiewende, Große Transformation English Summary In light of the accelerating climate crisis, nuclear energy and its place in the future energy mix is being debated once again. Currently its share of global electricity gen- eration is about 10 percent. Some countries, international organizations, private businesses and scientists accord nuclear energy some kind of role in the pursuit of climate neutrality and in ending the era of fossil fuels. The IPCC, too, includes nuclear energy in its scenarios. On the other hand, the experience with commercial nuclear energy generation acquired over the past seven decades points to the significant technical, economic, and social risks involved. This paper reviews arguments in the areas of “technology and risks,” “economic viability,” ’timely availability,” and “com- patibility with social-ecological transformation processes.” Technology and risks: Catastrophes involving the release of radioactive material are always a real possibility, as illustrated by the major accidents in Three Mile Island, Chernobyl, and Fukushima. Also, since 1945, countless accidents have occurred wherever nuclear energy has been deployed. No significantly higher reliability is to be expected from the SMRs (“small modular reactors”) that are currently at the plan- ning stage. Even modern mathematical techniques, such as probabilistic security 3 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 analyses (PSAs), do not adequately reflect important factors, such as deficient secu- rity arrangements or rare natural disasters and thereby systematically underestimate the risks. Moreover, there is the ever-present proliferation risk of weapon-grade, highly enriched uranium, and plutonium. Most spent fuel rods are stored in scarcely protected surface containers or other interim solutions, often outside proper con- tainment structures. The safe storage of highly radioactive material, owing to a half- live of individual isotopes of over a million years, must be guaranteed for eons. Even if the risks involved for future generations cannot be authoritatively determined to- day, heavy burdens are undoubtedly externalized to the future. Nuclear energy and economic efficiency: The commercial use of nuclear energy was, in the 1950s, the by-product of military programmes. Not then, and not since, has nuclear energy been a competitive energy source. Even the continued use of existing plants is not economical, while investments into third generation reactors are pro- jected to require subsidies to the tune of billions of $ or €. The experience with the development of SMR concepts suggests that these are prone to lead to even higher electricity costs. Lastly, there are the considerable, currently largely unknown costs involved in dismantling nuclear power plants and in the safe storage of radioactive waste. Detailed analyses confirm that meeting ambitious climate goals (i. e. global heating of between 1.5° and below 2° Celsius) is well possible with renewables which, if system costs are considered, are also considerably cheaper than nuclear energy. Given, too, that nuclear power plants are not commercially insurable, the risks inherent in their operation must be borne by society at large. The currently hyped SMRs and the so-called Generation IV concepts (not light-water cooled) are technologically immature and far from commercially viable. Timely availability: Given the stagnating or – with the exception of China – slowing pace of nuclear power plant construction, and considering furthermore the limited innovation potential as well as the timeframe of two decades for planning and con- struction, nuclear power is not a viable tool to mitigate global heating. Since 1976, the number of nuclear power plants construction starts is declining. Currently, only 52 nuclear power plants are being built. Very few countries are pursuing respective plans. Traditional nuclear producers, such as Westinghouse (USA) and Framatome (France) are in dire straits financially and are not able to launch a significant number of new construction projects in the coming decade. It can be doubted whether Russia or China have the capacity to meet a hypothetically surging demand for nuclear en- ergy but, in any event, relying on them would be neither safe nor geopolitically de- sirable. Nuclear energy in the social-ecological transformation: The ultimate challenge of the great transformation, i. e. kicking off the socio-ecological reforms that will lead to a broadly supported, viable, climate-neutral energy system, lies in overcoming the drag (“lock-in”) of the old system that is dominated by fossil fuel interests. Yet, make no mistake, nuclear energy is of no use to support this process. In fact, it blocks it. The massive R&D investment required for a dead-end technology crowds out the devel- opment of sustainable technologies, such as those in the areas of renewables, energy storage and efficiency. Nuclear energy producers, given the competitive environ- ment they operate in, are incentivized to prevent – or minimize – investments in 4 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 renewables. For obvious technical as well as economic reasons, nuclear hydrogen – the often-proclaimed deus ex machina – cannot enhance the viability of nuclear power plants. Japan is an exhibit A of transformation resistance. In Germany the end of the atomic era proceeds, and the last six nuclear power stations will be switched off in 2021 and 2022, but further steps are still needed, most importantly the search for a safe storage facility for radioactive waste. By way of conclusion: The present analysis reviews a whole range of arguments based on the most recent and authoritative scientific literature. It confirms the assessment of the paper Climate-friendly energy supply for Germany – 16 points of orientation, pub- lished on 22 April 2021 by Scientists for Future (doi.org/10.5281/zenodo.4409334) that nuclear energy cannot, in the short time remaining before the climate tips, meaningfully contribute to a climate-neutral energy system. Nuclear energy is too dangerous, too expensive, and too sluggishly deployable to play a significant role in mitigating the climate crisis. In addition, nuclear energy is an obstacle to achieving the social-ecological transformation, without which ambitious climate goals are elusive. Key words: climate crisis, nuclear energy, climate protection, EU-taxonomy, Germany, final waste depository, great transformation. 5 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Inhaltsverzeichnis Kurzfassung .............................................................................................................................. 8 Technologie und Gefahrenpotenziale ............................................................................... 8 Wirtschaftlichkeit ................................................................................................................ 11 Zeitliche Verfügbarkeit ....................................................................................................... 13 Kernkraft in der sozial-ökologischen Transformation .................................................. 14 Fazit ........................................................................................................................................ 17 Langfassung ............................................................................................................................ 18 1. Technologie und Gefahrenpotenziale ........................................................................ 19 1.1 Das System der Kernspaltung ............................................................................ 19 1.2 Kernkraftwerke – Gefahren und Probleme ..................................................... 22 1.2.1 Überblick über die Probleme in Kernkraftwerken ............................. 22 1.2.2 Sicherheitsanforderungen ....................................................................... 23 1.2.3 Möglichkeiten und Grenzen probabilistischer Sicherheitsanalysen .................................................................................. 24 1.2.4 Alterung von Kernkraftwerken .............................................................. 25 1.2.5 Unfälle und Störungen ............................................................................. 26 1.2.6 Fukushima und danach ............................................................................ 27 1.2.7 Klimawandel und Risiken ........................................................................ 30 1.2.8 Ausbreitung von radioaktiven Schadstoffen ....................................... 32 1.2.9 SMR-Reaktorkonzepte („Small Modular Reactors“) ........................... 33 1.3 Gefahren und Probleme der Ver- und Entsorgung ........................................ 35 1.3.1 Vom Uranbergwerk zum Brennelement .............................................. 35 1.3.2 Zwischenlagerung, Wiederaufarbeitung, Abfallströme..................... 37 1.3.3 Transporte radioaktiver Stoffe ............................................................... 38 1.3.4 Endlagerung von hochradioaktiven Abfällen ...................................... 39 1.4 Zivil-militärische Ambivalenz der Kerntechnologie ....................................... 41 1.5 Zwischenfazit ......................................................................................................... 43 2. Wirtschaftlichkeit ........................................................................................................... 44 2.1 Einzelwirtschaftliche (betriebswirtschaftliche) Sicht ..................................... 45 2.1.1 Kurzfristig (Betrieb) .................................................................................. 45 2.1.2 Mittelfristig (Laufzeitverlängerungen) .................................................. 47 2.1.3 Langfristig (Neubauinvestitionen).......................................................... 49 2.2 Kosten für Rückbau und Endlagerung .............................................................. 53 2.2.1 Rückbau ...................................................................................................... 53 2.2.2 Endlager ...................................................................................................... 54 2.3 Energiewirtschaftliche Sicht und Energiesystemmodellierung ................... 55 2.3.1 Vergleich internationaler Energieszenarien ......................................... 55 2.3.2 Kernkraft Projektionen der IEA von 1993 bis 2021 .......................... 62 2.3.3 Energieeffizienz („efficiency first“) ........................................................ 62 2.4 Gesamtwirtschaftliche Betrachtung und ethische Perspektive .................. 63 2.4.1 Kernkraftrisiken und Versicherbarkeit ................................................. 63 2.4.2 Ethik ............................................................................................................. 64 2.5 Zwischenfazit ......................................................................................................... 65 3. Zeitliche Verfügbarkeit.................................................................................................. 66 6 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 3.1 Kraftwerksneubauten .......................................................................................... 67 3.2 Bauzeiten ................................................................................................................ 70 3.3 Konzentration von Reaktoranbietern ............................................................... 71 3.4 SMRs und nicht-Leichtwasser-basierte Reaktorkonzepte sind auf absehbare Zeit nicht verfügbar .......................................................................... 71 3.5 Zwischenfazit ......................................................................................................... 73 4. Kernkraft in der sozial-ökologischen Transformation ............................................. 74 4.1 Innovationsblockaden und Investitionsblockaden ......................................... 75 4.1.1 Innovationsblockaden .............................................................................. 75 4.1.2 Investitionsblockaden .............................................................................. 76 4.2 Grad der Transformationsresistenz .................................................................. 78 4.2.1 Das Beispiel Deutschland ........................................................................ 79 4.2.2 Das Beispiel Japan .................................................................................... 80 4.3 Nuklearer Wasserstoff ........................................................................................ 82 4.4 Atomwende als Bedingung für erfolgreiche Endlagerung atomarer Abfälle ..................................................................................................................... 85 4.5 Zwischenfazit ......................................................................................................... 86 5. Fazit ................................................................................................................................... 87 Literatur ................................................................................................................................... 88 7 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Kurzfassung Angesichts der sich beschleunigenden Klimakrise wird die Bedeutung der Kernkraft, die derzeit ca. 10 % der weltweiten Stromproduktion ausmacht, für den zukünftigen Energieträgermix diskutiert. Einige Länder, insbesondere die fünf Länder mit perma- nentem Sitz im UN-Sicherheitsrat (USA, Vereinigtes Königreich, Frankreich, Russ- land, China) sehen auch in der Zukunft eine gewisse Bedeutung der Kernenergie und bringen das auch in die Szenarienbildung internationaler Organisationen ein, vor al- lem in die Internationale Atomenergie-Organisation (IAEO, englisch: International Atomic Energy Agency IAEA), die Internationale Energie Agentur (IEA) sowie die Eu- ropäische Union („European Green Deal“). Diese Szenarien sehen bis 2050 steigende Stromproduktion aus Kernenergie vor. In vielen Szenarien des IPCC spielt Kernkraft ebenfalls eine (teilweise erhebliche) Rolle. Andererseits legen die Erfahrungen der letzten sieben Jahrzehnte mit der kommerziellen Nutzung der Kernkraft nahe, dass ein solcher Pfad mit erheblichen technischen, ökonomischen und gesellschaftlichen Risiken verbunden ist. So kamen die Scientists for Future 2021 in ihrem Diskussions- beitrag „Klimaverträgliche Energieversorgung für Deutschland“ zu dem Ergebnis, dass die Kernenergie mit großen Risiken belastet ist, nicht hinreichend schnell auf- gebaut werden kann und somit für die klimaverträgliche Energieversorgung Deutschlands keine Option ist. Vor dem Hintergrund dieser Diskussionen in Deutschland geht dieser Diskussions- beitrag auf die Thematik „Kernenergie und Klima“ ein. Darin wird nur die Energieer- zeugung durch Kernspaltung („Fission“) behandelt, während die Kernfusion, zu der ein erster Demonstrationsreaktor frühestens in der zweiten Hälfte des Jahrhunderts entwickelt wird, nicht thematisiert wird. Der Diskussionsbeitrag erörtert Argumente in den Bereichen „Technologie und Gefahrenpotenziale“, „Wirtschaftlichkeit“, „zeit- liche Verfügbarkeit“ sowie „Kernkraft in der sozial-ökologischen Transformation“ und zieht dann ein kurzes Fazit. Neben der Zusammenfassung liefert diese Kurzfas- sung sämtliche Ergebnisse in Übersichtsform; sie beruht auf einer Langfassung, wel- che vertiefende Erläuterungen und ausführliche Literaturverweise beinhaltet. (Siehe auch 1) Technologie und Gefahrenpotenziale 1. Das System der Kernspaltung Die wesentlichen Schritte zur Umsetzung von Kernspaltung in große Mengen Ener- gie erfolgten in den 1930er/40er Jahren im Kontext des Zweiten Weltkriegs zur Ent- wicklung von Atombomben. In heutigen Kernkraftwerken wird durch die Spaltung der Kerne von Uran-235 und Plutonium-239 sowie durch den Zerfall der Spaltpro- dukte im Reaktor Wärme erzeugt und damit Wasserdampf zur Stromerzeugung her- gestellt. Kernkraftwerke erfordern eine umfangreiche Infrastruktur der Ver- und Ent- sorgung, die mit erheblichen Gefahrenpotenzialen verbunden sind. Am Anfang steht der Abbau von Uran, gefolgt von dessen Aufbereitung. Es folgt die Umwandlung in Uranhexafluorid und die Anreicherung, dann die Konversion in Urandioxid und schließlich die Fertigung der Brennelemente. Nach ihrem Einsatz im Reaktor werden 8 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 die Brennelemente zunächst in den Abklingbecken der Kernkraftwerke, später in speziellen Zwischenlagern aufbewahrt. Nachdem die Radioaktivität und damit auch die Wärmeentwicklung im ausgedienten Brennstoff abgenommen haben, müssen die immer noch hochradioaktiven Brennelemente dauerhaft verpackt und einge- schlossen werden. Da nicht alle diese Schritte am selben Ort durchgeführt werden, sind mit dem Betrieb von Kernkraftwerken immer auch eine Vielzahl von Transpor- ten mit teils hochradioaktiven Abfällen verbunden, die ein potenzielles Sicherheits- risiko darstellen. Vereinzelt wird der Brennstoff nach dem Einsatz im Kraftwerk wie- deraufgearbeitet. Das Plutonium wird dabei für die Herstellung neuer, sogenannter Mischoxid-Brennelemente (MOX) eingesetzt. Bei diesen primär chemischen Vorgän- gen entstehen zusätzliche radioaktive Abfallströme, schwach- und mittelradioaktive Abfälle ebenso wie hochradioaktive Reststoffe. Die letzte Station ist die Endlagerung radioaktiver Abfälle. (Siehe auch 1.1) 2. Unfälle mit Freisetzung radioaktiver Schadstoffe trotz verbesserter Methoden immer möglich In Kernkraftwerken sind jederzeit katastrophale Unfälle mit großen Freisetzungen radioaktiver Schadstoffe möglich. Ein weites Spektrum von Ereignissen kann dazu führen: technische Ausfälle, naturbedingte Einwirkungen, unfallbedingte oder bös- willige menschliche Einflüsse u. v. m. Derartige Unfälle haben räumlich und zeitlich weitreichende Auswirkungen. Dies zeigen nicht nur die Großunfälle, z. B. die Kata- strophen von Tschernobyl und Fukushima, sondern auch eine Vielzahl von Unfällen, die sich seit 1945 in jedem Jahrzehnt und in jeder Region, die Kernenergie nutzt, ereignet haben. Moderne Modellrechenverfahren legen zwar teilweise niedrige Ein- trittswahrscheinlichkeiten für Unfälle in Kernkraftwerken nahe, jedoch bilden sie die tatsächlichen Risiken nur unvollständig ab und können bisher unbekannte technische und menschliche Risiken nicht berücksichtigen, z. B. Mängel in der Sicherheitskultur oder seltene Naturereignisse; somit unterschätzen sie die Gefahren systematisch. Darüber hinaus besteht permanent die Gefahr des Missbrauchs von waffenfähigem Spaltmaterial, wie hochangereichertes Uran bzw. Plutonium, für terroristische Zwe- cke und andere Proliferation. Auch von SMR-Konzepten („Small Modular Reactors“, d. h. Anlagen mit einer Leistung unter 300 MWel), welche derzeit entwickelt werden, kann keine signifikant höhere Zuverlässigkeit erwartet werden. Würde tatsächlich eine große Zahl von SMR-Anlagen realisiert, bedeutete dies auch eine große Zahl verschiedener Standorte und damit verbundener Transporte. (Siehe auch 1.2) 3. Hohes Gefahrenpotenzial auch bei der Ver- und Entsor- gung Auch bei der Versorgung von Kernkraftwerken mit Brennelementen und nach dem Einsatz im Reaktor können erhebliche Gefahren entstehen. Dies betrifft den Uran- abbau (Abraumbildung, Wasserverschmutzung, Staub), die Rückstände der Urankon- zentrationsanlagen (sogenannte „Tailings“) sowie die Abfallprodukte der Anreiche- rung im Gaszentrifugenverfahren (sogenanntes „abgereichertes“ Uran), welche in großen Mengen zwischengelagert werden müssen und deren langfristige Lagerung bis heute oftmals ungeklärt ist. Die Wiederaufarbeitung benutzter Brennstäbe ist ein 9 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 komplexes chemisches Verfahren zur Abtrennung von Uran und Plutonium; sie ist störanfällig und es entstehen radioaktive Abfälle verschiedener Kategorien. Der weltweit größte Teil der abgebrannten Brennelemente lagert derzeit relativ unge- schützt in Abklingbecken oder in als Zwischenlösung gedachten Nass- und Trocken- lagern, meistens außerhalb des Schutzmantels („Containment“). Unkontrollierte, schwere radioaktive Freisetzungen aus den Becken, insbesondere bei einem Brand, sind möglich. Auch die Zwischenlagerung in Behältern („Castoren“) ist gefährlich und kann Ziel externer Angriff sein; allein in Deutschland gibt es 26 Zwischenlager, von denen einige in den kommenden Jahren an die Grenze der Genehmigungszeiten kommen. Die Endlagerung hochradioaktiver Abfälle muss aufgrund hoher Halb- wertszeiten für über eine Millionen Jahre sicher gewährleistet werden. Die damit verbundenen Langfristrisiken sind aus heutiger Perspektive nicht überschaubar und weisen zukünftigen Generationen erhebliche Lasten zu. (Siehe auch 1.3) 4. Dauerhafte Probleme zivil-militärischer Ambivalenz der Kernenergie Die Nutzung der Kernenergie wurzelt in den militärischen wissenschaftlich-techno- logischen Kernwaffenprogrammen der 1940er und 1950er Jahre. Darauf sollte die Kerntechnologie für „zivile“, d. h. wirtschaftlich nutzbare, nicht-militärische Zwecke aufbauen, die ab den 1950er Jahren vorbereitet wurde und zu mehreren hundert Kernkraftwerken in heute etwa 30 Ländern führte. Weite Bereiche der in Kernener- gieprogrammen genutzten Nukleartechnologien und Materialien sind daher zivil-mi- litärisch ambivalent. So konnten und können Bestrebungen in Richtung auf Kernwaf- fenbesitz oder sogar regelrechte geheime Waffenprogramme unter dem Deckmantel zivil deklarierter Nuklearprogramme stattfinden. Als ein wesentliches internationales Instrumentarium, um zumindest die Ausweitung der Kernwaffen besitzenden Staa- ten einzudämmen, wird der Nichtverbreitungsvertrag (NVV) angesehen, der 1970 in Kraft trat und 1995 auf unbegrenzte Zeit verlängert wurde. Die Möglichkeiten und Befugnisse der Kontrollbehörde (IAEO) gehen allerdings nicht so weit, dass die intrin- sische zivil-militärische Ambivalenz der Kernenergienutzung außer Kraft gesetzt werden könnte. Ein weiterer Aspekt ist das radiologische Gefahrenpotential durch Anlagen im Bereich der Kernenergienutzung in kriegerischen Auseinandersetzungen, welche zu massiven Radioaktivitätsfreisetzungen führen können, die radiologischen Folgewirkungen eines Kernwaffeneinsatzes bei weitem übertreffen. (Siehe auch 1.4) 5. Zwischenfazit: Kernkraft ist zu gefährlich Kernkraftwerke sind keine konventionellen Stromerzeugungsanlagen, sondern wur- den als Nebenprodukt militärischer Entwicklungsprogramme gebaut und unterliegen bis heute der zivil-militärischen Ambivalenz. Eine technische Betrachtung des Sys- temguts Kernkraft legt eine Vielzahl von nicht vollständig beherrschbaren Risiken und Unsicherheiten offen. Die Gefahren, die von Kernkraftwerken ausgehen, sind außerdem nicht zuverlässig quantitativ zu ermitteln. Gefahren für Menschen und Umwelt in den Bereichen der Ver- und Entsorgung (insbesondere Urangewinnung und –verarbeitung, Transport, Zwischenlagerung, Endlagerung) machen die Kern- kraft für ein nachhaltiges Energiesystem untauglich. Die Gefahren der Proliferation 10 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 von kernwaffentauglichem Spaltmaterial sind erheblich. Besonders schwerwiegend sind die ungelösten Probleme der Endlagerung, die Sicherheitsbetrachtungen über eine Million Jahre erfordern. Vor dem Hintergrund zahlreich verfügbarer erneuerbarer Energiequellen ist Kernkraft zu gefährlich, um in der kommerziellen Energiewirtschaft eingesetzt zu werden und eine Rolle zur Bekämpfung des Klimawandels zu spielen. (Siehe auch 1.5) Wirtschaftlichkeit 6. Kernkraft ist unwirtschaftlich Die kommerzielle Kernenergieerzeugung war von Anfang an, d. h. den 1950er Jah- ren, teurer als andere Technologien. An dieser Tatsache, die anlässlich der überhöh- ten Kosten des ersten kommerziellen US-Reaktors in Shippingport (Pennsylvania, USA) im Jahr 1957 erstmals beobachtet wurde, hat sich bis heute nichts geändert. Im Gegenteil: Heute wie damals sind Kernkraftwerke nicht privatwirtschaftlich fi- nanzierbar und benötigen staatliche Finanzierung oder spezifische Rahmenbedin- gungen, wie z. B. Gebietsmonopole oder Abnahmegarantien. Im letzten Jahrzehnt sind die Stromgestehungskosten für Kernenergie noch einmal um etwa ein Drittel gestiegen, während jene der Schlüsseltechnologien im erneuerbaren Bereich drama- tisch gesunken sind. Beim Neubau von Kernkraftwerken der aktuellen 3. Generation muss mit Verlusten in Höhe mehrere Milliarden US-$ bzw. € gerechnet werden. Kernkraftwerke sind selbst im laufenden Betrieb zunehmend anderen Energieträ- gern kostenseitig unterlegen. Auch der Klimawandel verschlechtert die Wettbe- werbsfähigkeit. So senkt zum Beispiel der klimawandelbedingte Anstieg der Wasser- temperaturen den Wirkungsgrad der Kernkraftwerke. Auch sind in Zukunft häufigere Ausfällen durch klimawandelbedingte Extremereignisse (z. B. Niedrigwas- ser, Überschwemmungen, Tornados) zu erwarten. Laufzeitverlängerungen sind nicht nur riskant, sondern erfordern i. d. R. auch teure Nachrüstungen, die aber auch nicht garantieren können, dass die betreffenden Kernkraftwerke nicht doch aus wirt- schaftlichen Gründen vorzeitig vom Netz gehen, wie im letzten Jahrzehnt mehrfach in den USA beobachtet. (Siehe auch 2.1) 7. Hohe und unsichere Kosten bei Rückbau und Endlagerung Zusätzliche Kosten für den Rückbau, die Endlagerung sowie auch die gesellschaftli- chen Kosten von Unfällen werden in diesen Wirtschaftlichkeitsrechnungen noch nicht einmal berücksichtigt. Sowohl für den Rückbauprozess als auch die Endlage- rung fehlen empirische Unterlegungen für die Kostenschätzungen. Mitte 2020 be- fanden sich weltweit 169 Reaktoren in verschiedensten Phasen des Rückbaus, ins- gesamt haben jedoch nur 20 Reaktoren den Rückbau technisch abgeschlossen. Wo erste Erfahrungen vorliegen, wie etwa in Deutschland, sind die Kosten für den Rück- bau enorm und gleichzeitig mit hohen Unsicherheiten verbunden. Für die Endlage- rung wurden in Deutschland 2017 24,1 Milliarden € in einen sogenannten Entsor- gungsfonds eingezahlt. Durch entsprechende Anlagen sollen die darin zur Verfügung gestellten Mittel später auf rund 170 Milliarden Euro ansteigen. Aus heutiger Sicht 11 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 ist weder absehbar, ob die avisierten Renditen erreicht werden können, noch ob diese Summen letztendlich ausreichen werden. (Siehe auch 2.2) 8. Energiesystembetrachtung legt rückläufige Bedeutung von Kernkraft nahe Energiewirtschaftliche Analysen zeigen, dass die Einhaltung des 1,5 – 2 °-Ziels ohne Kernenergie nicht nur möglich, sondern auch unter Berücksichtigung von System- kosten mit erneuerbaren Energien kostengünstiger ist. Im Gegensatz zum in den ver- gangenen Jahrzehnten tatsächlich beobachteten Realisierungsgrad gehen einige in- ternationale Organisationen wie die IEA oder IAEO bei ihren Zukunftsprognosen nach wie vor von einem erheblichen Kapazitätszubau der Kernenergie aus. Dabei sind durchweg intransparente Kostenbetrachtungen festzustellen bzw. – im Falle von Szenarien für den IPCC – infolge erheblich verzerrter Kostenannahmen keine realistischen Szenarien im Bereich der Kernkraft zu erwarten. Insgesamt weisen Sze- narien, die von einem deutlichen Anstieg der Stromerzeugung aus Kernkraft ausge- hen, im Regelfall mindestens eines der folgenden Merkmale auf: unrealistisch nied- rige Investitionskosten für Kernkraft, veraltete und damit zu hohe Kostenannahmen bei erneuerbaren Energien und deutlich zu hohe Systemintegrationskosten von er- neuerbaren Energien. (Siehe auch 2.3) 9. Unfallrisiken sind nicht versicherbar und werden soziali- siert Risiken der Kernkraft für Menschen und Umwelt sind weltweit nicht versicherbar. Zwar sind Unfallrisiken während der Bauphase und Betriebsausfallrisiken versicher- bar, nicht jedoch das wesentliche Risiko von Betriebsunfällen und der Schädigung durch Verstrahlung. Aufgrund der potenziell riesigen Schadenssummen wäre die Versicherung nicht bezahlbar, wodurch sämtliche potenzielle Schäden, jenseits von relativ geringen Pauschalbeträgen, von der Gesellschaft getragen werden. Diese Be- träge sind marginal im Vergleich zu den (schwer abschätzbaren) Kosten, die mit ei- nem nuklearen Unfall verbunden sind. Die Haftpflicht der Kernkraftwerksbetreiber trägt einen eher symbolischen Charakter. So wurden 2019 die Gesamtkosten des Unfalls von Fukushima nur am Standort sowie außerhalb des Geländes des Kern- kraftwerks auf 330 – 760 Mrd. US $ geschätzt. (Siehe auch 2.4) 10. Zwischenfazit: Kernkraft ist zu teuer Kernkraft ist zu teuer, um in einem nachhaltigen Energiesystem einen positiven Bei- trag leisten zu können. Die einzelwirtschaftliche Analyse zeigt, dass Kernkraftwerke in der kurzen Frist, selbst im laufenden Betrieb, zunehmend anderen Energieträgern kostenseitig unterlegen sind. Laufzeitverlängerungen sind nicht nur riskant, sondern auch teuer und liefern keine Garantie, dass das Kernkraftwerk nicht doch aus wirt- schaftlichen Gründen vorzeitig vom Netz geht. Investitionen in neue Kernkraftwerke sind nicht profitabel. Auch eine Verlängerung der Reaktorlaufzeiten auf 60 Jahre verbessert die Ergebnisse nicht wesentlich. Zusätzliche Kosten für den Rückbau, die Endlagerung, wie auch die gesamtgesellschaftlichen Kosten von Unfällen werden in den Gesamtbaukosten noch nicht einmal berücksichtigt. Die energiewirtschaftliche 12 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Analyse zeigt, dass die Einhaltung des 1,5 °-Ziels ohne fossile Energieträger und ohne Kernenergie nicht nur möglich ist, sondern auch unter Berücksichtigung von System- kosten der erneuerbaren Energien kostengünstig ist. (Siehe auch 2.5) Zeitliche Verfügbarkeit 11. Wenige KKW-Neubauten weltweit Die Anzahl von Kernkraftwerksneubauten ist bereits seit 1976 stark rückläufig. Ak- tuell werden weltweit lediglich 52 Kernkraftwerke gebaut, davon 15 in China, sieben in Indien und drei in Russland. In westlichen Marktwirtschaften findet mit wenigen Ausnahmen (u. a. Frankreich, Großbritannien, Finnland und USA) kein Bau von neuen Kernkraftwerken mehr statt. Jährlich werden mehr Kernkraftwerke abgeschaltet als neue in Betrieb genommen werden. Es gibt sehr wenige Länder, die neu in die Kern- energie einsteigen. Nach dem Einstieg der Volksrepublik China im Jahr 1991 mit der Inbetriebnahme des ersten Kernkraftwerks haben lediglich drei weitere Länder zum ersten Mal einen Reaktor in Betrieb genommen: Rumänien (1996), die Vereinigten Arabischen Emirate (2020) und Belarus (2020). Zwei weitere Länder haben mit dem Bau von Kernkraftwerken begonnen, aber noch keinen Reaktor in Betrieb genom- men: Bangladesch (Baubeginn in 2017) und die Türkei (Baubeginn 2018). Ob, und wenn ja, wann diese Reaktoren Strom ins Netz einspeisen werden, ist unklar. (Siehe auch 3.1) 12. Starke Verzögerungen bei Planung und Bau Angesichts des geringen Ausbaus in den vergangenen Jahrzehnten ist eine Verviel- fachung des Kernkraftausbaus in den nächsten beiden Jahrzehnten unwahrschein- lich. Dazu kommt, dass die geplanten Bauzeiten für Kernkraftwerke systematisch unterschätzt werden. Mitte 2020 waren für die 52 im Bau befindlichen Reaktoren durchschnittlich 7,3 Jahre seit Baubeginn vergangen und viele waren noch weit von der Fertigstellung entfernt. Im letzten Jahrzehnt wurden in neun Ländern 63 Reak- toren fertiggestellt (davon 37 alleine in China), mit einer durchschnittlichen Bauzeit von fast 10 Jahren. Sollten die aktuell gebauten drei Kernkraftwerke in den USA, Frankreich und Finnland Mitte der 2020er Jahre ihren Betrieb aufnehmen, waren diese mehr als 15 Jahre im Bau, mehr als drei Mal so lang wie ursprünglich geplant. Nicht enthalten in diesen langen Zeiträumen sind Planungs-, Entwicklungs- und Li- zenzierungszeiten, die noch vor einem etwaigen Baustart einzuplanen sind. (Siehe auch 3.2) 13. Konzentration von Reaktoranbietern Ein massiver Ausbau der Kernkraft scheitert aber auch an der industriellen Durch- führbarkeit. Die große Anzahl von Reaktorherstellern in der Anfangszeit der Kern- energie wurde zunächst durch eine industrielle Umstrukturierung in den 1970er Jah- ren reduziert, da der Markt nicht groß genug war. Der Rückgang der Bautätigkeit in den 1980er Jahren förderte eine weitere Konsolidierung. Traditionelle Hersteller wie Westinghouse (USA) und Framatome (Frankreich) sind finanziell angeschlagen und nicht in der Lage, im nächsten Jahrzehnt eine große Anzahl an Neubauprojekten in 13 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Angriff zu nehmen. Zwar ist Russland seit 2000 international zu einem aufstreben- den Anbieter geworden; daneben ist China mit einem eigenen Reaktordesign auch in diesen Markt eingetreten. Jedoch ist zu bezweifeln, dass Russland oder China in der Lage sind, eine eventuell auftretende internationale Nachfrage nach Kernkraft- werken zu versorgen. Darüber hinaus wäre diese Entwicklung auch aus geopoliti- schen Überlegungen bzgl. der Abhängigkeit des Energiesystems von diesen Ländern nicht anstrebenswert. (Siehe auch 3.3) 14. SMR-Konzepte („Small Modular Reactors“) auf absehbare Zeit nicht verfügbar Vor dem Hintergrund der Bekämpfung der Klimakrise werden vermehrt SMR-Kon- zepte (sog. „Small Modular Reactors“) und Kernkraftwerke der sogenannten vierten Generation als mögliche Lösungen angebracht. Beide Konzeptgruppen sind nicht neu; im Gegenteil beide gehen auf die Frühzeit der Kernkraft in den 1950er Jahre zurück. Aber auch hier scheitert es an der industriellen Umsetzbarkeit und langen Zeiträumen. In den kommenden zwei bis drei Jahrzehnten ist nicht mit einem kom- merziellen Einsatz zu rechnen. Die aktuell diskutierten SMR-Konzepte sind noch sehr weit von einem möglichen kommerziellen Einsatz entfernt. Aktuelle Beobachtungen zeigen, dass Planungs-, Entwicklungs- und Bauzeiten die ursprünglich geplanten Zeithorizonte in der Regel auch hier erheblich übersteigen. Aktuell diskutierte SMR- Konzepte sehen eine geplante elektrische Leistung von 1,5 – 300 Megawatt vor. Dies bedeutet, dass alleine zum Ersatz des aktuellen Kraftwerksparks mehrere tausend SMR-Anlagen gebauten werden müssten. Außerdem würde ein weltweiter Einsatz auch eine internationale Standardisierung der regulatorischen Anforderungen erfor- derlich machen. Jedoch liegen bislang keine spezifischen nationalen oder internatio- nalen Sicherheitsstandards vor. (Siehe auch 3.4) 15. Zwischenfazit: Kernkraft ist zu langsam verfügbar Aus der Dringlichkeitsperspektive des Klimawandels kann die Kernenergie somit kei- nen wesentlichen Beitrag zur Emissionsminderung leisten, weil sie zu langsam verfüg- bar wäre. Wenn, wie in Deutschland, ein Zielkorridor bis zur Klimaneutralität 2035 – 2045 vorausgesetzt wird, können der Neubau oder gar die Entwicklung neuer Reak- torlinien wegen der langen Entwicklungs- bzw. Bauzeiten von Kernkraftwerken keine Rolle spielen. Selbiges gilt auch für europäische bzw. globale Klimaschutzziele. (Siehe auch 3.5) Kernkraft in der sozial-ökologischen Transformation 16. Kernkraft schafft Innovations- und Investitionsblockaden Die Weiterführung der Kernkraft bzw. sogar evtl. der Bau neuer Kernkraftwerke ge- fährden den Prozess der „großen Transformation“, d. h. der sozial-ökologischen Re- formen in Richtung zu einem gesellschaftlich gestützten, zukunftsfähigen, klimaneut- ralen Energiesystem. Im Mittelpunkt steht hierbei der Ausstieg aus allen fossilen 14 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Energieträgern (Kohle, Öl und Erdgas) und dem gleichzeitigen Umbau des Energie- systems hin zu erneuerbaren Energieträgern. Die größeren Herausforderungen sind die Überwindung von Lock-In-Effekten, die uns von fossil-fissiler Infrastruktur ab- hängig gemacht haben, welche auf zentralen Großkraftwerken zur Stromproduktion und einer Grundlastlogik beruht. Die Stromerzeugung durch Kernkraft und durch va- riable erneuerbare Energien stehen in Konkurrenz zueinander, sowohl bei der Ver- marktung des erzeugten Stromes als auch im Wettbewerb um die Akquise von For- schungsgeldern zur Entwicklung von Innovationen. Gleichzeitig werden die Betrei- ber von Kernkraftwerken aus betriebswirtschaftlichen Gründen, also der Sicherstel- lung der Abnahme ihres produzierten Stromes, Investitionen in konkurrierende er- neuerbare Energien stark zu beschränken versuchen. Kernkraftinvestitionen, privat- oder staatlich, stellen daher immer eine Investitionsblockade für den benötigten ra- dikalen Ausbau der erneuerbaren Energien dar. Eine erhebliche Förderung von Kern- energieforschung und -entwicklung würde gleichsam eine Innovationsblockade für risikominimale Klimaschutztechnologien wie erneuerbare Energien und Energieeffi- zienz darstellen und wirkt dadurch transformationsresistent. (Siehe auch 4.1) 17. Transformationsresistenz am Beispiel von Deutschland und Japan In Deutschland wurde im Jahre 2011 mit dem Atomgesetz die Beendigung der kom- merziellen Erzeugung von Kernenergiestrom eingeleitet. Vorausgegangen war dieser Entscheidung ein jahrzehntelanger Konflikt, der in den 1970er Jahren von Umwelt- schützer:innen, der Zivilgesellschaft und weiteren Kritiker:innen der Kernkraft be- gonnen wurde; dies war gleichsam auch der Startschuss für die „Energiewende“ in Deutschland, welche 2011 entscheidend beschleunigt wurde. Auch deswegen be- findet sich das Energiesystem im Deutschland in einer Situation, in welcher die Transformation hin zu einem klimaneutralen Energiesystem nicht nur technisch mög- lich ist, sondern sich auch als ökonomisch sinnvoll gegenüber einem Weiterbetrieb des fossil und kerntechnisch geprägten Energiesystems der Vergangenheit darstellt. Dem gegenüber steht das Beispiel von Japan, das sich als Inselland u. a. aus Gründen der Versorgungssicherheit nach den Ölkrisen der 1970er Jahre in die scheinbar ver- sorgungssichere Abhängigkeit von Kernenergie begeben hat. Das Ende 2020 von der japanischen Regierung gesetzte, neue Ziel „netto Nullemissionen in 2050“ ist erstens nur mit massivem Ausbau erneuerbarer Stromerzeugung und zweitens dem dafür notwendigen enormen jährlichen Investitionsaufwand (für Effizienztechnologien, Er- neuerbare und Wasserstoff aus Erneuerbaren) erreichbar. Solange jedoch ein end- gültiges Ausstiegsdatum für die bestehenden, aber nicht genutzten nuklearen Kraft- werkskapazitäten – derzeit 24 Blöcke – ungeklärt bleibt, wird die Innovations- und Investitionsneigung für klimaverträglichere und risikoärmere Alternativen bei den Kernkraftwerksbetreibern gering bleiben. 18. Nuklearer Wasserstoff ist keine Alternative Die Rolle des Wasserstoffes bzw. dessen Derivate wird aktuell ebenfalls kontrovers diskutiert. Fest steht, dass Wasserstoff für eine saisonale Langzeitspeicherung in ei- 15 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 nem erneuerbaren Energiesystem wichtig ist, und dass bestimmte industrielle Pro- zesse auf Wasserstoff angewiesen sein werden. Es ist jedoch auch klar, dass nur sol- cher Wasserstoff als klimaneutral bezeichnet werden kann, der aus zusätzlich instal- lierten erneuerbaren Energien hergestellt wird. Aus technischer Sicht kann Strom aus Kernkraft die Elektrolyse betreiben und damit nuklearen Wasserstoff produzieren. Um einen Elektrolyseur wirtschaftlich betreiben zu können, braucht dieser jedoch eine hohe Auslastung (Volllaststunden), welche ein Kernkraftwerk nur durch Über- schussstrom nicht bereitstellen kann. Gleichzeitig wird der nukleare Wasserstoff im- mer in Konkurrenz zu erneuerbar erzeugtem Wasserstoff stehen, welcher aufgrund der deutlich geringeren Stromgestehungskosten die günstigere Variante sein wird. Neue Technologien, wie zum Beispiel die Hochtemperaturdampf-Elektrolyse oder die thermochemische Wasserspaltung sind noch nicht Stand der Technik und kön- nen nicht im laufenden Jahrzehnt realisiert werden. Damit bieten diese Optionen, ungeachtet der weiteren sozio-technischen Problematiken, allein schon aufgrund der zeitlichen Dringlichkeit des Transformationsprozesses keine Lösung. (Siehe auch 4.3) 19. Atomwende als Bedingung für erfolgreiche Endlagerung Die Beendigung der kommerziellen Nutzung von Kernkraft, und damit die Beendi- gung der Erzeugung zusätzlicher radioaktiver Abfälle, ist auch notwendig, um den sozio-technischen Prozess der Endlagerung erfolgreich zu bewältigen. In Deutsch- land fällt die atompolitische Wende gleichsam originär mit der Energiewende zusam- men, entstand letztere doch vor allem aus der Anti-Atombewegung der 1960er/70er Jahre. Die Atomwende reicht weit über die bevorstehende Schließung von Kern- kraftwerken und der Endlagersuche hinaus und beinhaltet u. a. die Schließung der Atomfabriken in Lingen und Gronau, den Schulterschluss der atomkritischen Staaten, das Eintreten gegen Laufzeitverlängerungen sowie die Beendigung der Subventio- nen von Kernkraftwerken in der EU und darüber hinaus. Auch das Bundesamt für die Sicherheit der nuklearen Entsorgung in Deutschland (BASE), die Regulierungsbe- hörde für das Standortauswahlverfahren, hat die Atomwende als eine Erfolgsbedin- gung für die Endlagersuche identifiziert und Laufzeitverlängerungen oder gar den Neubau von Kernkraftwerken damit ausgeschlossen. (Siehe auch 4.4) 20. Zwischenfazit: Kernenergie ist zu transformationsresis- tent Für die weltweiten Dekarbonisierungsszenarien bis 2050 sind ein stark forcierter Ausbau erneuerbarer Stromerzeugung und eine massive Steigerung der Energieeffi- zienz als Hauptstrategien gesetzt. Für diesen fundamentalen Strukturwandel ist das Nuklearsystem und die Kernkraftproduktion in zeitlicher, ökonomischer und system- orientierter Hinsicht ein massives Innovations- und Investitionshemmnis. Japan ist für diesen strukturellen Lock-in-Effekt bisher ein besonders plastisches Negativbei- spiel, Deutschland nach dem endgültigen Ausstiegsbeschluss 2011 insofern ein Po- sitivbeispiel, weil dadurch – u. a. gestützt auf das EEG – Dynamiken für einen erneu- erbaren Stromausbau möglich wurden. Doch auch nach der Beendigung der kom- 16 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 merziellen Nutzung der Kernkraft in Deutschland stellt die Herausforderung der Schaffung eines Endlagers für die hochradioaktiven Hinterlassenschaften eine ge- waltige gesamtgesellschaftliche Aufgabe dar. (Siehe auch 4.5) Fazit Im vorliegenden Diskussionsbeitrag wird eine Vielzahl von Argumenten geprüft und am Stand der Forschung abgeglichen. Dabei bestätigt sich die Einschätzung der Scientists for Future aus dem Diskussionsbeitrag „Klimaverträgliche Energieversorgung für Deutschland“, dass Kernenergie nicht in der Lage ist, in der verbleibenden Zeit einen sinnvollen Beitrag zum Umbau zu einer klimaverträglichen Energieversorgung zu leisten. Kernkraft ist zu gefährlich, zu teuer und zu langsam verfügbar; darüber hinaus ist Kernkraft zu transformationsresistent, d. h. sie blockiert den notwendigen sozial-ökologischen Transformationsprozess, ohne den ambitionierte Klimaschutzziele nicht erreichbar sind. Dies gilt auch für aktuelle diskutierte Laufzeitverlängerungen und Forschungsbemühungen um noch nicht etablierte Reaktorkonzepte. Angesichts der Perspektive einer technisch und ökonomisch darstellbaren Vollversorgung mit erneuerbaren Energien ist Kernkraft nicht nur keine sinnvolle Option zur Bekämpfung der Klimakrise, sondern es sollte proaktiv auf das Blockadepotenzial von Kernkraft für die sozial-ökologischen Transformation hingewiesen werden. 17 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Langfassung Angesichts der sich beschleunigenden Klimakrise wird die Bedeutung der Kernkraft, die derzeit ca. 10 % der weltweiten Stromproduktion ausmacht, für den zukünftigen Energieträgermix diskutiert. Sowohl in Deutschland als auch international gibt es ei- nen breiten Konsens zur raschen Beendigung der Nutzung fossiler Energieträger und den Übergang zu einem weitgehend auf erneuerbaren Energien beruhendem Sys- tem. Jedoch gibt es hinsichtlich der Kernkraft unterschiedliche Einschätzungen. Einige Länder, insbesondere die fünf Länder mit permanentem Sitz im UN-Sicher- heitsrat (USA, Vereinigtes Königreich, Frankreich, Russland, China) sehen auch in der 2 Zukunft eine gewisse Bedeutung der Kernenergie und bringen das auch in die Sze- narienbildung internationaler Organisationen ein, vor allem in die Internationale Atomenergie-Organisation (IAEO, engl.: International Atomic Energy Agency IAEA), die Internationale Energie Agentur (IEA) sowie die Europäischen Union („European Green Deal“); diese Szenarien sehen bis 2050 steigende Stromproduktion aus 3 Kernenergie vor. In vielen Szenarien des IPCC spielt Kernkraft ebenfalls eine (teil- weise erhebliche) Rolle (IPCC, 2014b, 2018). Neben traditionellen Forschungsinsti- tuten gib es seit einigen Jahren auch zunehmend privatwirtschaftliche Unternehmen, die sich um staatlich finanzierte Forschungsaufträge bewerben, z. B. TerraPower, an 4 der Bill Gates beteiligt ist. Auch im Bereich der Grundlagenforschung werden in Deutschland, der EU und weltweit noch erhebliche Forschungs- und Entwicklungs- 5 aktivitäten finanziert, u. a. im Bereich der Reaktorentwicklung sowie der Partitionie- rung und Transmutation. Zwar erfolgt in Deutschland das Ende der kommerziellen Nutzung entsprechend der 13. Novelle des Atomgesetzes (2011) zum Ende 2022, jedoch gibt es auch hierzulande eine Diskussion zur Kernkraft und zur Beteiligung deutscher Unternehmen sowie des Staates an Kerntechnik wie Anreicherung (Urenco in Gronau), Brennelementeherstellung (Lingen) und Forschung (z. B. KIT Karlsruhe). Andererseits legen die Erfahrungen der letzten sieben Jahrzehnte mit der kommer- ziellen Nutzung der Kernkraft nahe, dass ein solcher Pfad mit erheblichen techni- 6 schen, ökonomischen und gesellschaftlichen Risiken verbunden ist. Darüber hinaus weisen Entwicklungen in der Energiesystemanalyse und der Praxis darauf hin, dass eine Vollversorgung mit erneuerbaren Energien sowohl technisch als auch ökono- misch darstellbar ist und auch gesellschaftlich eine höhere Akzeptanz aufweist. So kamen die Scientists for Future in ihrem Diskussionsbeitrag „Klimaverträgliche Ener- gieversorgung für Deutschland“ zu dem Ergebnis: „Die Kernenergie ist mit großen 2 Vgl. die umfassenden Länderberichte der IAEA (www.iaea.org/) sowie des World Nuclear Industry Status Report (www.worldnuclearreport.org/) (online verfügbar, abgerufen am 29. 09.2021. Dies gilt auch für alle anderen Online-Quellen dieses Berichts, sofern nicht anders vermerkt). 3 European Commission, 2020; IAEA, 2020b; IEA, 2020, 2021. 4 www.terrapower.com/ sowie Gates, 2021. 5 www.gen-4.org/gif/ (zuletzt geprüft am 29.09.21), bzw. Frieß et al. (2021). 6 Bracken, 2012; Davis, 2012; Pistner & Englert, 2017. 18 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Risiken belastet und kann nicht hinreichend schnell aufgebaut werden“, sodass sie 7 für die klimaverträgliche Energieversorgung Deutschlands keine Option ist. Vor dem Hintergrund dieser Diskussionen sowohl in Deutschland als auch in Europa und weltweit legen die Scientists for Future Deutschland die vorliegende Stellung- nahme zu „Kernenergie und Klima“ vor. Nach einer eingehenden Diskussion hat sich Ende 2020 eine Arbeitsgruppe gebildet, die im Juni 2021 einen Entwurf vorgelegt hat. Nach einem Review-Prozess wird dieser Beitrag nunmehr veröffentlicht. Die Stellungnahme fokussiert auf Kernspaltung, die im Mittelpunkt der Diskussionen steht; auf Kernfusion, die noch Jahrzehnte von ernsthaften Demonstrationsanlagen 8 entfernt ist, wird nicht eingegangen. In dem Diskussionsbeitrag werden die Argu- mente in vier Bereichen vertieft: Technologie und Gefahrenpotenziale (Abschnitt 1), Wirtschaftlichkeit (Abschnitt 2), zeitliche Verfügbarkeit (Abschnitt 3) sowie Kompa- tibilität mit dem sozial-ökologischen Transformationsprozess, ohne den ambitio- nierte Klimaschutzziele nicht erreichbar sind (Abschnitt 4). Abschnitt 5 zieht das Ge- samtfazit. 1. Technologie und Gefahrenpotenziale Es gibt zwei grundsätzlich verschiedene Möglichkeiten der Nutzung von Kernener- gie. Bei der Kernspaltung („Fission“) zerbricht ein schwerer Atomkern in leichtere Ele- mente und gibt dabei Energie ab; bei der Kernfusion verschmelzen dagegen leichte zu schwereren Kernen und geben dabei Energie ab. Da Kernfusion als industriell 9 nutzbare Energiequelle auf absehbare Zeit nicht zur Verfügung steht, betrachten wir an dieser Stelle nur die Kernspaltung sowie die vor- und nachgelagerten Stufen. Dabei wird insbesondere auf Probleme und Gefahrenpotenziale entlang der Pro- zesse eingegangen, die durch technische und menschliche Risiken bei der Kernener- gie auftreten. 1.1 Das System der Kernspaltung Die wesentlichen Schritte zur Umsetzung von Kernspaltung in große Mengen Ener- gie erfolgten in den 1930er/40er Jahren im Kontext des Zweiten Weltkriegs zur Ent- wicklung von Atombomben. Im Juli 1945 fand der erste Atombombentest statt, ge- folgt von den Atombombenabwürfen auf die japanischen Städte Hiroshima und Na- 7 Gerhards et al., 2021. 8 Die immer kostspieliger werdende Erforschung von Fusionsreaktoren könnte frühestens in der zweiten Hälfte dieses Jahrhunderts zu ersten Fusionskraftwerken führen, wenn die Demonstration eines funktions- tüchtigen Reaktors in einigen Jahrzehnten gelingen sollte (Grunwald et al., 2002). Derzeit läuft ein Langfrist- projekt ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), welches die Grundlage eines in Zukunft zu entwickelnden Folgeprojekts legen soll, das DEMO (Demonstration Fusion Powerplant). Selbst bei optimisti- scher Betrachtung wäre eine Demonstrationsanlage erst in der zweiten Hälfte des 21. Jahrhunderts verfügbar (EUROfusion et al., 2018; Reinders, 2021). Von einer breiten Diffusion sowie einer evtl. ökonomischen Nut- zung wäre man selbst dann noch weit entfernt. Die Kernfusion wird daher in diesem Text nicht weiter unter- sucht, da sie für eine ausreichend schnelle Transformation hin zu einer klimaverträglichen Energieversorgung nicht rechtzeitig zur Verfügung steht (Entler et al., 2018). 9 Neles & Pistner, 2012, S. 22. 19 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 10 gasaki im August 1945. Nach dem Ende des Zweiten Weltkriegs und im sich anbah- nenden Kalten Krieg zwischen den USA und der Sowjetunion, in dem Atomwaffen eine strategische Bedeutung erhielten, wurden neben den militärischen auch kom- merzielle Anwendungen der Kernspaltung entwickelt, vor allem für Stromerzeugung und medizinische Anwendungen. Heute trägt die Kernenergie mit ca. 10 % zur welt- 11 weiten Stromerzeugung und ca. 4 % zur Primärenergieversorgung bei. Dies ist we- 12 niger als in den 90er Jahren und der Trend ist leicht rückläufig. In heutigen Kernkraftwerken wird durch die Spaltung der Kerne von Uran-235 und Plutonium-239 sowie durch den Zerfall der Spaltprodukte im Reaktor Wärme er- zeugt und damit Wasserdampf hergestellt. Dieser treibt in einer Turbine einen Ge- nerator zur Elektrizitätserzeugung an. Der Wirkungsgrad solcher Anlagen liegt dabei meist bei etwa 35 %. Die heute weltweit betriebenen Kernkraftwerke sind zum Großteil mit Leichtwasserreaktoren (LWR) ausgerüstet (Druck- und Siedewasserre- aktoren); es kommen aber auch andere Reaktortypen zum Einsatz, z. B. Schwerwas- 13 serreaktoren und gasgekühlte Reaktoren. Sie verwenden mit dem Isotop U-235 überwiegend schwach angereichertes Uran als Brennstoff. Gleichzeitig entsteht in den Brennelementen während des Betriebs auch Plutonium. Dieses wird teilweise im Reaktorbetrieb gespalten, verbleibt aber auch in den abgebrannten Brennelemen- ten. Ebenso entstehen Spaltprodukte, sowie durch die Spaltneutronen auch weitere Transurane. Kernkraftwerke erfordern eine umfangreiche Infrastruktur der Ver- und Entsorgung, 14 die mit erheblichen Gefahrenpotenzialen verbunden sind. Am Anfang steht der Ab- bau von Uran, gefolgt von dessen Aufbereitung. Es folgt die Umwandlung in Uran- hexafluorid und die Anreicherung, dann die Konversion in Urandioxid und schließlich die Fertigung der Brennelemente. Nach ihrem Einsatz im Reaktor werden die Brennelemente zunächst in den Abkling- becken der Kernkraftwerke, später in speziellen Zwischenlagern aufbewahrt. Nach- dem die Radioaktivität und damit auch die Wärmeentwicklung im ausgedienten Brennstoff abgenommen haben, müssen die immer noch hochradioaktiven Brenn- elemente dauerhaft verpackt und eingeschlossen werden. Da nicht alle diese Schritte am selben Ort durchgeführt werden, sind mit dem Betrieb von Kernkraftwerken im- mer auch eine Vielzahl von Transporten mit teils hochradioaktiven Abfällen verbun- den, die ein potenzielles Sicherheitsrisiko darstellen. Neben dem ausgedienten Brennstoff entstehen auch andere Arten radioaktiver Ab- 15 fälle. So entstehen beim Uranabbau radioaktiver Abraum und Schlamm. Insbeson- 10 Groves, 1983. 11 BP, 2020. 12 Schneider et al., 2020. 13 Eine detaillierte technische Übersicht geben u. a. Neles & Pistner (2012). 14 Die Schritte der Ver- und Entsorgung insgesamt werden manchmal als Brennstoffkreislauf bezeichnet. Die- ser Begriff ist jedoch irreführend, da, wenn überhaupt, nur ein geringer Teil der abgebrannten Brennstoffe tatsächlich rezykliert wird (Brunnengräber & Di Nucci, 2019). 15 Eine detaillierte Übersicht findet sich in Der Welt-Atommüll-Bericht (2019). 20 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 dere beim Betrieb der Kernkraftwerke fallen schwach- und mittelradioaktive Be- triebsabfälle an, die ebenfalls endgelagert werden müssen. Nach der Kernspaltung enthält der ausgediente Brennstoff noch spaltbare Stoffe (insbesondere U-235 und Pu-239). Vereinzelt wird der Brennstoff nach dem Einsatz im Kraftwerk wiederaufgearbeitet. Das Plutonium wird dabei für die Herstellung neuer, sogenannter Mischoxid-Brennelemente (MOX) eingesetzt. Bei diesen primär chemischen Vorgängen entstehen zusätzliche radioaktive Abfallströme, schwach- und mittelradioaktive Abfälle ebenso wie hochradioaktive Reststoffe, deren Strah- lung mit jener von ausgedienten Brennelementen vergleichbar ist Neben den tech- nischen Anlagen zur Bewältigung dieser Abfallströme wird zusätzliche Infrastruktur in Form von Aufbereitungsanlagen und Brennelementefabriken benötigt. Nach Ablauf der Betriebszeit werden die Kernenergie-Anlagen stillgelegt und rück- gebaut. Auch dabei entstehen erhebliche Mengen von Abfällen, die teilweise radio- 16 aktiv sind. Letzte Stationen sind die Zwischen- und Endlagerung radioaktiver Abfälle. Die Zwi- schenlagerung findet heutzutage in den meisten Fällen am Standort der Kernkraft- werke oder in größeren überregionalen Zwischenlagern statt. Ein Teil lagert in Tro- ckenlagern in Behältern, die die Umwelt vor dem größten Teil der von den Brennele- menten ausgehenden Strahlung schützen und die zudem einen Schutz gegen Stö- rungen von außen bieten sollen. Der Großteil der abgebrannten Brennelemente la- gert aber relativ ungeschützt in sogenannten Nasslagern, in Abklingbecken oder ähn- lichen mit Wasser gefüllten Lagern, die kontinuierlich überwacht werden müssen. Allein in Europa lagern noch rund 80 % der abgebrannten Brennelemente in Nassla- 17 gern. Da diese Nasslagerung – im Gegensatz zur trockenen Zwischenlagerung – 18 keine Sicherheitsbehälter vorsieht, fehlt hier eine Sicherheitsebene. Derzeit gibt es in fast allen Staaten, die Kernkraftwerke betreiben, das Bestreben, langfristig abge- brannte Brennelemente und hochradioaktive Abfälle in tiefengeologische Endlager zu verbringen. Mittel- und schwachradioaktive Abfälle werden teils oberflächennah entsorgt, teils ebenfalls in großer Tiefe eingelagert. Jedoch ist weltweit noch kein einziges tiefengeologisches Endlager für hochradioaktiven Müll aus Kernkraftwer- ken in Betrieb. In Finnland wird zurzeit das weltweit erste tiefengeologische Endla- ger errichtet, dessen Ausbau auch während des Betriebes weitergeführt werden soll. Aktuell fehlt noch die Betriebsgenehmigung, die Aufnahme des Betriebs soll 2025 19 erfolgen. 16 Wealer et al., 2019. 17 Der Welt-Atommüll-Bericht, 2019. 18 BASE, 2021. 19 Lehtonen, 2021. 21 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 1.2 Kernkraftwerke – Gefahren und Probleme 1.2.1 Überblick über die Probleme in Kernkraftwerken 20 Für den Bau und den Betrieb von Kernkraftwerken müssen drei Schutzziele beach- tet werden: a) der sichere Einschluss der radioaktiven Brennelemente und anderer Gefahrstoffe, b) die Kontrolle der Leistung („Reaktivität“), sowie c) die Abführung der im Reaktorkern entstehenden Wärme und die Kühlung der Brennelemente. Weitere Probleme in vor- bzw. nachgelagerten Bereichen werden im Anschluss diskutiert. Die Wärmeerzeugung im Reaktor lässt sich nicht sofort vollständig zurückfahren. Etwa 93 % der Wärmeleistung kommen aus der Kettenreaktion der Kernspaltung und können durch Abschalteinrichtungen mit hoher Zuverlässigkeit gestoppt wer- den. Die restlichen 7 % liefert jedoch der radioaktive Zerfall von Spalt- und Aktivie- 21 rungsprodukten, der auch nach einer Reaktor-Abschaltung weiterläuft. Wird daher der Brennstoff im Reaktor nach dem Abschalten nicht dauernd angemes- sen gekühlt, überhitzt er sich. Exotherme chemische Reaktionen verstärken ab einer gewissen Temperatur die Aufheizung. Im Extremfall kommt es zur Kernschmelze, verbunden mit dem Freiwerden großer Mengen radioaktiver Stoffe im Reaktorge- bäude innerhalb des Sicherheitseinschlusses (Containment). Versagt das Contain- ment, werden radioaktive Nuklide in die Umwelt freigesetzt, wobei die Menge ab- hängig von Zeitpunkt und Art des Versagens ist. Bei flüchtigen Substanzen kann dies ein erheblicher Anteil des Gesamtinventars der Radioaktivität sein. Ausgediente Brennelemente in Abklingbecken müssen gekühlt werden, um ein Schmelzen der Brennelemente zu vermeiden. Im Verlauf der Abklingzeit des Brenn- stoffs werden die Anforderungen an die Kühlung geringer und Kühlungsausfälle kön- nen für begrenzte Zeiträume noch aufgefangen werden. Zu beachten ist allerdings: Da die Abklingbecken oft auch als Zwischenlager genutzt werden, sind die in ihnen liegenden Mengen langlebiger radioaktiver Stoffe erheblich größer als im Reaktor. Da sich die Abklingbecken zudem nur in wenigen Fällen innerhalb des Containments befinden, sind unkontrollierte, schwere Freisetzungen von Radioaktivität aus den 22 Becken möglich, insbesondere bei einem Brand. Ein weites Spektrum von Ereignissen, kann zu derartigen Unfällen führen: – Technische Ausfälle (z. B. Versagen von Pumpen, Ventilen, Rohrleitungen, Behäl- tern …) aufgrund von Mängeln bei Auslegung, Fertigung, Wartung, Reparatur oder Prüfungen. – Übergreifende Einwirkungen von innen (z. B. Brände, interne Überflutung) auf- grund von technischen Ausfällen oder menschlichem Fehlverhalten. – Einwirkungen von außen mit natürlichen Ursachen (z. B. Erdbeben, Extremwetter, externe Überflutung). 20 Neles & Pistner, 2012. 21 Dieser Teil der Wärmeproduktion nimmt nach einer Stunde auf ca. 1,5 % ab und nach einem Tag auf knapp 1 %. Danach geht er nur allmählich zurück, weswegen auch der ausgediente Brennstoff in der Regel jahrelang aktiv gekühlt werden muss. 22 von Hippel et al., 2019, Kapitel 5. 22 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 – Anthropogene, unfallbedingte Einwirkungen von außen (z. B. Unfälle in nahegele- genen Fabriken oder auf Transportwegen, Flugzeugabstürze). – Böswilliges menschliches Eingreifen in Form von Sabotageakten oder Terror- angriffen. – Kriegseinwirkungen. Ein Kernkraftwerk wird bei seiner Errichtung für eine bestimmte Betriebszeit ausge- legt und bewilligt. Eine Verlängerung über die ursprünglich geplante Betriebszeit hin- aus kann wegen der Alterung der Materialien von Strukturen, Systemen und Kom- ponenten und wegen veränderter klimatischer Bedingungen zu erhöhter Gefahr von Aus- und Unfällen führen. Während der sehr langen Betriebszeiten der meisten in Betrieb befindlichen Kernkraftwerke hat sich der Stand von Wissenschaft und Tech- nik so grundlegend weiterentwickelt, dass es oft nicht möglich ist, die Sicherheits- konzepte auf den neuesten Stand nachzurüsten. Abgesehen davon kann das Veral- ten von Technologien die Beschaffung von Ersatzteilen erschweren oder verunmöglichen (siehe auch Abschnitt 1.2.4). 1.2.2 Sicherheitsanforderungen Den mit dem Betrieb von Kernkraftwerken verbundenen Risiken und Gefahrenpo- tenzialen soll mit einem System gestaffelter Sicherheitsebenen im Schadensfall be- gegnet werden. Ziel ist, sämtliche Anlagenzustände vom Normalbetrieb bis zu Kern- schmelzunfällen (einschl. Brennstoffschmelze im Lagerbecken, üblicherweise aber nicht Brände) abzudecken. Auf jeder dieser Zustandsebenen sind Einrichtungen und Maßnahmen vorgesehen, welche die Situation beherrschen und ein Übergreifen auf 23 die nächste Sicherheitsebene verhindern sollen. Viele Unfälle entwickeln sich schrittweise und schreiten von Ebene zu Ebene fort, d. h. erst nach Versagen mehrerer Sicherheitsebenen kann es zu großen Freisetzun- gen von Radioaktivität kommen. Es gibt jedoch auch Unfallabläufe, bei denen Ebe- nen übersprungen werden können, etwa das Versagen des Reaktordruckbehälters. Diesem versucht die EU-Richtlinie 2014/87/Euratom zur nuklearen Sicherheit Rech- nung zu tragen. Sie unterscheidet zunächst zwei Unfallkategorien: (1) Unfälle, bei denen es frühzeitig zu Freisetzung von Radioaktivität kommt und die eigentlichen Maßnahmen des Katastrophenschutzes erfordern würden, bei denen aber aufgrund des Unfallablaufs keine Zeit zum Ergreifen solcher Maßnahmen zur Verfügung steht; (2) Unfälle mit großen Freisetzungen radioaktiver Stoffe, die Schutzmaßnahmen erfordern würden, welche in Raum und Zeit nicht begrenzt sind. Die EU-Richtlinie fordert, dass solche Ereignisse bei Entwurf und Bau neuer Kernkraftanlagen vermie- den werden. Diese Forderung gilt auch als Referenz für bestehende Anlagen, aller- dings mit der wesentlichen Einschränkung, dass solche Maßnahmen „vernünftig um- setzbar“ seien müssen, d. h. der Aufwand ist im Vergleich zum sicherheitsmäßigen 24 Nutzen nicht unverhältnismäßig groß. 23 WENRA, 2013; Bundesministerium für Umwelt, Naturschutz, Bau und Reaktorsicherheit & Cloosters, 2015; Hirsch, Becker & Nünighoff, 2018. 24 WENRA, 2017; The Council of the European Union, 2014. 23 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Dafür muss nachgewiesen werden, dass sämtliche Szenarien, die zu derartigen Frei- setzungen führen, praktisch ausgeschlossen werden können. Praktisch ausgeschlos- sen bedeutet: solche Unfallszenarien sind entweder physikalisch unmöglich oder sie sind mit hoher Zuverlässigkeit äußerst unwahrscheinlich. Meist wird versucht, die Nachweise über das zweite dieser Kriterien zu führen. Für diesen Fall des Nachwei- ses nach dem zweiten Kriterium („mit hoher Zuverlässigkeit äußerst unwahrschein- lich“) muss dieser sowohl deterministische als auch probabilistische Anforderungen 25 erfüllen. 1.2.3 Möglichkeiten und Grenzen probabilistischer Sicherheitsanalysen Befürworter der Kernenergie argumentieren häufig mit Wahrscheinlichkeiten, um zu belegen, dass die Risiken der Kernenergie gering sind, keinesfalls aber höher als die anderen Formen der Elektrizitätserzeugung. Dies bezieht sich insbesondere auf den Vergleich mit fossilen Energieträgern wie Kohle, die pro Megawattstunde erzeugtem 26 Strom mehr statistische Todesfälle zur Folge haben soll. Auch das “Technical as- sessment of nuclear energy“ des Joint Research Centre der Europäischen Kommis- sion beruft sich auf Ergebnisse von sogenannten probabilistischen Sicherheitsanaly- 27 sen (PSA). Diesen Analysen und den damit verbundenen probabilistischen Anfor- derungen kommt somit eine zentrale Rolle in der Diskussion um die Kernenergie zu. Eine PSA ist gemäß der Definition der Internationalen Atomenergie-Organisation (IAEO) eine umfassende, strukturierte Vorgehensweise zur Identifizierung von Ver- sagens-Szenarien und deren Folgen, die ein konzeptionelles und mathematisches 28 Werkzeug zur Ableitung numerischer Schätzwerte für das Risiko darstellen soll. In der Folge wird erörtert, inwieweit dieser Anspruch zutreffend ist. Der wichtigste Nutzen einer PSA besteht darin, Schwachstellen einer Anlage zu er- 29 kennen und daraus ein Verbesserungspotenzial abzuleiten. Die in einer PSA ermit- telten Eintrittswahrscheinlichkeiten von Unfällen sowie die damit verbundenen Frei- setzungen dagegen sind wenig belastbar, weil die Schätzungen notwendigerweise 30 mit einem hohen Maß an subjektiven Einschätzungen verbunden sind. Die Ergeb- nisse mögen darstellen, dass große Freisetzungen äußerst unwahrscheinlich sind – die Zuverlässigkeit derartiger Aussagen ist jedoch nicht hoch. PSA können die Reali- tät nicht vollständig abbilden, und es ist aus heutiger Sicht offen, in welchem Ausmaß die Zuverlässigkeit tatsächlich gesteigert werden kann. U. a. zeigen die tatsächlich 25 Deterministische Anforderungen sind Festlegungen, welche sich auf die Auslegung der Anlage, Maßnah- men zur Beherrschung von Unfällen, Analysen von Unfallabläufen und ähnlichem beziehen. Probabilistische Anforderungen beziehen sich auf die Unterschreitung quantitativ festgelegter Unfallwahrscheinlichkeiten (RHWG, 2019). 26 ourworldindata.org/grapher/death-rates-from-energy-production-per-twh (zuletzt geprüft am 29.9.2021). 27 JRC, 2021, S. 175. 28 IAEA, 2019, S. 7 (Es gibt drei PSA-Stufen: PSA Level 1 analysiert Unfallabläufe, die zur Kernschmelze führen können. Level 2 baut auf den Ergebnissen von Level 1 auf und ermittelt das Verhalten des Sicherheitsein- schlusses (Containment) sowie die resultierenden radioaktiven Freisetzungen bei Kernschmelzunfällen. In Level 3 werden die radiologischen Folgen ermittelt.). 29 Bundesamt für Strahlenschutz (BfS), 2005. 30 Hirsch & Indradiningrat, 2012; Pistner, Englert, & Wealer, 2021. 24 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 aufgetretenen Ereignisse in Kernkraftwerken die Grenzen von PSA. So können etwa komplexes menschliches Fehlverhalten, gemeinsam verursachte Ausfälle oder Alte- rungsvorgänge in derartigen Studien nur unvollkommen erfasst werden, weitere Faktoren überhaupt nicht, wie zum Beispiel neue, bisher unbekannte physikalische und chemische Phänomene (etwa Korrosionserscheinungen beim Einsatz neuer Werkstoffe oder Ansammlung von Wasserstoffgas an unerwarteten Stellen) sowie unerwartete Ereignisse. Ferner ist es unmöglich, Terror- oder Sabotagehandlungen in PSA zu berücksichtigen. Im Jahrzehnt vor dem Fukushima-Unfall 2011 traten Ereignisse ein, die in dieser Form nicht vorhergesehen, und daher in PSA nicht berücksichtigt worden waren. Einige hatten das Potenzial zu Unfällen mit frühen und/oder großen Freisetzungen zu führen, aber glückliche Zufälle haben dies verhindert: – Davis Besse (USA) 1999 – 2002 – Mangelhafte Sicherheitskultur: Korrosion des Reaktordruckbehälterdeckels blieb unbemerkt, bis die Restwandstärke fast nur noch aus Plattierung bestand. Diese war nicht dafür ausgelegt, dem Innendruck 31 standzuhalten. – Forsmark (Schweden) 2006 – Ausfall der Gleich- und Wechselrichter in zwei von insgesamt vier Notstromanlagen während eines Störfalls. Ursache waren ungüns- tig gesetzte Schutzkriterien bei allen vier Strängen. Es war reiner Zufall, dass zwei 32 Stränge nicht ausfielen. – Biblis (Deutschland) 2006 – Mängel an der Schnittstelle von Anlagen- und Bau- technik: In beiden Blöcken waren insgesamt 7 500 Dübel fehlerhaft montiert, mit denen u. a. sicherheitstechnisch wichtige Rohrleitungen befestigt waren. Die Dübelverbindungen waren 2002 nachgerüstet worden, um die seismische Wider- 33 standsfähigkeit des Kernkraftwerks zu erhöhen. – Cruas (Frankreich) 2009 – unvorhergesehene Einwirkung von außen: Schnell ansteigender Wasserstand der Rhône führte dazu, dass eine große Menge von Wasserpflanzen in die Einlaufbauwerke des Kernkraftwerks gespült wurde. In einem der vier Blöcke kam es zu Totalausfall der Kühlwasserversorgung, in zwei 34 weiteren zum Teilausfall. Es war Zufall, dass kein Totalausfall eintrat. All diese Ereignisse wurden nachträglich genau analysiert, und haben den Erfah- rungsschatz erweitert. Das ändert aber nichts daran, dass unvorhergesehene Ereig- 35 nisse und Fehlerketten weiterhin möglich und infolge der Komplexität der Systeme auch nicht auszuschließen sind. 1.2.4 Alterung von Kernkraftwerken Bei einer Laufzeitverlängerung, also der Verlängerung der Betriebszeit älterer Kern- kraftwerke, die über die bei der Genehmigung geplante Betriebszeit hinaus geht, 31 Office of Nuclear Reactor Regulation U.S. Nuclear Regulatory Commission, 2014. 32 Eidgenössische Kommission für die Sicherheit von Kernanlagen, 2007. 33 energie-chronik.eu/061006.htm (zuletzt geprüft am 29.09.2021) bzw. Wealer, von Hirschhausen, et al. (2021). 34 Hirsch & Indradiningrat, 2012. 35 Perrow, 1992. 25 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 36 können sich die Sicherheitsproblem verschärfen. Die Wahrscheinlichkeit, dass un- erwartete Probleme auftauchen, steigt, weil herstellungsbedingte Fehler erst durch neue Prüftechniken entdeckt werden (wie im Falle von Doel-3/Tihange-2 in Belgien), Alterungsphänomene oder nicht berücksichtigte Extremwetterereignisse auftre- 37 ten. Durch ein umfassendes Alterungsmanagement soll gewährleistet werden, dass ein sicherer Betrieb weiterhin möglich ist. Dieses Thema war in den letzten Jahren Gegenstand erhöhter Aufmerksamkeit. Die EU-Richtlinie 2014/87/EURATOM zur nuklearen Sicherheit schreibt vor, dass im Abstand von sechs Jahren EU-weite Peer Reviews zu einem Fragenkomplex der nuklearen Sicherheit durchgeführt werden 38 sollen. Der erste dieser Peer Reviews betraf das Alterungsmanagement; es betei- ligten sich alle 16 EU-Mitglieder, die Kernkraftwerke oder Forschungsreaktoren be- treiben, sowie Norwegen, die Schweiz und die Ukraine. Im Endbericht wird zusam- menfassend betont, dass an den betrachteten Kernkraftwerken keine größeren Mängel festgestellt worden wären. Tatsächlich wurden jedoch im Einzelnen durch- aus verschiedene ernste Probleme identifiziert, etwa bei der Inspektion verdeckter Rohrleitungen und der Festlegung von Akzeptanzkriterien für die Degradation von 39 Betonstrukturen. Der EU-Peer Review konzentrierte sich auf die physische Alterung von ausgewähl- ten Strukturen, Systemen und Komponenten. Um ein umfassendes Bild zu erhalten, müssten allerdings noch zwei weitere Komponenten der Alterung einbezogen wer- den: Veralten (konzeptionelle und technologische Alterung) sowie Kompetenz- bzw. Know-how-Verlust durch Ausscheiden von Erfahrungsträgern. Im Zusammenhang mit der Laufzeitverlängerung gealterter Kernkraftwerke ist weiterhin zu berücksich- tigen, dass neue Bedrohungsszenarien hinzukommen, die im ursprünglichen Design der Anlagen beim Bau noch nicht angemessen berücksichtigt werden konnten. (z. B. 40 Terrorangriffe sowie Natureinwirkungen als Folgen des Klimawandels). Insgesamt ist davon auszugehen, dass Alterungsprozesse das Risiko von Störungen und Störfällen erhöhen und insbesondere Laufzeitverlängerungen die Risiken deut- lich erhöhen. Die ursprünglich vorhandenen Sicherheitsreserven von Kernkraftwer- ken bauen sich durch Alterung der Anlagen ab, zugleich sind die Möglichkeiten von 41 Nachrüstungen vermindert. In der Praxis ist es nicht möglich, physische Alterungs- vorgänge und die anderen hier genannten Komponenten in umfassender und ange- messener Form in PSA abzubilden. 1.2.5 Unfälle und Störungen Seit Beginn der Nutzung der Kernenergie kam es immer wieder zu Störungen mit teilweise erheblichen Auswirkungen auf Menschen und Umwelt. Zwar sind die als 36 Laufzeitverlängerungen gehen über die ursprünglich vorgesehene Genehmigungsdauer hinaus. Sie unter- scheiden sich i. d. R. von Restlaufzeiten, die in Deutschland (und anderswo) für verbleibende Kernkraftwerke politisch verhandelt werden können. 37 INRAG et al., 2021. 38 Rat der Europäischen Union, 2014. 39 ENSREG, 2018. 40 INRAG et al., 2021. 41 INRAG et al., 2021. 26 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 katastrophal klassifizierten Unfälle selten, jedoch gibt es eine Vielzahl von Zwischen- 42 fällen und von Ereignissen, die nur durch Zufall nicht zu Unfällen geführt haben. Neben Fukushima ist auch der Unfall im sowjetischen Kernkraftwerk Tschernobyl von der IAEO als katastrophal klassifiziert (INES-Skala 7). Dort kam es am 26. April 1986 während der Durchführung eines vorgeschriebenen Tests zu einem drasti- schen Leistungsanstieg, der zur Explosion des Reaktors Nr. 4 und anschließenden, 43 langanhaltenden Bränden führte. Tausende von als „Liquidatoren“ bezeichnete Ar- beiter wurden bei den Rettungsarbeiten stark verstrahlt. Die entstandene radioak- tive Wolke breitete sich über die Nord-Ukraine, Weißrussland bis nach Mittel- und 44 Westeuropa aus. Im Kernkraftwerk Three Mile Island in Harrisburg (TMI, Pennsylvania, USA) fielen 1979 zwei Hauptspeisepumpen aus. Durch Bedienungsfehler bei der Reaktorküh- lung kam es zu einer Teil-Kernschmelze und der Freisetzung großer Mengen radio- aktiver Gase, das Versagen des Reaktordruckbehälters konnte gerade noch verhin- 45 dert werden. In einer statistischen Analyse von 216 kerntechnischen Zwischenfällen wurde fest- gestellt, dass es in jeder Dekade seit den 1970er Jahren schwere Unfälle und eine 46 Vielzahl kleinerer Zwischenfälle gab. Dieser Analyse zufolge kommt es, bezogen auf den weltweiten Kraftwerkspark, mit einer 50-prozentigen Wahrscheinlichkeit alle 60 bis 150 Jahre zu einem Zwischenfall mit Ausmaßen des Fukushima-Unglücks. Ein Vorfall wie im US-Kernkraftwerk Three Mile Island bei Harrisburg (Pennsylvania, USA) würde demnach alle zehn bis 20 Jahre auftreten. Besonders besorgniserregend ist, dass den Unfällen, Beinahe-Unfällen und Ereignis- sen dieselben strukturellen Probleme zugrunde liegen, die zwar nicht kernenergie- spezifisch sind, sondern vielen komplexen, technologischen Systemen inhärent sind, aber im Bereich der Kernenergie besonders dramatische Auswirkungen haben kön- 47 nen. Zu diesen zählen fehlende unabhängige Kontrollen (checks and balances), In- transparenz, Vertuschung und Geheimhaltung, ökonomische Rücksichten und man- gelnde Berücksichtigung schwerer Unfälle bei Genehmigungen sowie Fehler in der 48 Einschätzung. Als spezifisch für die Nuklearindustrie wird eine internationale „nuk- leare Allianz“ beobachtet, deren primäres Interesse nicht Sicherheit, sondern das Ab- 49 wenden von Schaden für die nuklearen Interessen sei. 1.2.6 Fukushima und danach Dass unerwartete Ereignisse nicht immer mit glücklichen Zufällen verbunden sind, die das Schlimmste verhindern, zeigte sich im März 2011 im Kernkraftwerk Daiichi 42 Liebert et al., 2016 bzw. Wealer, von Hirschhausen Christian, et al. (2021). 43 Müllner, 2016, 57 – 74. 44 Petryna, 2011. 45 Walker, 2005. 46 Wheatley et al., 2017, bzw. zu statistischen Analysen: Rose & Sweeting (2016). 47 Perrow, 1992. 48 Kromp & Kromp-Kolb, 2016; NAIIC et al., 2012; Perrow, 1992. 49 Nucleonics Week, 1991; Renneberg, 2015. 27 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 in Fukushima. Ein schweres Erdbeben, gefolgt von einem Tsunami, führte zu einer dreifachen Kernschmelze, verbunden mit großen Freisetzungen von Radioaktivität. Die Blöcke 1 bis 4 waren gegen eine Tsunamihöhe von ca. 6 m geschützt – auf Basis von Berechnungen aus 2002, die im Bereich dieser Blöcke eine Höhe von maximal 5,7 m voraussagten. Erneute Untersuchungen in den Jahren 2006 bis 2009 ergaben eine maximal mögliche Höhe von 9,3 m. Der Jogan-Tsunami im Jahr 869 hatte nach den Rekonstruktionen noch größere Ausmaße erreicht, doch ist umstritten, inwie- 50 weit das als ausreichende Basis zur Vorhersage weiterer Tsunami geeignet ist. Bis März 2011 wurden noch weitere Auswertungen durchgeführt, die jedoch zu keinen konkreten Ergebnissen führten: Es wurden jedenfalls keine Maßnahmen ergriffen, um den Schutz gegen Tsunami zu verbessern. Ähnlich verhält es sich mit den Ausle- gungswerten für Erdbeben: Es wurden „worst case“-Szenarien nicht berücksichtigt. Eine wissenschaftliche Studie, die darlegte, dass wesentlich stärkere Erdbeben auf- treten könnten als angenommen, wurde im Frühjahr 2010 dem zuständigen Head- quarter of Earthquake Research Promotion übermittelt, erregte auch in japanischen Medien viel Aufsehen, veranlasste aber weder Kernkraftwerksbetreiber noch die Aufsichtsbehörde, Maßnahmen – und sei es auch nur zur Information der Bevölke- 51 rung – zu ergreifen. Das tatsächliche Tsunami- Ereignis am 11. März übertraf dann auch noch die neue- ren Ergebnisse – mit einer Auflaufhöhe von 14 – 15 m direkt im Bereich der Blöcke 1 52 bis 4 des KKW Daiichi. Hier waren also zwei Faktoren wirksam, die in PSA nicht berücksichtigt werden können: Zum einen zögerliches Handeln beim Umsetzen neuer Ergebnisse über Gefahren, zum anderen ein Naturereignis, das über die vor- liegenden Schätzungen hinausging. Es bleibt offen, inwieweit ein rasches Umsetzen der neuen Ergebnisse den Unfallablauf zumindest abgemildert hätte. PSA Level 1 und 2 betrachten darüber hinaus jeweils nur einzelne Kernkraftwerks- blöcke, die gleichzeitige Betroffenheit von zwei oder mehr Blöcken, die wesentlich höhere Anforderungen an Katastrophenschutzmaßnahmen stellen, war bis Fukushima in den Risikoanalysen nicht üblich. Der Unfall von Fukushima löste internationale Bestrebungen zur Verbesserung der Sicherheit von Kernkraftwerken aus. Beim EU-Stresstest für Kernkraftwerke im da- rauffolgenden Jahr wurden Naturereignisse als Auslöser sowie Folgen des Ausfalls von Sicherheitsfunktionen und Maßnahmen des anlageninternen Notfallschutzes betrachtet. Besondere Aufmerksamkeit galt Ereignissen bzw. Ereigniskombinatio- nen, die bisher als zu weit hergeholt galten und daher nicht bzw. nicht systematisch betrachtet wurden. Der Stresstest, der im Wesentlichen aus einer Selbstevaluierung der Kernkraftwerksbetreiber zusammen mit den jeweils zuständigen Aufsichtsbe- hörden bestand, führte zu Einsichten und Empfehlungen zu Nachrüstungen. Aller- dings verzögerte sich die Umsetzung der Nachrüstungen erheblich. So waren zum 50 Sugawara et al., 2012. 51 Okamura, 2012. 52 Internationale Atomenergie-Organisation, 2015. 28 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Zeitpunkt des Erscheinens des gegenständlichen Berichts, zehn Jahre nach dem Un- fall, an manchen Kernkraftwerken wichtige Maßnahmen immer noch nicht umge- 53 setzt. Das Grundproblem der nuklearen Sicherheit im Allgemeinen und von PSA im Beson- deren konnte dadurch nicht gelöst werden – es muss auch weiterhin mit unvorher- gesehenen Problemen und Abläufen gerechnet werden. Im Juni 2014 wurde im Kernkraftwerk Leibstadt (Schweiz) festgestellt, dass die Hal- terungen zweier Feuerlöscher durch wanddurchdringende Bohrungen an der Stahl- wand des Containments angebracht waren. Diese Halterungen waren 2008 von ex- ternen Mitarbeitern montiert worden. Das Containment hat in allen Betriebszustän- den vom Normalbetrieb bis zum schweren Unfall eine wichtige Barrierefunktion beim Einschluss radioaktiver Stoffe. Dennoch blieb seine Beschädigung fast sechs Jahre lang unentdeckt. Aus Sicht der schweizerischen Atomaufsichtsbehörde ENSI zeigt das Vorkommnis bedeutende organisatorische Mängel. ENSI geht aber davon aus, dass der Einschluss der Schadstoffe dennoch auch unter Störfallbedingungen 54 gewährleistet gewesen wäre. Bei einem Kernschmelzunfall wäre jedoch – abhängig vom Szenario – eine deutliche Erhöhung der radioaktiven Freisetzungen über das Erwartete hinaus möglich gewesen. 2012 wurde bei Ultraschallprüfungen mit einer neu eingeführten Methode in den Reaktordruckbehältern der belgischen Kernkraftwerke Doel-3 und Tihange-2 eine große Anzahl von möglicherweise wasserstoffinduzierten Rissen festgestellt. Nach umfangreichen weiteren Prüfungen und Analysen kam die belgische Atomaufsichts- behörde FANC zu dem Schluss, dass es sich um herstellungsbedingte Risse handelte, für die während des Betriebes kein Wachstum festgestellt worden sei. Laut FANC konnten alle Sicherheitsbedenken zufriedenstellend gelöst werden; sie autorisierte die Wiederaufnahme des Betriebes um die Jahreswende 2015/16. Die deutsche Re- aktorsicherheitskommission stimmte FANC in vielen Punkten zu, wies jedoch darauf hin, dass die Frage nach einer ausreichenden experimentellen Absicherung der Be- rechnungsmethoden für Rissfelder noch offen sei und die Konservativität der Re- 55 chenmethoden nicht nachgewiesen sei. Noch weiter in der Kritik geht INRAG, ein Netzwerk unabhängiger, internationaler Nuklearexpert:innen. Sie betonen, dass ein Risswachstum während des Betriebs nicht ausgeschlossen werden könne, und kriti- 56 sieren die angewandte bruchmechanische Methodik als teilweise nicht validiert. Es handelt sich hier um ein besonders kritisches Problem. Der Reaktordruckbehälter eines Leichtwasserreaktors ist das Herzstück der Anlage und enthält den nuklearen Brennstoff während des Betriebes bei hohem Druck und hoher Temperatur. Versagt dieser Behälter großflächig, kommt es zu einem schweren Unfall mit großen, früh- zeitigen Freisetzungen. Die verbleibende technische Ebene der gestaffelten Sicher- heitsebenen, das Containment, ist für diesen Fall nicht ausgelegt. Die Severe Acci- dent Management Guides, die letzte Sicherheitsebene, können den schweren Unfall 53 Hirsch, 2016; Hirsch et al., 2018. 54 ENSI, 2014a, 2014b. 55 RSK/ESK-Geschäftsstelle, 2019. 56 INRAG et al., 2018. 29 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 mit Freisetzung von Radioaktivität nur mehr verzögern und mildern, aber nicht ver- hindern. Dennoch durfte die Anlage trotz fundierter fachlicher Zweifel wieder in Be- trieb gehen. Die angemessene Berücksichtigung von Naturereignissen bleibt auch nach Fukushi- ma unzureichend. Bei dem geplanten ungarischen Kernkraftwerk Paks II etwa geht die ungarische Atomaufsichtsbehörde HAEA davon aus, dass am Standort wesentli- che Oberflächenverschiebungen durch seismische Ereignisse auf einer Zeitskala von 100 000 Jahren nicht zu erwarten sind. Eine kürzlich veröffentlichte Studie verweist 57 hingegen auf Verwerfungen, die in den letzten 20 000 Jahren eingetreten sind. Derartige Oberflächenverschiebungen haben das Potenzial, einen Unfall mit großen und frühzeitigen Freisetzungen hervorzurufen. Ein solcher Unfall müsste gemäß den derzeitigen Sicherheitsanforderungen praktisch ausgeschlossen werden (siehe 2.2.3). Selbst die Demonstration einer Wahrscheinlichkeit von 1:100 000 pro Jahr hätte eine Genehmigung ausschließen müssen. 1.2.7 Klimawandel und Risiken Neben Erdbeben stellen auch andere Naturereignisse wichtige Gefahrenmomente dar. Diese werden durch den Klimawandel verschärft; es treten Veränderungen in den meteorologischen Verhältnissen auf, die im Einzelnen nicht immer vorhersehbar sind. Die klimatischen Verhältnisse per se stellen – sieht man von einigen extremen Stand- orten ab – keine Einschränkung für den Einsatz von Kernenergie dar. Probleme kön- nen aber entstehen, wenn sich die klimatischen Verhältnisse während der Betriebs- zeit von Kernkraftwerken derart verändern, dass die Genehmigungsvoraussetzun- gen nicht mehr oder nicht mehr ohne Nachrüstungen erfüllt sind. Von den rund 70 natürlichen und menschengemachten Bedrohungen, die bei der Genehmigung von Kernkraftwerken zu berücksichtigen sind, können etwa 75 % von Klimaänderungen 58 beeinflusst sein . Der gegenwärtige, menschenverursachte Klimawandel kann die Sicherheit von Kernkraftwerken durch extreme Wetterereignisse gefährden, die ent- weder wesentlich häufiger oder in extremerer Form auftreten, als bei der Genehmi- 59 gung angenommen wurde. Erhöhte Niederschlagsintensitäten, eventuell kombi- niert mit unzureichend dimensionierten Rückhaltebecken und Stauräumen, heftige Gewitter, kleinräumige Wetterereignisse wie Tornados und andere Extremwetter- phänomene, können einzelne Anlagen betreffen. Großräumige Ereignisse, wie etwa die Hitzewelle 2003 in Europa, können alle thermischen Kraftwerke, einschließlich der Kernkraftwerke, in der Region betreffen. Dürren führten zu sinkenden Fluss- wasserpegeln und nachfolgend Kühlwassermangel, wodurch Kernkraftwerke her- untergefahren werden müssen. Die Versauerung der Ozeane, häufigere Sandstürme 57 Decker et al., 2021. 58 Kastchiev et al., 2007. 59 WMO World Meteorological Organization et al., 2021 30 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 und Asche aus Waldbränden können die Lebensdauer von Komponenten beein- trächtigen; im Fall von Ascheablagerungen auf Transformatoren kommt eine zusätz- liche Sicherheitskomponente ins Spiel. Auch Extremereignisse im Umland können indirekt auf die Sicherheit der Kernkraft- werke wirken, wenn sie die Zugänglichkeit beschränken (z. B. Waldbrände oder Überschwemmungen), die Zuleitung oder Abnahme von Strom betreffen (z. B. Stö- rung der Hochspannungsleitungen durch umstürzende Bäume), oder wenn sie kas- kadische Probleme auslösen (z. B. ein Dammbruch stromaufwärts). In Teilen Kanadas führte z. B. 1998 ungewöhnlicher Eisregen zum mehrtägigen Zusammenbruch des 60 Stromnetzes. Extrem niedrige Temperaturen in Texas im Winter 2021 führten zu einem mehrtägigen Blackout, der rund 4,5 Millionen Menschen betraf und mehrere Tage anhielt. Ein Kernkraftwerk musste wegen eingefrorener Wasserpumpen her- 61 untergefahren werden. Eine weitere besonders gefährliche Wirkung klimabedingter Extremereignisse auf die Sicherheit der Kernkraftwerke kann durch Beschädigungen des länderübergrei- fenden Stromnetzes (mit kaskadischer Ausbreitung von Stromausfall) und dadurch erhöhtem Risiko eines langdauernden und weitreichenden Strom-Blackouts erwach- sen. Zusätzlich zu den ohnehin bereits katastrophalen Auswirkungen eines derarti- gen „Mega“-Blackouts – d. h. kaum vorstellbares Fehlen jeglichen elektrischen Stroms aus dem Netz, auf schweizerisch „Strommangellage“ – ist hier mit zusätzli- chen Verschärfungen durch im betroffenen Gebiet befindliche Kernkraftwerke zu rechnen, die auf Blackout nach relativ kurzer Zeit von Stunden bis Tagen mit Kern- schmelze reagieren können. Die meisten Kernkraftwerke würden nach plötzlichem Netzverlust relativ bald, nach Ausfall der nur kurze Zeit einsetzbaren Diesel-Not- stromaggregate, langfristige Stromversorgung für ihre Hauptkühlmittelpumpen zur Nachzerfallswärmeabfuhr (MW-Bereich pro Reaktor) vom dann nicht zur Verfügung stehenden Stromnetz benötigen. Das resultierende Risiko vielfacher Kernschmelzen mit Gefahr massiver Radioaktivitätsfreisetzungen wäre dann abhängig von der Zahl betroffener Kernkraftwerke. Zurückfahren auf Eigenversorgung ist nur einem gerin- gen Prozentsatz von Reaktoren möglich und bei unerwartetem Netzverlust fraglich. Dem Eintritt eines weitreichenden und langdauernden Blackouts wird zwar absolut gesehen nach Meinung mit Netzsicherheit befasster Fachleute zurzeit noch geringe Wahrscheinlichkeit zugemessen, sie nimmt jedoch zu, wie aus der steigenden Zahl, der vom Netzüberwachungspersonal erforderlichen „händischen“ Eingriffe ins weit- 62 gehend automatisierte Stromnetz abgeleitet werden kann. Küstennahe Standorte können durch den Anstieg des Meeresspiegels bedroht sein, insbesondere wegen extremer Wasserstände bei Stürmen. Bis Ende dieses Jahrhun- derts muss mit einem Anstieg des Meeresspiegels um 50 bis 90 cm gerechnet wer- 63 64 den , im ungünstigsten Fall sogar mit über 2 m bis 2070. 60 Francis & Hengeveld, 1998. 61 Faw, 2021. 62 Bundesamt für Bevölkerungsschutz (BABS), 2020. 63 IPCC, 2014a. 64 Hansen et al., 2016. 31 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Die Häufigkeiten seltener Ereignisse werden meist aus Daten der Vergangenheit mittels statistischer Verfahren abgeleitet; diese Statistiken verlieren aber in Zeiten des Klimawandels ihre Gültigkeit. Eine verlässliche Abschätzung des Risikos und – im Falle längerer Laufzeiten – des Nachrüstbedarfes ist schwierig. Bei Laufzeiten und Laufzeitverlängerungen für Kernkraftwerke von mehreren Jahrzehnten sind die zu 65 erwartenden Änderungen jedenfalls bedeutsam. 1.2.8 Ausbreitung von radioaktiven Schadstoffen Bei einem Unfall können ganze Landstriche stark betroffen sein. Das Risiko, vom ra- dioaktiven Fallout infolge eines Unfalls in einem Kernkraftwerk betroffen zu sein, hängt von der Entfernung des Standortes von Kernkraftwerken ab, von deren relati- ver Sicherheit, Ausmaß und Form möglicher Freisetzungen, sowie von den meteoro- logischen Verhältnissen, insbesondere der Niederschlagsverteilung zum Zeitpunkt des Unfalles. Abbildung 1 gibt als Fallbeispiel die kumulierte Bodenbelastung durch Cäsium (Cs-137) nach einem hypothetischen Unfall im Block 1 des KKW Neckar- westheim am 5.1.1995 um 23 Uhr wieder – eine Wetterlage, bei welcher die radio- 66 aktive Wolke zunächst nach Norden, dann nach Osten verfrachtet worden wäre. In diesem konkreten (hypothetischen) Fall wären in Mainz und Wiesbaden Depositi- 2 onen von über 1000 kBq Cs-137 pro m aufgetreten, in Bremen, Hamburg und Kiel wären die Werte noch deutlich höher gewesen. Nach dem Kernkraftwerksunfall von 2 Tschernobyl wurde die Bevölkerung aus Zonen mit über 1480 kBq/m ausgesiedelt, 2 bei mehr als 185 kBq/m bestand ein Recht auf Aussiedlung. Abbildung 1: Berechnete kumulierte Deposition von Cs137 in Bq/m2, verursacht durch einen hypothetischen Unfall im Block 1 des KKW Neckarwestheim am 5.1.1995 ab 67 23 Uhr. 65 INRAG et al., 2021. 66 Darstellung der interaktiven Webseite flexrisk.boku.ac.at/en/index.html (Seibert et al., 2013) entnommen. 67 Der unmittelbare Nahbereich des KKWs ist ausgeblendet, Quelle: flexrisk.boku.ac.at/(zuletzt geprüft am 29.09.2021). 32 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Abbildung 2: Berechnete kumulierte Deposition von Cs137 in Bq/m2, verursacht durch einen hypothetischen Unfall im Block 1 des KKW Neckarwestheim am 3.3.1995 ab 68 20 Uhr. Als zweites Beispiel (Abbildung 2) ist die Belastungssituation bei dem gleichen hypo- thetischen Unfall im KKW Neckarwestheim, aber am 3.3.1995 bei einer anderen Wetterlage dargestellt. Diesmal wäre der Süden Deutschlands und Teile Österreichs 69 von ähnlich hoher Radioaktivitätsbelastung am Boden betroffen gewesen. 1.2.9 SMR-Reaktorkonzepte („Small Modular Reactors“) Schon vor der oben genannten EU-Richtlinie, seit den 1990er Jahren, gab es Bemü- hungen, bestehende Reaktortypen weiterzuentwickeln, um frühzeitige und große Freisetzungen unwahrscheinlicher zu machen. Die daraus resultierenden Reaktoren der Generation III, wie z. B. der französische EPR (European Pressurized Water Reac- tor) oder der russische VVER-1200/V4191, verfügen über einen sogenannten „Core Catcher“ zur Abmilderung von Kernschmelzunfällen. Dies führte jedoch lediglich zu begrenzten Verbesserungen, die grundlegenden Probleme der Reaktorsicherheit 70 bleiben auch bei Generation III bestehen. In letzter Zeit erfährt das Konzept der SMR („Small Modular Reactors“) größere Auf- 71 merksamkeit. Dabei handelt es sich um Anlagen, deren elektrische Leistung unter 300 MWel liegt. Im Gegensatz zu den Anlagen der Generation III sollen diese einen qualitativen Sprung bei der Reaktorentwicklung darstellen und ein höheres Sicher- heitsniveau erreichen. Die überwiegende Mehrzahl davon befindet sich jedoch noch in der frühen Phase der Konzeptentwicklung, während andere Konzepte bereits eine sehr lange Entwicklungshistorie aufweisen. Die Bandbreite, der durch den Begriff SMR erfassten Konzepte ist sehr breit und reicht von wassergekühlten bis hin zu 68 Der unmittelbare Nahbereich des KKWs ist ausgeblendet, Quelle: flexrisk.boku.ac.at/ (zuletzt geprüft am 29.09.2021). 69 Die zugehörigen Schilddrüsendaten und effektiven Dosen sowie weitere Beispiele finden sich auf flexrisk.boku.ac.at/. 70 Hirsch, 2009; Hirsch & Indradiningrat, 2015. 71 IAEA, 2020a; Christoph Pistner, et al., 2021. 33 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 andersartigen Konzepten, für die bislang wenig oder keine industrielle Vorerfahrung vorliegt (wie beispielsweise Hochtemperatur- oder Salzschmelze-Reaktorkon- 72 zepte). Ein potenzieller sicherheitstechnischer Vorteil gegenüber großen Kraftwerken wäre ein geringeres radioaktives Inventar pro Reaktor. Jedoch erhöht die hohe Anzahl an Reaktoren, die für die gleiche Produktionsmenge an elektrischer Leistung notwendig 73 ist, das Risiko wiederum um ein Vielfaches. Als weiterer sicherheitstechnischer Vorteil von SMR wird die Möglichkeit genannt, in größerem Umfang als in heutigen 74 Kernkraftwerken passive Systeme zur Kühlung der Brennelemente einzusetzen. Derartige Systeme haben einerseits theoretisch das Potenzial einer Verbesserung der Sicherheit, da der Verzicht auf aktive Komponenten zu einer höheren Zuverläs- sigkeit führen kann. Andererseits bestehen bei passiven Systemen spezifische Her- 75 ausforderungen und Wissenslücken: – Die Ingangsetzung der Systeme muss zuverlässig erfolgen – dies kann angesichts schwacher Antriebskräfte problematisch sein. – Die Ungewissheiten bei der Analyse der Funktion der Systeme können besonders groß sein. – Umgebungsbedingungen können besonders starken Einfluss haben; schon kleine Änderungen können die Funktion des Systems in Frage stellen. – In der Analyse aktiver Systeme bewährte Computermodelle können u. U. nicht angewandt werden; neue Modelle müssen erst entwickelt und validiert werden. – Das Skalieren von Tests könnte schwieriger sein. – Die Möglichkeiten für menschliches Fehlverhalten sind bei passiven Systemen re- duziert, jedoch könnten auch die Möglichkeiten für sinnvolles Eingreifen beein- trächtigt sein. – Passive Systeme stellen neue Anforderungen an PSA (z. B. Häufigkeit des Ausfalls eines Phänomens, das zur Ingangsetzung erforderlich ist). – Die Erfahrungen mit dem Betrieb passiver Systeme sind begrenzt. Wo sie bisher eingesetzt wurden, waren sie oft durch aktive Systeme ergänzt. Daher kann aufgrund der Eigenschaften der Passivität noch nicht von einer erhöhten Zuverlässigkeit ausgegangen werden. „Theoretische und experimentelle Nachweise der tatsächlichen Zuverlässigkeit eines konkreten passiven Nachwärmeabfuhrsys- tems sind ebenso erforderlich wie detaillierte Analysen der zu unterstellenden Ein- 76 satzrandbedingungen bei verschiedenen möglichen Stör- und Unfallszenarien“. 72 Dieser Abschnitt bezieht sich weitgehend auf die Studie (Pistner, Englert, Küppers, et al., 2021). 73 Pistner, Englert, Küppers, et al., 2021. 74 Dieser Begriff wird im internationalen Rahmen unterschiedlich verstanden und gebraucht. Die in der WENRA zusammengeschlossenen Europäischen Nuklearaufsichtsbehörden verstehen darunter Systeme, deren Antriebskraft auf natürlichen Kräften beruht, also auf Schwerkraft, Unterschieden in der Dichte, Wär- meaustausch u. a. Es ist für sie akzeptabel, wenn zum Ingangsetzen dieser Systeme eine einmalige Zustands- änderung erforderlich ist, sofern diese nur von gespeicherter Energie abhängt und keine andauernde Funktion unterstützender Systeme erfordert. 75 WENRA, 2018. 76 Pistner, Englert, Küppers, et al., 2021. 34 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Wird tatsächlich eine große Zahl von SMR-Anlagen realisiert, bedeutet dies auch eine große Zahl verschiedener Standorte und damit verbundener Transporte. Aktuell diskutierte SMR-Konzepte sehen eine geplante elektrische Leistung von 1,5 bis 300 Megawatt vor. Im Vergleich dazu: Heutige (neue) Kernkraftwerke verfügen in der Regel über elektrische Leistungen im Bereich von 1 000 – 1 600 MW und sind somit um einen Faktor 3 bis 1 000 größer. Bezieht man dies auf den aktuellen Kraftwerks- park, müssten alleine viele tausend bis zehntausend SMR-Anlagen gebauten werden, nur um den aktuellen Kraftwerkspark von 400 Reaktoren mit großer Leistung zu er- 77 setzen. Die Standorte rücken viel näher an Siedlungsgebiete heran. Proliferation und Einwir- kungen von außen werden (beispielsweise in Form terroristischen Missbrauchs) zu noch größeren Problemen, und im Fall eines Unfalles sind wegen der Siedlungsnähe 78 möglicherweise mehr Menschen betroffen. Somit ist aus heutiger Sicht von der Einführung von SMR keine signifikante Verbesserung der Sicherheit zu erwarten. Dazu kommt, dass auch bei den SMR die Gefahren nicht umfassend und belastbar zahlenmäßig abgeschätzt werden. Sie erfordern eine Weiterentwicklung der Metho- 79 dik der PSA, die grundlegenden Schwächen dieser Analysen bleiben bestehen. 1.3 Gefahren und Probleme der Ver- und Entsorgung 1.3.1 Vom Uranbergwerk zum Brennelement Unverzichtbar bei der Nutzung der Kernenergie sind Abbau und Aufbereitung von 80 81 Uran. Damit sind zahlreiche Risiken verbunden: Der Abbau erfolgt überwiegend als Tagebau. Untertagebergwerke werden aus wirtschaftlichen Gründen in immer geringerem Ausmaß genutzt – mit Ausnahme von Reicherz-Bergwerken, die aber insgesamt nur einen kleinen Anteil an der Produktion haben. Typische Urankonzent- rationen im Erz liegen im Bereich von 0,03 %, bei Reicherz bis 20 %. Der Trend geht zu immer ärmeren Erzen (bis 0,01 %). Mit sinkender Konzentration sinkt die Effizienz 82 der Aufarbeitung und der Energiebedarf pro t Uran nimmt zu. Beim Abbau entstehen große Volumina von Abraum, die an der Oberfläche gelagert werden und teilweise auch Uran und andere radioaktive Stoffe enthalten. Um den Jahresbedarf eines typischen Kernkraftwerks mit Druckwasserreaktor und 1 300 MWel Leistung (ca. 30 t Brennstoff) zu decken, fallen mehrere 100 000 t Abraum an. 77 Steigerwald, 2021. 78 Pistner, Englert, Küppers, et al., 2021. 79 Dies trifft analog auch auf Reaktorkonzept der sogenannten „IV. Generation“ zu, an denen ebenfalls seit mehreren Jahrzehnten gearbeitet wird und die evtl. in einigen Jahrzehnten als Demonstrationsanlagen zur Verfügung stehen, siehe Pistner & Englert (2017). Eine ökonomische Einordnung von SMR-Konzepten erfolgt in Abschnitt 2.1.3.2 80 Theoretisch ist auch Thorium für Kettenreaktionen nutzbar und es liegt in noch höherer Intensität vor als Uran; jedoch gibt es diesbezüglich bis heute keine industriellen Anwendungen und wird daher hier nicht wei- terverfolgt. 81 Diehl, 2016; W. Neumann, 2019). Auch erneuerbare Energien und Speichertechnologien erfordern Roh- stoffe, deren Abbau mit Gefahren und Umweltzerstörung verbunden sein kann. 82 Vergleiche den Uran-Atlas mit einer Übersicht über den Uranabbau und die Rolle der Europäischen Union, siehe BUND (2019). 35 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Abdeckungen sind erforderlich, um die Umweltauswirkungen durch eindringendes Wasser, verwehten Staub und das Gas Radon zu reduzieren. Das Uranerz wird zuerst mechanisch, dann durch nasschemisches Herauslösen auf- 83 bereitet. Endprodukt ist Uranerzkonzentrat (U3O8, sogenannter „yellow cake“). Bei der Aufbereitung fallen Rückstände (sogenannte Tailings) an, die die gesamten Zer- fallsprodukte des Urans enthalten und ebenfalls beträchtliche Volumina haben – auf den Jahresbedarf eines Kernkraftwerks entfallen ca. 100 000 t Tailings. Diese weisen einen hohen Wassergehalt auf und müssen hinter Dämmen gelagert werden. Sobald sie getrocknet sind, droht das Verwehen von radioaktivem Staub. Abdeckungen oder Begrünungen können auch hier die Belastung reduzieren, werden aber in manchen Ländern (z. B. Südafrika) nicht eingesetzt. Ein Verfahren, das zunehmend genutzt wird und auf das mittlerweile mehr als die Hälfte der Uran-Produktion entfällt, ist der Lösungsbergbau. In Lagerstätten mit po- rösem Gestein werden dabei saure oder alkalische Lösungen eingepresst und dann, beladen mit gelöstem Uran, wieder an die Oberfläche gepumpt. Immer wieder treten Leckagen auf, z. B. im Januar 2014 in Willow Creek, Wyoming, USA. Auch die Bohr- löcher stellen, trotz Auskleidung, eine Schwachstelle dar – bei seitlichem Austritt der 84 Lösungen wird das Grundwasser gefährdet. In vielen Staaten (USA, Kanada, Deutschland, Tschechien …) gibt es Altlasten von historischem Abbau. Einiges spricht dafür, dass die Probleme in Zukunft nicht gerin- ger werden: Mehrere neue Projekte liegen in Ländern, die bisher keine Erfahrung mit dem Uranbergbau hatten und daher mit den Risiken nicht vertraut sind – etwa in 85 Malawi und anderen Ländern Afrikas. Für Leichtwasserreaktoren und auch die meisten anderen heutigen Reaktortypen ist der nächste Schritt die Anreicherung im Isotop U-235 von 0,7 % im Natururan auf etwa 3 – 6 %. Dazu ist es erforderlich, Uran in den gasförmigen Zustand zu überfüh- ren. Die einzige Uranverbindung, die dafür in Frage kommt, ist Uranhexafluorid (UF6), das bereits bei einer Temperatur von 56,5 °C aus dem festen direkt in den gasförmi- gen Zustand übergeht. Es gibt verschiedene Methoden der Anreicherung. International am weitesten ver- breitet ist das Gaszentrifugenverfahren. Bei der Herstellung des typischen Jahresbe- darfs eines Druckwasserreaktors fallen etwa 200 t abgereichertes Uran an. Teilweise 86 wird dieses Material der Wiederanreicherung zugeführt; es wird auch als Bestand- teil panzerbrechender Munition eingesetzt. Überwiegend wird es jedoch ohne eine klare Perspektive der Weiterverwendung zwischengelagert. 83 Es kommt regelmäßig zu Unfällen. So brachen etwa im Dezember 2013 je ein Laugungstank bei der Rössig- mine in Namibia, und ein Tank bei der Ranger-Mine in Australien. Schwefelsaurer Erzschlamm ergoss sich auf die Betriebsgelände. 84 Alley & Alley, 2013. 85 NEA & IAEA, 2020. 86 Von Anreicherung und Wiederanreicherung spricht man in Zusammenhang mit der Erzeugung von Kern- brennstoff aus Natururan. Wiederaufbereitung umschließt den gesamten Prozess mit den abgebrannten Brennelementen zu MOX aufbereitet werden 36 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Das angereicherte UF6 wird in Urandioxid (UO2) umgewandelt, aus dem dann die Brennelemente für Kernkraftwerke hergestellt werden. 1.3.2 Zwischenlagerung, Wiederaufarbeitung, Abfallströme Nach dem Einsatz im Reaktor wird der abgebrannte Brennstoff zwischengelagert. In Europa werden dabei drei Verfahren angewandt – Nasslagerung, Wasserbecken oder Trockenlagerung in Behältern bzw. Betonblöcken. Der weltweit größte Teil der abgebrannten Brennelemente lagert derzeit relativ ungeschützt in Abklingbecken oder in als Zwischenlösung gedachten Nasslagern (zu damit verbundenen Problemen siehe Abschnitt 1.2.1). Die Behälterlagerung ist sicherheitstechnisch vorteilhaft. Wichtig ist dabei aber ein angemessener Schutz gegen Einwirkungen von außen durch zwei Barrieren (Behälter und umgebendes Bauwerk) sowie die Sicherstellung der Integrität der gelagerten Materialien und der Behälter, bis ein Endlager zur Ver- fügung steht. Nach der Zwischenlagerung ist der abgebrannte Brennstoff, wenn er nicht zu Pluto- nium aufgearbeitet wird, hochradioaktiver Abfall und muss konditioniert und endge- 87 88 lagert werden. Teilweise wird der Brennstoff auch wiederaufgearbeitet. Die Wie- deraufarbeitung ist ein komplexes chemisches Verfahren zur Abtrennung von Uran und Plutonium. Sie ist störanfällig und es entstehen radioaktive Abfälle verschiede- ner Kategorien: Hochradioaktive Abfälle, deren Gefahrenpotenzial dem des abge- brannten Brennstoffs vergleichbar ist (und die ebenfalls über längere Zeiträume zwi- schengelagert werden müssen), verschiedene Arten von mittelradioaktiven Abfällen sowie auch große Volumina schwachradioaktiver Abfälle. Das rückgewonnene Plu- tonium wird teilweise in speziellen Brennelementen (Mischoxid, MOX) wieder im Re- aktor eingesetzt. Die Fertigung von MOX-Brennstoff ist aufwendiger und gefährli- cher als die von gewöhnlichem Uranbrennstoff. Abgebrannter MOX-Brennstoff ist toxischer als abgebrannter U-Brennstoff und für nochmalige Wiederaufarbeitung kaum geeignet. Aufgrund der technischen Probleme sowie auch der hohen Kosten ist das Volumen ziviler Wiederaufarbeitung und damit auch die MOX-Herstellung international immer weniger genutzt. Der Betrieb der Wiederaufarbeitungsanlage THORP in Großbritannien wurde 2018 beendet. Derzeit betreiben lediglich Frank- reich und Russland Aufbereitungsanlagen; die japanische Anlage ist noch nicht in Betrieb und China versucht, sich durch den Bau von eigenen Anlagen auch in diesem 89 Technologiesegment zu platzieren. Seit einigen Jahrzehnten werden erhebliche Mittel für die Forschung zur Trennung und Umwandlung (Partitioning and Transmutation, P&T) von Radionukliden aus hochradioaktivem Abfall aufgewandt. Dabei sollen langlebige Nuklide in stabile oder kurzlebige umgewandelt werden. Das ursprüngliche Ziel war, damit die Endlagerung hochradioaktiver Abfälle zu reduzieren. Nach mehreren Jahrzehnten Forschung ist inzwischen ist klar, dass dieses Ziel nicht erreicht werden kann. Die Prozesse sind 87 Brunnengräber, 2016b, 29 – 33. 88 von Hippel et al., 2019. 89 Siehe von Hippel et al. (2019) sowie fissilematerials.org/blog/2021/03/china_starts_construction.html (zuletzt geprüft am 29.09.2021). 37 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 zwar theoretisch bekannt, aber nicht großtechnisch umsetzbar, die Zeiträume stre- cken sich über mehrere Jahrhunderte, die Kosten sind nicht abschätzbar und der 90 Prozess produziert seinerseits zusätzliche Mengen an radioaktivem Abfall. Darüber hinaus ist durch die Abtrennung von Plutonium und der Gefahr der Proliferation von einer Erhöhung des Gefahrenpotenzials der Kernenergie durch die Nutzung von P&T 91 auszugehen. Neben Abraum und Tailings, dem abgebrannten Brennstoff und ggf. den Abfällen aus Wiederaufarbeitung und MOX-Fertigung entstehen an allen Schritten der Ver- und Entsorgung noch weitere Abfallströme. Bedeutsam sind dabei die mittel- und 3 schwachradioaktiven Betriebsabfälle der Kernkraftwerke, etwa 200 m pro Jahr bei einem Druckwasserreaktor. Auch beim Abriss von Kernkraftwerken entstehen Abfälle. Von insgesamt etwa 600 000 t Abrissmaterial bei einem Druckwasserreaktor sind etwa 50 000 t radioak- tiv kontaminiert. Etwa 10 % davon werden in Deutschland als radioaktive Abfälle be- handelt, der Rest kann theoretisch für anderweitige Verwendung freigegeben wer- 92 den. 1.3.3 Transporte radioaktiver Stoffe Die verschiedenen Anlagen im System der Kernenergienutzung befinden sich i. A. nicht am gleichen Standort. Dies betrifft Erzaufbereitung, Brennelementfertigung, teilweise Zwischenlagerung und Abfallkonditionierung, sowie Endlagerung schwach- radioaktiver Abfälle. Auch die Konversionsanlagen, in denen das aus dem Erz gewon- nen U3O8 in Uranhexafluorid (UF6), bzw. dieses nach der Anreicherung in Uranoxid (UO2) umgewandelt werden, befinden sich meistens nicht am gleichen Standort wie die Anreicherungsanlagen. So wird Uran zur Wiederanreicherung aus der Europäi- schen Union nach Russland transportiert. Somit ist zum Betrieb von Kernkraftwerken ein umfangreiches Netzwerk von Trans- 93 porten radioaktiver Stoffe erforderlich. Diese umfassen insbesondere: – Uran in verschiedenen chemischen Verbindungen und Anteilen von U-235 (ein- schließlich UF6) – unbestrahlte und bestrahlte Uran- und MOX-Brennelemente – verschiedene Kategorien hoch-, mittel- und schwachradioaktiver Abfälle – Abfälle vom Abriss von Kernkraftwerken, u. a. Großkomponenten Besonders hohes Gefahrenpotenzial haben die Transporte von Uranhexafluorid. Die Transportbehälter können bei schweren Unfällen versagen. Uranhexafluorid ist che- misch und radiologisch hochtoxisch. Bei Freisetzungen reagiert es mit dem Wasser- dampf der Luft. Dabei bildet sich Fluorwasserstoff (HF), eine der gefährlichsten und giftigsten Substanzen, die es gibt. Bei Menschen in der Nähe des Unfallortes können 90 Frieß et al., 2021, S. 202; Pigford & Rassmusen, 1996. 91 Frieß et al., 2021; Kreusch et al., 2019. 92 Allerdings ist in einigen Ländern die Freimessung für die Nutzung von Stoffen außerhalb des Nuklearsektors noch verboten (Beispielsweise in Frankreich). In vielen Fällen scheitert die Freigabe aber auch an fehlenden Märkten für die freigegebenen Stoffe. (W. Neumann, 2019; OECD/NEA, 2020). 93 W. Neumann, 2011. 38 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 bereits geringe Mengen zu starken Verätzungen bis zum Tod führen. Beim Transport von Plutoniumoxid (PuO2) oder frischen MOX-Brennstäben könnte z. B. ein Brand in einem Tunnel zu beträchtlichen Freisetzungen führen. Großes Gefahrenpotenzial besteht auch beim Transport hochradioaktiver abgebrannter Brennelemente. Diese sind allerdings im Behälter relativ fest eingebunden, somit sind größere Freisetzun- gen nur bei einem schweren Unfall mit länger anhaltendem Folgebrand möglich. Schwach- und mittelradioaktive Abfälle werden in verschiedensten Formen trans- portiert. Das Freisetzungspotenzial ist daher sehr unterschiedlich. Ein besonderes Problem der Transporte radioaktiver Stoffe ist ihre weite Verbreitung, und damit auch die weite Streuung der Gefährdung. Sie werden auf Autobahnen, Bahnstrecken und auch per Schiff transportiert, über Straßenknoten und Rangierbahnhöfe, durch Großstädte und Häfen, und über Grenzen. Die Transparenz bzgl. der Routen ist ge- ring, auch werden zu den Transportwegen nur wenige Angaben veröffentlicht, um Terroranschläge zu erschweren und Gegendemonstrationen zu verhindern, was aber nicht immer gelingt. Zur Bewertung der Strahlenbelastung nach Transportunfällen wird häufig der PSA- Ansatz gewählt. Die Schwächen dieser Methodik wirken sich hier jedoch ebenso aus wie bei der Analyse von Kernkraftwerksunfällen (siehe Abschnitt 1.2.3). Die Abläufe sind z. T. sehr komplex und müssen vereinfacht werden. Üblicherweise werden über Abschneidekriterien Bedingungen festgelegt, die noch in Betracht gezogen werden und solche, die als zu unwahrscheinlich betrachtet und daher nicht mehr berücksich- tigt werden. Dadurch besteht die Gefahr, dass seltene, aber mögliche Ereignisse mit sehr großen Freisetzungen ausgeblendet werden. Darüber hinaus ist es sehr schwie- rig, durchgängig ein vollständiges Inventar an radioaktiven Stoffen sowie die Anteile des radioaktiven Inventars festzulegen, die bei bestimmten Unfallsequenzen im 94 schlimmsten Fall freigesetzt werden. 1.3.4 Endlagerung von hochradioaktiven Abfällen Die letzte Station des nuklearen Brennstoffes stellt das sog. Endlager dar. Für hoch- 95 radioaktive Abfälle aus zivilen Kernkraftwerken gibt es ein solches betriebsfähiges 96 Lager weltweit noch nicht. Für hochradioaktive Abfälle – die 99 % der Gesamtra- dioaktivität enthalten – wird international derzeit überwiegend eine Lagerung im tie- 97 fen geologischen Untergrund angestrebt. Teilweise sind, in unterschiedlichem Maße, Vorkehrungen zur Rückholung der Abfälle geplant. Weltweit werden für hochradioaktive Abfälle drei Gesteinsarten als Wirtsgesteine in Betracht gezogen: Salz, Ton und kristalline Gesteine wie Granit. In Deutschland 94 INTAC, 2012. 95 Für Nuklearabfälle aus militärischen Anlagen wird in den USA das Waste Isolation Pilot Plant (WIPP) in einer Salzformation in der Nähe von Carlsbad im US-amerikanischen Bundesstaat New Mexico betrieben. 96 Brunnengräber & Di Nucci, 2019. 97 Siehe zu der Problematik die Ergebnisse des interdisziplinären Forschungsprojekts ENTRIA (www.irs.uni- hannover.de/de/forschung/entria/entria/, zuletzt geprüft am 29.09.2021) sowie die Darstellung von Länderstudien und Querschnittsthemen in Brunnengräber & Di Nucci (2019); Di Nucci et al. (2015, 2018). 39 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 kommen dafür potenziell 90 sogenannte Teilgebiete in Frage, die im Laufe der End- 98 lagersuche weiter untersucht werden. Salz war für viele Jahre in Deutschland das bevorzugte Wirtsgestein. Diese Festlegung wurde mit dem Standortauswahlgesetz von 2017 aufgegeben, nunmehr werden auch die anderen Gesteinsarten in die Standortsuche einbezogen. In den meisten Staaten wird bei der Endlagerung von hochradioaktiven Abfällen ein sogenannter „Sicherheitsnachweis“ für Zeiträume von 1 Million Jahren und mehr ge- 99 fordert. Das bedeutet den nach heutigem Wissensstand bestmöglichen Ausschluss von Risiken für Millionen Jahre, u. a. die Vermeidung radioaktiver Freisetzungen aus dem Lager bzw. die Unterschreitung vorgegebener Grenz- oder Richtwerte. Bei Salz und Ton soll dies primär durch die geologische Barriere gewährleistet werden – er- gänzt durch geotechnische Barrieren in den Hohlräumen und Zugangswegen. Bei Granit, der Klüfte aufweist, in denen Grundwasser zirkulieren kann, müssen techni- sche Barrieren für den Einschluss sorgen. Nach heutigem Kenntnisstand gibt es bei 100 allen drei favorisierten Optionen Vor- und Nachteile. Die Festlegung möglicher Standorte für die Endlagerung hängt neben naturwissenschaftlichen Kriterien auch von politischen Auseinandersetzungen, wirtschaftlichen Interessen und unterschied- 101 lichen Betroffenheiten im föderalen System ab. Die Suche nach möglichen Standorten ist kompliziert und sehr langwierig. Frankreich und die Schweiz erkunden Standorte mit Tonsteinvorkommen. In Schweden und Finnland werden Standorte in kristallinem Wirtsgesteine erkundet. Eine wichtige Rolle spielt die Wärmeentwicklung hochradioaktiver Abfälle. Je höher die Tempera- turen im Endlager, desto komplizierter wird dessen Auslegung und desto höher sind die Ungewissheiten – dies gilt für alle in Betracht gezogenen Wirtsgesteine. In manchen Staaten (darunter Deutschland, Frankreich, Schweiz, USA) wird eine zeit- lich befristete Rückholbarkeit der hochradioaktiven Abfälle vorgesehen, verbunden mit einem Monitoring des Endlagers. So sollen unvorhergesehene und potenziell ge- fährliche Entwicklungen frühzeitig erkannt werden und es besteht die Möglichkeit, im schlimmsten Fall die Abfälle wieder auszulagern. Die Zeiträume, für die eine zu- verlässige Überwachung durchgeführt werden kann, sind allerdings begrenzt, eben- so die Zeit, für die eine Rückholung der Abfälle mit vertretbarem Aufwand noch mög- lich ist. In Deutschland wird Rückholbarkeit lediglich für die Befüllungsphase des Endlagers vorgesehen. Anschließend soll für 500 Jahre eine Bergung der Behälter (ungeplantes Herausholen) möglich sein. In der Schweiz soll nach Ende der Einlage- rung für einen längeren Zeitraum der Zugang ins Lager offengehalten werden, wobei etwa 100 Jahre vorgesehen sind. Das Konzept mit Monitoring und Rückholbarkeit weist spezielle Vor- und Nachteile auf. Positiv fällt ins Gewicht, dass unerwartete Entwicklungen in der ersten Phase der Endlagerung erkannt werden können und gegengesteuert werden kann. Neue 98 Eine Karte mit den Teilgebieten findet sich unter: (www.bge.de/de/endlagersuche/zwischenbericht- teilgebiete/, zuletzt geprüft am 29.09.2021), bzw. (BGE, 2020b). 99 Appel et al., 2015. 100 Siehe für eine Zusammenfassung der Vor- und Nachteile der einzelnen Gesteinsarten BGE (2020a). 101 Brunnengräber, 2019a, S. 76 40 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 wissenschaftliche Erkenntnisse können gewonnen werden. Dagegen spricht, dass Monitoring die Barrieren schwächen und somit die Langzeitsicherheit gefährden kann. Schadensereignisse wie Wassereinbruch über Schächte werden wahrscheinli- 102 cher, wenn der Zugang zum Lager länger offengehalten wird. Weiterhin spricht dagegen, dass bei längerfristiger Rückholbarkeit Plutonium im Endlager in zuneh- mendem Maße zugänglich wird, da die Strahlung von kurzlebigen Spaltprodukten, die vor dem Zugriff abschreckt, mit der Zeit abnimmt (auch ziviles Plutonium ist für den Bau von atomaren Sprengsätzen geeignet). Letztlich handelt es sich bei der Endlagerung von hochradioaktiven Abfällen aber nicht um ein rein technisches, sondern ein sozio-technisches Problem, das nur ge- sellschaftlich ausverhandelt werden (siehe hierzu Abschnitt 4) 1.4 Zivil-militärische Ambivalenz der Kerntechnologie Die Nutzung der Kernenergie wurzelt in den militärischen wissenschaftlich-techno- 103 logischen Programmen der 1940er und 1950er Jahre. Für die Kernwaffenpro- gramme waren insbesondere effektive Wege zur Urangewinnung und –bearbeitung, zur Urananreicherung des spaltbaren Isotops Uran-235 zu entwickeln sowie erste Kernreaktoren zur Plutoniumproduktion und eine chemische Abtrennung des Pluto- niums aus abgebranntem hochradioaktivem Uranbrennstoff zu realisieren. Darauf sollte die Kerntechnologie für „zivile“, d. h. wirtschaftlich nutzbare, nicht-militärische Zwecke aufbauen, die ab den 1950er Jahren vorbereitet wurde und in den 1970er und 1980er Jahren zum Bau und zur Inbetriebnahme von mehreren hundert Kern- kraftwerken in heute etwa 30 Ländern führte. Die Atomwaffen sind seit 1945 in der Welt. Die entscheidende Voraussetzung für den Bau von Atomwaffen ist heute der Zugriff auf ausreichende Mengen an atom- waffenrelevanten Materialien. Das sind insbesondere geeignete Spaltstoffe (wie hochangereichertes Uran und Plutonium), aber auch fusionsfähiges Tritium (super- schwerer Wasserstoff). Ihre Produktion wird durch Urananreicherungstechnologien, durch („Wiederaufarbeitung“ genannte) Abtrenntechnologie aus Reaktorbrennstof- fen, weitere Abtrennprozeduren oder durch Beschleunigeranlagen ermöglicht. Sol- che „sensitiven“ oder „Dual-use“-Technologien finden sowohl im militärischen als auch im zivilen Bereich ihre Anwendung bzw. sind dort erforderlich. Weite Bereiche der in Kernenergieprogrammen genutzten Nukleartechnologien und Materialien sind 104 daher zivil-militärisch ambivalent. In den letzten zehn Jahren erfolgten acht der zehn neu in Betrieb genommenen Kernkraftwerke durch Kernwaffenstaaten, bzw. 105 von diesen kontrollierten Firmen in anderen Ländern. Der Zusammenhang der zi- vilen Kerntechnologieentwicklung und -nutzung mit der andauernden Gefahr der Kernwaffenverbreitung (nukleare Proliferation) wird seit dem Beginn der Ära der 102 Kreusch et al., 2019. 103 Groves, 1983; Lovins & Lovins, 1981. 104 Liebert, 1991, 2002; Pistner et al., 1999, S. 134 ff.. 105 Schneider et al., 2020. 41 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 106 Kernenergie diskutiert und ist in den 1970er Jahren vertieft worden. Die Fortent- wicklung von Technologien, die ursprünglich im militärischen Kontext entstanden sind, hat zur zivilen Nutzung von Nukleartechnologien geführt, diese sind aber selbst wieder Quelle für militärische Möglichkeiten oder entsprechende technische Optio- nen geworden. So konnten und können Bestrebungen in Richtung auf Kernwaffen- besitz oder sogar regelrechte geheime Waffenprogramme unter dem Deckmantel zivil deklarierter Nuklearprogramme stattfinden. Beispiele betreffen einige der in- zwischen neun Kernwaffenstaaten, in der Vergangenheit einige europäische Staa- 107 108 ten und in jüngerer Zeit auch Libyen . Der damalige Generaldirektor der Inter- nationalen Atomenergieorganisation (IAEO), Mohammed el-Baradei, sprach 2006 darüber hinaus von einer größeren Anzahl nukleartechnisch weit entwickelter „vir- 109 tueller Kernwaffenstaaten“ , die bereits Zugriff auf sensitive Technologien und Materialien hätten, um quasi jederzeit in kürzester Zeit Kernwaffenstaaten zu wer- 110 den, falls die Entscheidung dazu fallen sollte (z. B. in Japan oder Korea). Als ein wesentliches internationales Instrumentarium, um zumindest die Ausweitung 111 der Kernwaffen besitzenden Staaten (horizontale Proliferation ) einzudämmen, wird der Nichtverbreitungsvertrag (NVV) angesehen, der 1970 in Kraft trat und 1995 auf unbegrenzte Zeit verlängert wurde. Unter anderem verpflichten sich darin die Nichtkernwaffenstaaten, alle ihre kerntechnischen Anlagen, in denen mit sensitiven Spaltstoffen umgegangen wird, unter Safeguards (Sicherungsmaßnahmen) der IAEO zu stellen. Die Möglichkeiten und Befugnisse der IAEO gehen allerdings nicht so weit, dass die intrinsische zivil-militärische Ambivalenz der Kernenergienutzung au- ßer Kraft gesetzt werden könnte. Das hat auch damit zu tun, dass der Nichtverbrei- tungsvertrag (NVV) allen Mitgliedsstaaten die Entwicklung der Kernenergie in all ih- ren Aspekten als „unveräußerliches Recht“ garantiert. Manche Schwachstellen der Safeguards wurden erkannt und seit 1997 können die Mitgliedsländer auf freiwilliger Basis der IAEO erweiterte Überwachungsrechte über sogenannte Zusatzprotokolle zu den Safeguards-Vereinbarungen geben. Dennoch bleiben fundamentale Probleme. Durch Safeguard-Maßnahmen der IAEO können nur erfolgte Abzweigungen von Waffenstoff mit hoher Wahrscheinlichkeit – und dies nur im Nachhinein – entdeckt werden. Die internationale Konstellation und die politischen Rahmenbedingungen in Mitgliedsländern können sich so ändern, dass die erhoffte Wirkung von Safeguards, die auf wechselseitiger Kooperation und Vertrauensbildung unter den Staaten setzen, außer Kraft gesetzt wird. Die einmal 106 Acheson-Lilienthal, 1946 bzw. Ford Foundation, 1979; Lovins & Lovins, 1981; SIPRI, 1979. 107 Beispielsweise Schweden, siehe Jonter (2010). 108 Braut-Hegghammer, 2008. 109 Als „break-out“-fähig bezeichnet Sholly (2007) Staaten, die innerhalb kürzester Zeit eine größere Zahl von Kernwaffen herstellen könnten, und zählt dazu Argentinien, Belgien, Brasilien, Deutschland, Iran, Italien, Japan, Kanada, Niederlande, Schweden, Schweiz, Spanien und die Tschechische Republik. Zu den kernwaf- fenfähigen Ländern zählt er Armenien, Bulgarien Finnland, Kasachstan, Litauen, Mexiko, Rumänien, Slowakei, Slowenien, Süd-Korea, die Ukraine und Ungarn. (Sholley & Steven, 2007, 156 – 77). 110 Interview in Reuters (16.10.2006), zitiert in (Liebert, 2021). 111 Horizontale Proliferation bezieht sich auf die Ausweitung der Staaten, die Kernwaffen besitzen, vertikale auf die Weiterentwicklung und Anhäufung von Kernwaffen in diesen Staaten. 42 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 geschaffenen sensitiven technischen Möglichkeiten, die „unkontrolliert“ zum Kern- waffenbesitz führen könnten, bleiben dann aber erhalten. So wird immer wieder be- tont, dass beispielsweise Safeguards ein Mitgliedsland des Nichtverbreitungsvertra- ges nicht davon abhalten könnten, einen Vorrat an Nuklearwaffenmaterial unter Sa- feguards anzulegen, um dann später – mit dreimonatiger Kündigungsfrist – den NVV - Vertrag zu verlassen und dieses Material für ein Waffenprogramm zu verwenden, 112 wie dies Nordkorea tat. Solche Überlegungen führten in 1970er Jahren zur Entwicklung des Konzepts der Proliferationsresistenz, mit dem, trotz der intrinsischen zivil-militärischen Ambiva- lenz, Kernenergienutzung zumindest resistent (robust) gegen eine militärische Nut- zung gemacht werden sollte. Diese Zielsetzung haben sich seit Beginn dieses Jahr- hunderts auch internationale Kooperationsprogramme zur Weiterentwicklung der Kernenergietechnologie zu eigen gemacht (Generation IV International Forum und das International Project on Innovative Nuclear Reactors and Fuel Cycles der 113 IAEO). Bis heute ist nicht erkennbar, dass in diesem Bereich ernst zu nehmende technologische Durchbrüche erreicht worden wären. Dem steht gegenüber, dass eine inzwischen weltweit dominierende und für die Kernenergienutzung nunmehr unverzichtbare Urananreicherungstechnologie, die Gas-Ultrazentrifuge, keineswegs proliferationsresistent ist, sondern im Gegenteil als proliferationsförderlich einge- schätzt werden muss. Ein weiterer – oft wenig beachteter – Aspekt ist das radiologische Gefahrenpotential durch Anlagen im Bereich der Kernenergienutzung in kriegerischen Auseinanderset- zungen oder durch terroristische Angriffe. Während Kernwaffen durch ihre singuläre Zerstörungskraft in Folge der erzeugten Druckwelle und Hitzeentwicklung gekenn- zeichnet sind, ist ihre radiologische Wirkung in der Regel um Größenordnungen klei- ner als beispielsweise das radiologische Katastrophenpotenzial von großen Leis- tungsreaktoren, dass durch das vorhandene und freisetzbare radiologische Inventar bestimmt ist. Ein Angriff auf Nuklearanlagen könnte zu massiven Radioaktivitätsfrei- setzungen führen, die radiologische Folgewirkungen eines Kernwaffeneinsatzes bei 114 weitem übertreffen . Diese Tatsache hat auch prominente jahrzehntelange Befür- 115 worter der Kernenergie zu einem Umdenken genötigt. 1.5 Zwischenfazit Kernkraftwerke sind keine konventionellen Stromerzeugungsanlagen, sondern wur- den als Nebenprodukt militärischer Entwicklungsprogramm gebaut und unterliegen bis heute der zivil-militärischen Ambivalenz. Eine technische Betrachtung des Sys- temguts Kernkraft legt eine Vielzahl von nicht vollständig beherrschbaren Risiken und Unsicherheiten offen. Vor dem Hintergrund zahlreich verfügbarer erneuerbarer 112 OTA et al., 1993. 113 Liebert, 2005, 224 – 25. 114 Die bei der Reaktorkatastrophe in Tschernobyl freigesetzte Radioaktivität liegt um einen Faktor 200 bis 300 höher als die der Bomben von Hiroshima und Nagasaki zusammen. 115 So Carl-Friedrich von Weizsäcker in seiner Einleitung zu (Meyer-Abich & Schefold, 1986). 43 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Energiequellen ist Kernkraft zu gefährlich, um in der kommerziellen Energiewirt- schaft eingesetzt zu werden und eine Rolle bei der Bekämpfung des Klimawandels zu spielen. Die Gefahren, die von Kernkraftwerken ausgehen, sind außerdem nicht zuverlässig quantitativ zu ermitteln. Mit Kernkraftwerken zu leben, bedeutet somit nicht nur, mit der Möglichkeit von katastrophalen Unfällen zu leben, die in Raum und Zeit sehr weitreichende Auswirkungen haben. Es bedeutet zwangsläufig auch, eine Gefährdung in Kauf zu nehmen, deren Ausmaß nicht belastbar bestimmt werden kann. Gefahren für Menschen und Umwelt in den Bereichen der Ver- und Entsor- gung (insbes. Urangewinnung und –verarbeitung, Transport, Zwischenlagerung, Endlagerung) machen die Kernkraft zusätzlich für ein nachhaltiges Energiesystem untauglich. Die Gefahren der Proliferation von kernwaffentauglichem Spaltmaterial sind erheblich. Besonders schwerwiegend sind die ungelösten Probleme der End- lagerung, die Sicherheitsbetrachtungen über 1 Million Jahre erfordern. Weitere Pro- bleme schafft der zivil-militärische Dual-use-Charakter vieler Bereiche der Kerntech- nologie, der sich bislang technologisch nicht auflösen lässt. Die zivile Nutzung der Kernenergie trägt daher immer die Gefahr militärischer atomarer Aufrüstung in sich. 2. Wirtschaftlichkeit Die weltweite Entwicklung der Kernkraft in den Jahren 2000 bis 2020 weist wei- testgehend unveränderte Werte der Stromerzeugung auf, von 2 500 TWh im Jahr 2000 zu 2 700 TWh im Jahr 2020. Aufgrund des Anstiegs der gesamten Stromerzeu- gung reduzierte sich der relative Beitrag der Kernenergie in diesem Zeitraum von 16,7 % auf 10,1 %. Wie im vorigen Abschnitt ausgeführt, entwickelten sich die kom- merziellen Nutzungen von Kernkraft, u. a. zur Stromerzeugung, erst als Nebenpro- dukte militärischer Anwendungen, und daher jenseits von strengen Wirtschaftlich- 116 keitskriterien. Dies ist bis heute immer noch der Fall: Entscheidungen für bzw. ge- gen den Bau von Kernkraftwerken unterliegen einer Vielzahl von Einflüssen und las- 117 sen sich nicht auf eine wirtschaftliche Rationalität reduzieren. Dennoch werden ökonomische Argumente in der Diskussion um die Kernenergie immer wieder als 118 möglicher Beweggrund genannt. Dieser Abschnitt untersucht daher die betriebs- wirtschaftliche Perspektive (d. h. Investitionen in die Kernenergie), die energiewirt- schaftliche Perspektive (d. h. das Zusammenspiel von Kernkraft und anderen Ener- gieträgern) sowie die gesamtwirtschaftliche Perspektive (d. h. unter Berücksichti- gung gesamtgesellschaftlicher Nutzen und Kosten). Dabei werden auch unterschied- liche Zeithorizonte berücksichtigt: i) In der kurzen Frist (einige Jahre) stellt sich die Frage der vorzeitigen Abschaltung laufender Kernkraftwerke (z. B. wegen fehlender Wirtschaftlichkeit); ii) in der mittleren Frist (ca. 5 bis 20 Jahre) stellen sich Fragen von Laufzeitverlängerungen), und iii) in der langen Frist (ca. 30 bis 60 Jahre) stellt sich die Frage nach Neubauten von Kernkraftwerken. Darüber hinaus muss noch die sehr lange Frist, d. h. jenseits einer Million von Jahren berücksichtigt werden, in der die Ewigkeitskosten der Endlagerung anfallen. 116 Baade, 1958. 117 von Hirschhausen, 2017. 118 IEA, 2019 sowie IAEA, 2020b. 44 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 2.1 Einzelwirtschaftliche (betriebswirtschaftliche) Sicht 2.1.1 Kurzfristig (Betrieb) Kernkraftwerke zeichnen sich durch hohe Fixkosten, d. h. von der erbrachten Strom- produktion unabhängige, und relativ geringen variablen Kosten aus. Damit hatten Kernkraftwerke im laufenden Betrieb früher einen Vorteil gegenüber fossiler Strom- erzeugung mit deren höheren variablen Kosten. Jedoch ändert sich dieser anschei- nende Kostenvorteil im Verlauf der Systemtransformation grundsätzlich, da fossile Stromerzeugung zunehmend von erneuerbaren Energien ersetzt wird, vor allem von 119 Photovoltaik und Windkraft, die im Betrieb günstiger sind als Kernkraft. Bis dahin haben bestehende Kernkraftwerke potenziell Vorteile, insbesondere bei hohen bzw. steigenden CO2-Preisen für fossile Kraftwerke. Jedoch gilt selbst im heutigen Stromsystem nicht mehr, dass Kernkraftwerke im lau- fenden Betrieb kostengünstig sind. Dies hängt vor allem damit zusammen, dass die Betriebskosten mit steigendem Alter überproportional ansteigen, u. a. wegen der Fehleranfälligkeit, den Wartungskosten und Ausfallzeiten. Mit dem Erreichen des Endes der geplanten technischen Laufzeit von 30 bis 40 Jahren tritt immer öfter der Verlust der betrieblichen Wettbewerbsfähigkeit auf, das heißt die Unfähigkeit, unter 120 Wettbewerbsbedingungen eine betriebliche Marge zu erwirtschaften. Angesichts des hohen Alters des weltweiten Kraftwerkspark, welches durchschnittlich bei über 30 Jahren liegt (Abbildung 3), ist mit einer weiteren Verschlechterung der Wettbe- werbsfähigkeit zu rechnen. 121 Abbildung 3: Entwicklung der Altersstruktur der Kernkraftwerke weltweit. 119 Agora Energiewende, 2017. 120 Bradford, 2013; Lovins, 2013; Wealer et al., 2017; vgl. auch Schneider et al., (2020, 2021) für Fallstudien- material aus Frankreich. 121 Schneider et al., 2020, S. 55. 45 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Fehlende Wettbewerbsfähigkeit selbst im Betrieb ist in vielen wettbewerblich orga- nisierten Strommärkten ein Problem für Kernkraftwerke. Besonders deutlich zeigt sich dies in den Vereinigten Staaten, dem Land mit dem weltweit größten Kernkraft- werkpark. Dort sind in den vergangenen Jahren auf der Nachfrageseite die Großhan- delspreise u. a. aufgrund einer schwachen Nachfrage, niedriger Gaspreise und stei- gender Anteile erneuerbarer Energien gesunken, während auf der Angebotsseite die Kosten für den Betrieb und die Wartung alternder Kernkraftwerke gestiegen sind. Bereits 2017 waren laut einer Studie des MIT (Massachusetts Institute of Techno- logy) in den USA 35 Kernkraftwerke mit einer Gesamtleistung von 58 GW unrenta- 122 bel . Die Betreiber reagieren mit der Schließung ihrer Anlagen: So gingen zwischen 2009 und 2021 in den Vereinigten Staaten 12 Kernkraftwerke vom Netz, obwohl sie noch über Laufzeitberechtigungen von weiteren 10 bis 20 Jahren verfügten. Zu- gleich ist in den USA auch eine Welle an Forderungen nach Subventionen entstan- den, die u. a. in den Staaten New York und Illinois bereits erfolgreich war. Im Mittel- 123 punkt steht dabei das Instrument von Zero Emission Credits (ZECs). So zog der vormalige Kernkraftwerksbetreiber Exelon, nach Einführung der ZECs in New York und Illinois, angekündigte Außerbetriebnahmen zurück (Kraftwerke Clinton, Quad Cities, Ginna). Auch in Frankreich sind die Betriebskosten in den letzten Jahren er- heblich gestiegen. Neben dem Alter der Kraftwerke waren in Frankreich insbeson- dere die schlechte Leistung der Kraftwerke aufgrund gestiegener Ausfallzeiten, die 124 den geplanten Zeitrahmen überschreiten, besonders kostspielig. Auch der Klimawandel hat Auswirkungen auf die Wirtschaftlichkeit der Kernenergie. Zum Beispiel sorgt der durch den Klimawandel bedingte Anstieg der Wassertempe- raturen für immer häufigere Ausfälle durch Extremereignisse (wie auch durch Nied- rigwasser, Überschwemmungen, Tornados) und spezielle Ereignisse wie die uner- wünschte Ansiedlung von Organismen (biofouling) oder Eisbildung in der Kühlwas- serzufuhr im Winter. Diese Ereignisse senken den Wirkungsgrad und somit auch den Ertrag der Kernkraftwerke. In Frankreich, wo der Großteil der Reaktoren mit Fluss- wasser gekühlt wird, lässt sich das an den Ausfällen in den letzten Jahren beobach- 125 126 ten. Besonders hervorzuheben sind die Hitzesommer 2003 und 2019 . 2003 sank in einigen Regionen der Wasserstand in den Flüssen so weit ab, dass die Küh- lung nicht mehr möglich war und Kraftwerke abgeschaltet werden mussten, während in anderen Regionen die Wassertemperaturen nach dem Abkühlungsprozess die er- laubten Umweltgrenzen überschritten. Insgesamt erhielten im Hitzesommer 2003 sechs Kernkraftwerke eine solche Ausnahmeregelung von den gesetzlichen Anfor- derungen und wurden weiterhin betrieben, obwohl die gesetzlichen Grenzwerte überschritten wurden. Die französischen Kernkraftwerke, die (zu dem Zeitpunkt) etwa 75 % des französischen Stroms erzeugen, liefen mit stark reduzierter Kapazität. 122 Haratyk, 2017. 123 ZECs sind Zahlungen des Staates an Kernkraftwerksbetreiber, welche von der monetären Bewertung der vermiedenen CO2-Emissionen aus Kohle- und Erdgaskraftwerken abhängen (Luke, 2020). 124 Schneider et al., 2020. 125 Schneider et al., 2020. 126 www.climateforesight.eu/energy/nuclear-power-feeling-the-heat (zuletzt geprüft am 29.09.2021). 46 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Darüber hinaus stieg die Stromnachfrage während der Hitzewelle an, da die Bevöl- kerung u. a. Klimaanlagen stärker betrieb und aufstellte. Um Energie zu sparen, hat 127 Frankreich seine Stromexporte um mehr als die Hälfte reduziert. In Frankreich ist die Tendenz steigend und der Kapazitätsverlust kann kurzfristig über 6 GW oder 128 10 % der installierten Kapazität betragen. 2.1.2 Mittelfristig (Laufzeitverlängerungen) 2.1.2.1 Laufzeitverlängerungen Bei einigen Kernkraftwerken stellt sich die Frage, ob Investitionen in eine Verlänge- rung der ursprünglich geplanten technischen Lebensdauer vorgenommen werden sollten. Dies wird u. a. von einigen aktuellen Studien als ökonomisch sinnvoll einge- 129 schätzt, z. B. dem Joint Research Centre der Europäischen Kommission . Auf euro- päischer Ebene enthält die Fortschreibung der langfristigen EU-Klimaschutzstrategie (Clean Energy Package) sowie der European Green Deal deutliche Laufzeitverlänge- 130 rungen. Auf internationaler Ebene fordert die Internationale Energieagentur, die Kernenergie mit hohen Subventionen zu unterstützen, um die Laufzeiten der beste- 131 henden Reaktoren zu verlängern. Die aktuell betriebenen Kernkraftwerke sind im 132 Allgemeinen für eine Laufzeit von 30 bis 40 Jahren ausgelegt. Laufzeitverlängerungen sind oftmals mit erheblichen technischen Nachrüstungen verbunden, die teuer sind und die das oben angesprochene Problem technischer Un- 133 sicherheiten verschärfen . Darüber hinaus führen Laufzeitverlängerungen auch zu zusätzlichen radioaktiven Abfällen, für die aus heutiger Perspektive noch keine sau- bere und gesellschaftlich vertretbare Lösung besteht. Zwar hängen die Kosten von Laufzeitverlängerungen von den konkreten durchzuführenden Maßnahmen ab und können stark variieren. Ein wesentlicher Aspekt ist die Einschätzung der Aufsichts- behörden, welche Maßnahmen erforderlich sind, um auf den neuesten „Stand der 134 Technik“ zu kommen. Dabei ist davon auszugehen, dass diese wesentlichen finan- ziellen Hürden darstellen. So schätzte der Rechnungshof in Frankreich, in dem Land mit einer weltweit sehr hoch standardisierten Reaktorflotte, dass der Betreiber EDF bis 2030 bis zu 100 Mrd. € investieren muss, um die Lebensdauer der Reaktorflotte um 10 Jahre (von 40 auf 50 Jahre) zu verlängern. Dies entspricht mehr als dem Drei- fachen des Börsenwertes von EDF und im Schnitt 1,7 Mrd. € pro Reaktor oder rund 135 1 500 €/kW Laufzeitverlängerungsinvestitionen, bzw. rund 55 US $/MWh, um diesen 10 weitere Jahre laufen zu lassen. Insgesamt schätzt die IEA die Stromgeste- hungskosten für Laufzeitverlängerungen von 10 bis 20 Jahren zwischen 40 und 55 US $/MWh ein. Dies entspricht ungefähr den aktuellen Stromgestehungskosten 127 UNEP, 2003. 128 Schneider et al., 2021 129 JRC, 2021. 130 European Commission, 2019. 131 IEA, 2019. 132 INRAG et al., 2021. 133 Mohr et al., 2014. 134 INRAG et al., 2021, S. Kapitel 5.3. 135 IEA, 2019 bzw. Cour des Comptes, 2016, S. 123. 47 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 von erneuerbaren Energien (Abbildung 4). Somit ist durch Laufzeitverlängerungen gegenüber dem Zubau erneuerbarer Energien kein wirtschaftlicher Vorteil mehr zu erzielen. 2.1.2.2 Zu unflexibel Kernkraftwerke werden heute überwiegend in Grundlast eingesetzt und sind daher typischerweise für Einsatzzeiten von ca. 8000 Stunden je Jahr ausgelegt. Technisch können Kernkraftwerke für gewisse Zeitspannen Leistungsgradienten von mehreren Prozent ihrer Nennleistung je Minute fahren, aus wirtschaftlichen Gründen wird 136 diese Fähigkeit derzeit meist nicht genutzt. In einem System mit hohem Anteil re- generativer Erzeugung können Photovoltaik und Windkraftwerke eine ausreichende Erzeugung an sehr vielen Stunden im Jahr bereitstellen. Die arbeitsabhängigen Kos- ten von Photovoltaikanlagen liegen bei null, bei Windkraftanlagen nahe Null. Durch einen Stillstand trotz ausreichendem Wind können nur für Teile der Anlage War- tungskosten eingespart werden. Die Materialbelastungen durch die Änderungen der Windgeschwindigkeit bleiben. Auch Laufwasserkraftwerke und Speicherkraftwerke haben sehr niedrige arbeitsabhängige Kosten. Kernkraftwerke stehen daher in der Merit-Order, also der Einsatzreihenfolge der Kraftwerke, aus wirtschaftlichen Gründen hinter den Erzeugungsanlagen dieser drei Kraftwerkstypen. Ihre Benutzungsdauer sinkt daher in der mittleren Frist mit stei- gendem erneuerbaren Ausbau. Damit steigen die Kosten je erzeugter Kilowatt- stunde stark an. Ein steigender Anteil an erneuerbaren Energien verschlechtert somit 137 das Geschäftsmodell der Kernkraftwerke. Kernkraftwerke werden daher aus wirt- schaftlichen Gründen nicht im Lastfolgebetrieb eingesetzt, ihre Fähigkeit zur Leis- tungsänderung wird daher nicht genutzt. Aus wirtschaftlichen Gründen sind Kern- kraftwerke daher der unflexiblen Erzeugung zuzurechnen. 2.1.2.3 Integrationskosten In der Diskussion über die Integrationskosten erneuerbarer, variabler Stromerzeu- gung werden einige dieser Aspekte unter dem Begriff der sogenannten „Systemnut- 138 zungskosten“ (utilization cost) zusammengefasst. Strittig ist dabei nicht, dass im Rahmen einer Stromsystemtransformation in Richtung zu Klimaneutralität die Jah- resauslastung ehemaliger Kraftwerke, die für den Grundlastbetrieb ausgelegt wur- den, sinkt, was dazu führt, dass bei einem steigenden Anteil variabler Einspeisung aus Wind und PV erhebliche Systemkosten anfallen. Kontrovers ist dabei die Höhe der Jahresauslastung, die Zuordnung der Akteure, welche sie verursacht haben, und 136 Grünwald & Caviezil, 2017; OECD & Nuclear Energy Agency, 2012; darüber hinaus gibt es auch Gründe, diese Fähigkeit aus Risikobetrachtungen heraus nicht zu nutzen. 137 Verbruggen & Yurchenko, 2017. 138 Agora Energiewende, 2015. 48 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 139 wer sie daher tragen sollte. Je weniger Systemnutzungskosten bei der Transfor- mation zur Klimaneutralität anfallen, desto geringer ist der Anteil von Kernkraftwer- 140 ken. Die Kernkraftindustrie versucht diese Argumentation zu ihren Gunsten umzudeuten, indem sie einen Grundlastvorrang für Kernkraftstrom unterstellt und dann die wach- senden Netzintegrationskosten, scheinbar verursachungsgerecht, der steigenden variablen Einspeisung von Strom aus Wind und Sonne zurechnet. Nur mit einer sol- chen transformationsresistenten Systemperspektive, bei Ausklammerung sämtlicher Risiko- und Folgekosten der Kernenergie und bei Annahme vollständig unrealistisch günstiger Erzeugungskosten (3 – 3,5 €Cent/kWh), gelangt das Papier von ECR/Re- new Europe (2021) zur Schlussfolgerung, Kernenergie könne in Bezug auf Kli- 141 maneutralität eine „No-Regret“-Option darstellen. 2.1.3 Langfristig (Neubauinvestitionen) 2.1.3.1 Historische Gesamtbaukosten Das in großen Teilen der Bevölkerung sowie in der Kernkraftwerkswirtschaft selbst vorhandene Verständnis, Kernkraft sei eine wirtschaftliche Stromerzeugungstech- nik, speist sich einerseits aus den Hoffnungen der Frühzeit der Kernenergie, die Technik könne bzw. müsse eines Tages sehr kostengünstig werden, und die auch im Folgenden regelmäßig wiederholt wurden. So prophezeite einer der ersten Vorsit- zenden der US-Atomkommission, Lewis L. Strauss bereits 1954, Kernenergie würde 142 eines Tages „zu billig sein, um Rechnungen zu verschicken“ („too cheap to meter“). Zum anderen beruhen bis heute Wirtschaftlichkeitsrechnungen der Kernenergie- wirtschaft auf sehr optimistischen Kostenprognosen. Die dynamischen Entwicklun- gen der jeweils anderen Energieträger, wie z. B. Kohle (seit den 1950er Jahren), Erd- gas (in den 2000er Jahren) bzw. erneuerbaren Energien (seit den 2010er Jahren, vgl. unten Energiesystemanalyse) wurden dabei systematisch vernachlässigt. Entgegen dem anfänglichen Optimismus bezüglich potenziell geringer Kosten der Kernenergie zeichnete sich bereits früh ab, dass die Kernenergie keine Chance auf 143 ökonomische Wettbewerbsfähigkeit hatte. Der ursprüngliche Optimismus bezog sich auf die Möglichkeit, in sogenannten schnellen Reaktoren („schneller Brüter“) aus dem knappen Rohstoff Uran große Mengen an Plutonium zu gewinnen; dies hätte 139 Hennicke et al., 2011. 140 Dieses Argument gilt auch die für grundlastkonzipierten großen Braunkohlekraftwerke. 141 Brouwer & Bergkamp, 2021. 142 L. Strauss, 1954; mit dieser Aussage wollte Strauss angesichts der sich abzeichnenden Kostenexplosionen der ersten Kernkraftwerke die kommerzielle Seite der im Kalten Krieg aus geostrategischen Interessen ent- wickelten militärischen Anwendungen, insbesondere die Entwicklung der Wasserstoffbombe, stärken; vgl. (L. Strauss, 1962, S. Chapter XVI " A New Charter for the Atom-Atoms for Power") sowie für die Wirtschaft- lichkeitsrechnungen (Baade, 1958, S. insbesondere Kapitel IV „Atomenergie“). Der Leiter des Manhattan En- gineering District (MED) zur Entwicklung von Atombomben, General Leslie Groves, ging noch 1962 davon aus, dass die Kernkraft eines Tages doch noch wirtschaftlich werden würde (Groves, 1983, S. 387). 143 Vgl. hierzu die ausführliche technik-historische Aufarbeitungen in Radkau (1983, 2017); Radkau & Hahn (2013). 49 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 144 eine nahezu 100-fache Ausnutzung des Urans ermöglicht. Jedoch gelang die kom- merzielle Umsetzung dieses komplexen Prozesses nicht, sodass der erwartete Sprung zur Serienproduktion ausblieb und bis heute ausgeblieben ist (siehe Ab- 145 schnitt 4.4). Somit wurde der ursprünglich nur als Zwischenlösung vorgesehene einfache Spaltprozess von Uran-235 in Leichtwasserreaktoren zum weltweiten Stan- dard, der in den USA vor allem für U-Boot-Antriebe entwickelt worden war. Die Stromgestehungskosten des ersten kommerziellen US-Kernkraftwerks in Shipping- port (Pennsylvania) waren 1957 ca. sieben Mal so hoch wie die eines Steinkohle- 146 kraftwerks. Die fehlende Wettbewerbsfähigkeit von Kernkraft ist somit kein neues Phänomen, sondern begleitet deren kommerzielle Nutzung von der ersten Stunde an. Sowohl in den USA als auch später in anderen Ländern musste die Ausrüstungs- und Energie- wirtschaft mit erheblichen Subventionen an die Kernkraft herangeführt werden. Kein einziger Bau der mehr als 600 seit 1951 errichteten Reaktoren ist mit rein pri- 147 vatwirtschaftlichem Kapital und in einem wettbewerblichen Marktumfeld erfolgt. 2.1.3.2 Aktuelle Gesamtbaukosten Unterschätzt und steigend Auch im weiteren Verlauf kam es beim Neubau von KKWs seit den 1960er Jahren nicht zu Kostendegressionen, vielmehr stiegen die Kosten (pro Kilowatt (kW) Leis- tung) kontinuierlich an. Fehlende Wirtschaftlichkeit und steigende Kosten dominie- 148 ren die kommerzielle Kernkraftwirtschaft bis heute. Die ökonomische Literatur verwirft die Hypothese, dass die Kernenergie unter anderem dank Diffusion, Skalen- effekten und positivem Lernen wettbewerbsfähig geworden sei. Der Trend der stei- 149 genden und unterschätzten Kapitalkosten wurde bereits früh beobachtet. In den USA haben sich zwischen 1970 und 1989 die spezifischen Gesamtbaukosten ver- 150 fünfzehnfacht, von etwa 1 200 auf mehr als 17 000 US $2018/kW. Auch das fran- zösische Atomprogramm, das unter besseren institutionellen Rahmenbedingungen und standardisierter ablief, weist eine Kosteneskalation auf: nach 1990 fertigge- stellte Blöcke waren 3,5-mal so teuer wie die ersten Reaktoren in den 1970er Jah- 151 ren. 144 von Hippel et al., 2019, Kapitel 2: „The Dream“. 145 Pistner & Englert, 2017; von Hippel et al., 2019. 146 Mit (umgerechnet) ca. 22 Pfennig1957/kWh (5,19 US-cents1957 /kwh) war Shippingport 1957 wesentlich teurer als ein Steinkohlekraftwerk mit ca. 3 – 4 Pfennig/kWh (ca. 0,7 – 0,9 US-cents1957 /kwh) (Baade, 1958, S. 125); diese Kostendifferenz wäre selbst bei sinkenden Kapitalkosten und einem steigenden Wirkungsgrad der Kernkraft nicht aufzuholen gewesen. 147 Bradford, 2012; Wealer et al., 2018. 148 Dieser Abschnitt bezieht sich auf die Anwendung von Kernkraft in marktwirtschaftlichen Systemen, in denen die verwendeten monetären Größen zu mindestens grob abgeschätzt und auch kontrolliert werden können; bei (teilweise sehr optimistischen) Aussagen zu Kostenstrukturen z. B. in Russland oder China ist dies nicht der Fall. 149 DOE/EIA, 1986; Mooz, 1978, 1979. 150 Koomey & Hultman, 2007 (Gesamtbaukosten hier als Overnight Construction Cost (OCC) plus Finanzie- rungskosten). 151 Grubler, 2010. 50 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Den Trend der Kostensteigerung kann man auch bei den aktuell verfügbaren Reak- 152 toren der dritten Generation beobachten. So haben sich die Kostenschätzungen für den EPR (European Pressurized Water Reactor) des französischen Reaktorher- stellers Framatome fast versechsfacht, von ursprünglichen 2 200 US $2018/kW auf 153 etwa 12 000 US $2018/kW. Die aktuellen Kostenschätzungen für das französische 154 Bauprojekt Flamanville-3 belaufen sich aktuell auf rund 19,1 Mrd. €. Auch die ge- schätzten Kosten für das Kernkraft-Neubauprojekt Hinkley Point C in Großbritanni- en stiegen bereits von 22 Mrd. US $2018 (6 750 US $2018/kW) auf ca. 27 Mrd. US $2018 155 (ca. 8 300 US $2018/kW). Die Kosten für den AP1000 von Westinghouse steigen ebenfalls weiter an, so haben sich die Baukosten am Standort Vogtle in den USA 156 bereits mehr als verfünffacht. Bis Ende 2021 wurde noch kein Reaktor der dritten Generation in einer westlichen Marktwirtschaft fertig gebaut. Investitionsrechnungen für Kernkraftwerke mit großen Leistungen 157 158 Die beiden campusweiten Studien des MIT und der University of Chicago stim- men darin überein, dass die Kernenergie bereits um die Jahrhundertwende mit Kohle und Erdgas nicht konkurrenzfähig war – eine Einschätzung, die bis heute gültig 159 bleibt. Unter Berücksichtigung der aktuellen Trends bei Kernkraftwerken der drit- ten Generation zeigt eine Analyse von aktuellen und zukünftigen Kernkraftwerksin- vestitionen, dass Investitionen in Kernkraftwerke nicht profitabel sind, d. h. die er- warteten Kapitalwerte sind stark negativ, zwischen minus fünf und minus 160 10 Mrd. US $2018 pro Kernkraftwerksbau. Hauptsächlich sind die hohen Baukos- ten, einschließlich Kapitalkosten, und unsichere und niedrige Einnahmen die Gründe. Auch eine Verlängerung der Reaktorlaufzeiten auf 60 Jahre verbessert die Ergeb- nisse nicht wesentlich. Zudem sind zusätzliche Kosten (Rückbau, Langzeitlagerung) und die gesellschaftlichen Kosten von Unfällen in diesen Rechnungen nicht berück- sichtigt. 161 Aktuelle Berechnungen von durchschnittlichen Stromgestehungskosten für die USA bestätigen die strukturellen Kostennachteile der Kernkraft (Abbildung 4): Wäh- rend die Kosten der erneuerbaren Energieträger stark sinken, steigen die Kosten von Strom aus Kernkraft weiter an. Zwar sind die Systemkosten der jeweiligen Techno- logien nicht berücksichtigt, so z. B. Rückbau, Endlagerung und Versicherungskosten 152 Die Prototypreaktoren (1950er- und 1960er-Jahre) stellen die erste Reaktorgeneration dar; als zweite Ge- neration folgten die ersten großen Leistungsreaktoren der 1970er- und 1980er-Jahre; die derzeitig verfüg- baren und weiterentwickelten Leichtwasserreaktoren sind die dritte Generation. Für mehr Details siehe Küppers & Pistner (2012). 153 Thomas, 2010b. 154 Cour des Comptes, 2020. 155 Wealer, Bauer, et al., 2021. 156 Schneider, Froggatt, Hazemann, Katsuta, Lovins, Ramana, Hirschhausen, & Wealer, 2019. 157 MIT, 2003. 158 University of Chicago, 2004. 159 Davis, 2012. 160 Wealer, Bauer, et al., 2021. 161 Die Stromgestehungskosten beinhalten die Kapitalkosten, Finanzierungskosten, fixe und variable Kosten, Brennstoffkosten und setzen diese Kosten in Relation zur Gesamtstromerzeugung. 51 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 für Kernkraftwerke und Speicher zur zeitlichen Flexibilisierung bei Erneuerbaren. Je- doch ist angesichts des beschriebenen Trends nicht damit zu rechnen, dass große 162 Kernkraftwerke wettbewerbsfähig werden. 163 Abbildung 4: Stromgestehungskosten verschiedener Erzeugungstechnologien (2009 – 2020). Investitionen in SMR-Konzepte Auch Investitionen in die sog. SMR sind marktwirtschaftlich uninteressant, da Bau- und Betriebskosten pro Einheit der Stromerzeugungskapazität bei SMR-Anlagen hö- 164 her sind als bei großen Kraftwerken und Strom aus SMR-Anlagen somit teurer ist. Bei den aktuell am weitesten fortgeschrittenen SMR-Konzepten kann man bereits 165 den Trend der unterschätzten Baukosten in der Kernenergieindustrie beobachten: – So stiegen die Kosten für den chinesischen Versuchsreaktor CEFR von geplanten 1 210 US $/kWe auf 19 357 US $/kWe, – die Baukosten für den russischen KLT-40S, der 2020 in Betrieb ging („Akademik Lomonossov“), wurden ursprünglich auf 2 428 US $/kWe geschätzt. Aktuell belaufen sich die Kostenschätzungen zwischen 10 500 – 14 000 US $/kWe, – beim argentinischen CAREM stiegen die Kosten von ursprünglich geplanten 1 388 US $/kWe auf 14 000 US $/kWe (der Reaktor ist noch im Bau). Bei den SMR-Konzepten geht der Skaleneffekt der Großreaktoren verloren. Jedoch wird oft postuliert, dass dieser durch Kostenersparnisse durch Modularität überkom- pensiert werden soll. Modularität kann theoretisch sowohl im standardisierten Bau von Reaktoren als auch in der Massenproduktion von Komponenten bestehen. Je- 162 Diese Einschätzung wird auch in der Energiewirtschaft weitgehend geteilt. Vgl. die Einschätzung von RWE- Vorstandsvorsitzender Schmitz: [Der Neubau von Kernkraftwerken, von Autoren zugefügt] „( …) ist ganz un- abhängig von der immer noch nicht geklärten Entsorgungsfrage schon wirtschaftlich völliger Unsinn. Warum soll man Milliarden Euro in eine Technologie investieren, bei der die Kilowattstunde Strom mindestens zehn Cent kostet, wenn es mit Windkraft schon für vier Cent geht? Das leuchtet mir nicht ein.“ www.spiegel.de/wirtschaft/unternehmen/rolf-martin-schmitz-rwe-ueber-kohleausstieg-irgendwann-reicht- es-mir-jedenfalls-a-00000000-0002-0001-0000-000169122953, (zuletzt geprüft am 29.09.2021). 163 Lazard, 2020. 164 Ramana, 2021. 165 Pistner, Englert, Küppers, et al., 2021. 52 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 doch sind signifikante Kostenersparnisse aufgrund stärkerer Modularität in den ver- gangenen Reaktorentwicklungen nicht zu beobachten und auch für die Zukunft nicht zu erwarten. Eine im Rahmen eines Gutachtens für das Bundesamt für die Sicherheit der nuklearen Entsorgung durchgeführte Produktionskostenrechnung „unter Be- rücksichtigung von Skalen-, Massen- und Lerneffekten aus der Atomindustrie legt nahe, dass im Mittel dreitausend SMR produziert werden müssten, bevor sich der Einstieg in die SMR-Produktion lohnen würde. Es ist somit nicht zu erwarten, dass der strukturelle Kostennachteil von Reaktoren mit kleiner Leistung durch Lern- bzw. 166 Masseneffekte kompensiert werden kann.“ 2.2 Kosten für Rückbau und Endlagerung 2.2.1 Rückbau Der Rückbau von Reaktoren ist ein wichtiges Element der Produktionskette eines Kernkraftwerks, dessen technische und finanzielle Herausforderungen immer noch weitgehend unterschätzt werden. Rund 60 % der abgeschalteten Reaktoren befin- den sich in Europa (90 in Westeuropa und 23 in Mittel- und Osteuropa), gefolgt von Nordamerika (44 Reaktoren) und Asien (32 Reaktoren). Mitte 2020 befanden sich 167 weltweit 169 Reaktoren in verschiedensten Phasen des Rückbaus. Insgesamt ha- ben jedoch nur 20 Reaktoren den Rückbau technisch abgeschlossen. Diese Reakto- ren verfügen kumuliert über eine Kapazität von rund 6 GW. Somit handelt es sich um ältere Kernkraftwerke mit geringen Leistungen oder Demonstrationsreaktoren. Ein „klassisches Kernkraftwerk“, also ein Leistungsreaktor mit über 1 Gigawatt an elektrischer Kapazität und 40 Jahre Betriebsdauer, wurde bisher weltweit noch nicht vollständig rückgebaut. Von den 20 Rückbauprojekten wurden wiederum nur die Hälfte der Reaktoren vollständig bis zur grünen Wiese zurückgebaut, das heißt: der Standort sieht wieder so aus wie vor dem Kraftwerksbau. Die einzigen Länder, die einzelne Anlagen vollständig zurückgebaut haben, sind die Vereinigten Staaten (14), Deutschland (5) und Japan (1). Die frühen Kernenergiestaa- ten Kanada, Frankreich, Russland und U.K. haben keinen einzigen Reaktor vollstän- dig rückgebaut. Im Gegenteil, anstatt sich dem Rückbauprozess zu stellen überführen diese Länder größtenteils ihre Anlagen in den langfristigen Einschluss, eine Strategie, bei der der Rückbaubeginn mehrere Jahrzehnte in die Zukunft verschoben wird. Zusätzlich zu mangelnder Vorbereitung und technischem Know-how haben Länder auch mit finanziellen Engpässen bei der Finanzierung des Rückbaus zu kämpfen. Die begrenzten Erfahrungen aus den wenigen abgeschlossenen Projekten zeigen ein breites Spektrum an Unsicherheiten bei den Kosten, und zwar bis zu einem Faktor 5. In den USA unterschieden sich die Rückbaukosten zwischen den einzelnen Reak- toren von 280 US $/kW bis zu 1 500 US $/kW. In Deutschland wurde ein Reaktor 168 mit 1 700 €/kW, ein weiterer mit 9 300 €/kW rückgebaut. Der Gesamtbetrag der 166 Pistner, Englert, Küppers, et al., 2021. 167 Dieser Abschnitt beruht im Wesentlichen auf dem „Decommissioning Status Report“ als Teil des „World Nuclear Industry Status Report“; Details in Schneider, et al. (2018, 2020, 2021; 2019). 168 Der Welt-Atommüll-Bericht, 2019. 53 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Mittel, der per Gesetz von den Betreibern angesammelt werden muss, wird anhand von Schätzungen der Rückbaukosten berechnet. Viele Länder, wie Frankreich, Deutschland und die USA, stützen ihre Schätzungen für Rückbaukosten auf Studien 169 aus den 1970er und 1980er Jahren. 2.2.2 Endlager Wie beim Rückbau, trifft die fehlende empirische Unterlegung für Kostenschätzun- gen umso mehr auf die Endlagerung zu ̶ mit bis dato keinem fertig gebauten tiefen- 170 geologischen Endlager für hochradioaktive Abfälle weltweit. Zusätzlich basieren die hier existierenden Schätzungen ebenfalls auf veralteten Studien. So basiert die deutsche Kostenschätzung für das Endlager für wärmeentwickelnde Abfälle bei- spielsweise immer noch teilweise auf einer extrem groben Schätzung aus dem Jahre 1997 für den früher in Betracht gezogenen Standort Gorleben. Darüber hinaus ist es fast unmöglich, internationale Kostenschätzungen zu vergleichen. Zum Beispiel la- gert Frankreich hauptsächlich verglaste Abfälle aus der Wiederaufbereitung ein, während die Mengen an abgebrannten Brennelementen für die Endlagerung in den USA sehr viel höher sind als in Deutschland. In Frankreich hat die staatliche Organi- sation ANDRA die Kosten für die Endlagerung auf 31 Mrd. € geschätzt. In den USA hat das Energieministerium 2008 die Kosten für das damals geplante Endlager Yucca Mountain auf ungefähr 96 Mrd. US $ geschätzt. In Deutschland werden die diskon- tierten Kosten für eine Endlagerung für die 27 000 m³ überwiegend abgebrannter Kernbrennstoffe auf ungefähr 8,3 Mrd. € geschätzt, die nicht-diskontierten Kosten belaufen sich auf 51 Mrd. €. 2017 wurden in Deutschland 24,1 Milliarden € für die Entsorgung (von schwach- und mittelradioaktiven sowie hochradioaktive Abfällen inkl. Zwischenlagerung) in den sogenannten Fonds zur Finanzierung der kerntechni- schen Entsorgung („Kenfo“) eingezahlt. Durch entsprechende Kapitalanlagen sollen die darin zur Verfügung gestellten Mittel bis zum Jahr 2100 auf rund 170 Milliarden Euro ansteigen. Obwohl Deutschland diesbezüglich im internationalen Vergleich re- lativ weitgehende Vorkehrungen dafür getroffen hat, dass die Entsorgungskosten nicht auf zukünftige Generationen abgeschoben werden, ist heute weder absehbar, ob die avisierten Renditen erreicht werden können, noch ob diese Summen letztend- 171 lich ausreichen werden. Letztlich unterliegen alle Kostenschätzungen für die End- lagerung (dies gilt auch für den Rückbau) hohen Unsicherheiten aufgrund von sehr langen Zeiträumen, möglichen und oftmals nicht berücksichtigen Kostensteigerun- gen und geschätzten Diskontierungsraten (Kapitalbildung der Finanzmittel) und diese führen in der Tendenz zu einer Unterschätzung der zukünftigen Kosten. 169 Der Welt-Atommüll-Bericht, 2019. 170 Dieser Abschnitt beruht im Wesentlichen auf: (Der Welt-Atommüll-Bericht, 2019). 171 Hirschhausen et al., 2015. 54 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 2.3 Energiewirtschaftliche Sicht und Energiesystemmodellierung 2.3.1 Vergleich internationaler Energieszenarien Der Einsatz von Energiesystemmodellen erlaubt es Wissenschaftler:innen anhand von Szenarien, einen Blick in die Zukunft zu werfen. Modelle helfen dabei, z. B. die technische Machbarkeit und Wirtschaftlichkeit unterschiedlicher Transformations- pfade zu untersuchen und aus den Ergebnissen Empfehlungen für Politik und Ent- scheidungsträger:innen abzuleiten. Aufgrund der Komplexität und der Vielzahl an Variablen geht es dabei nicht ausschließlich um die Ermittlung konkreter Zahlen, son- dern insbesondere um die Ermittlung und den Vergleich unterschiedlicher Lösungs- wege. Die Rahmenbedingungen und Eingangsvariablen sind dabei wichtige Größen, welche die zu berechnenden Szenarien entscheidend beeinflussen, und damit auch 172 Politikum. Eine Darstellung ausgewählter internationaler Energieszenarien weist ein sehr hete- rogenes Bild auf (Abbildung 5): Faktisch gibt es zwei Hauptgruppen: i) Szenarien, welche die Kernkraft auslaufen lassen; ii) Szenarien, die auf einen starken Ausbau der Kernkraft setzen. 2.3.1.1 Szenarien mit auslaufender Kernkraft Szenarien mit auslaufender Kernkraft verweisen auf die Risiken der Kernkraft sowie auf die hohen Kosten, neben schwindendem Rückhalt in der Bevölkerung. Diese Gruppe besteht aus zwei Untergruppen: Einerseits internationale Nichtregierungs- organisationen, andererseits unabhängige Forschergruppen, die nachhaltige Ener- 173 giesysteme untersuchen. Aktuelle Studien zeigen sehr deutlich auf, dass ein Ener- giesystem, das vollständig auf erneuerbaren Energien basiert, kosteneffizienter ist 174 als das gegenwärtige Energiesystem. Die Möglichkeit, Kernkraft bis zur Mitte des Jahrhunderts auslaufen zu lassen, hat schon der Wissenschaftliche Beirat der Bun- 175 desregierung im Jahr 2003 aufgezeigt. Dabei projektierte er einen 66 % Solarener- gieanteil für das Ende des 21. Jahrhunderts – ein Ergebnis, das in Folge der erhebli- chen Kostensenkungen in einer Reihe von Schlüsseltechnologien nun für 2050 klar 176 dargestellt werden kann. Weitere Arbeiten, die ein weltweites Energiesystem frei 177 von fossil-nuklearen Energien untersucht haben, wurden bereits veröffentlicht. Diese stellen den aktuellen Stand der Erkenntnis in dieser Spezialdisziplin, die von Bent Sørensen mit der historisch ersten Arbeit zu einem globalen vollständig erneu- 178 erbaren Energiesystem in den 1990ern begründet wurde. 172 Zum Beispiel der zukünftige Strombedarf, Lastprofile oder Potential und Kosten insbesondere zum Ausbau von erneuerbaren Energien. 173 Für internationale Nichtregierungsorganisationen siehe Greenpeace et al. (2015) und WWF (2011); für unabhängige Forschergruppen siehe Bogdanov et al. (2021) und Teske et al. (2021). 174 Bogdanov et al., 2019, 2021. 175 WBGU, 2003. 176 Bogdanov et al., 2019, 2021. 177 Breyer et al., 2021; Jacobson et al., 2019; Löffler et al., 2017; Pursiheimo et al., 2019. 178 Sørensen, 1996. 55 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Die weltweite Entwicklung der Kernkraft in den Jahren 2000 bis 2020 weist wei- testgehend unveränderte Werte der Stromerzeugung auf, von 2 586 TWh im Jahr 2000 zu 2 698 TWh im Jahr 2020, mit einem Tiefpunkt nach Fukushima von 179 2 461 TWh im Jahr 2012. Da die weltweite Stromerzeugung im selben Zeitraum von 15 477 TWh auf 26 778 TWh zugenommen hat, reduzierte sich der relative Bei- trag von Kernkraft von 16,7 % auf 10,1 %. Die Entwicklung der Jahre 2000 bis 2020 legt nahe, dass Kernkraft keinen nennenswerten Beitrag zur Treibhausgasemissions- minderung beitragen wird, da neben den prohibitiv hohen Kosten, inhärenten Sicher- heitsrisiken auch noch die extrem langen Bauzeiten bei neuen Kernkraftwerken hin- 180 zukommen. Grundsätzlich könnte dieser Trend durch Laufzeitverlängerungen von Kernkraftwerken abgeschwächt und um ein bis zwei Jahrzehnte verlängert werden, wobei weitere Investitionen zur Aufrechterhaltung von Sicherheitsstandards not- wendig sind, die aber die inhärenten Sicherheitsrisiken kaum verändern. Diese Ef- fekte lassen die relative Bedeutung von Kernkraft kontinuierlich schwinden. Die zentralen Stromerzeugungstechnologien sind Photovoltaik und Windkraft, welche zusammen mit den anderen erneuerbaren Stromerzeugungstechnologien im Jahr 2020 82 % des weltweiten Kapazitätszubaus ausmachen, nicht nur wegen der her- ausragenden Kosteneffizienz, sondern auch, weil eine sehr schnelle Skalierung zu sehr hohen Kapazitäten möglich ist, auch wegen sehr kurzer Projektierungs- und 181 Bauzeiten. 2.3.1.2 Szenarien mit zunehmender Kernkraft Die Internationale Energieagentur dokumentierte zwar in ihrem World Energy Out- look 2020, dass Kernkraft inzwischen die teuerste Art der Stromerzeugung bei Neu- anlagen ist. Dies hält die IEA aber nicht davon ab, in allen ihren Szenarien von einem deutlichen Zubau von neuen Kernkraftanlagen auszugehen, womit eine mangelnde 182 Kosteneffektivität aller IEA-Szenarien indiziert wird. Das Net-Zero Emission 2050-Szenario (NZE2050) der IEA steht im Widerspruch zu einem unabhängigen 183 kostenoptimierten Best Policy Szenario. Eine NZE2050-Variation mit weniger Kernkraft und Kohlenstoffabscheidung von Gas- und Kohlekraftwerken wird darge- stellt, jedoch wird angegeben, dass damit höhere Kosten für das Energiesystem ver- bunden wären infolge höherem Speicher- und Ausgleichsbedarfs, was einerseits nicht detailliert ausgeführt wird, und andererseits mit den Schlussfolgerungen im in stündlicher Auflösung gerechneten Best Policy Scenario im Widerspruch steht. 179 IEA, 2002, 2014, 2021. 180 Schneider et al., 2020 bzw. Kapitel 6. 181 IRENA, 2021b. 182 IEA, 2020, 2021. 183 Bogdanov et al., 2019, 2021. 56 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 184 Abbildung 5: Projektierte Entwicklung der Elektrizitätserzeugung von Kernkraft in internationalen Energieszenarien. 184 Quelle: Eigene Darstellung. Die starke Streuung der Stromerzeugung von Kernkraft im Jahr 2020 um die tatsächliche Erzeugung von 2 689 TWh lässt sich durch vier wesent- liche Effekte erklären: Erstens durch die unterschiedlichen Zeiträume der Studienerstellung, welche zu abweichenden Projektionen führen; zweitens durch die Unsicherheit bezüglich eines möglichen Weiterbetriebs der nach Fukushima abgeschalteten japanischen Kernkraftwerke; drittens durch die zunehmenden Tendenz, höhere Risiken durch Laufzeitverlängerungen auch deutlich jenseits der ursprünglichen technischen Auslegung einzugehen; viertens durch die sich regelmäßig verzögernden Bauphasen der gegen- wärtigen Kernkraftswerksprojekte. 57 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Die drei IEA-Szenarien liegen innerhalb des niedrigen und hohen Kernkraftszenarios 185 der Internationalen Atomenergieorganisation (IAEO, englisch IAEA). Die IAEO legt allerdings kein Energieszenario vor und geht in ihrem Ausblick auch nicht auf die hohen Kosten der Kernkraft ein. Vielmehr geht die IAEO von einer negativen Wir- kung von variablen erneuerbaren Energien auf die Kernkraft aus und vermutet dies aufgrund von Subventionen für erneuerbare Energien. Dabei bleibt einerseits uner- wähnt, dass die erneuerbaren Energien inzwischen die kostengünstigste Form der Elektrizitätserzeugung sind, und gleichzeitig werden die umfangreichen Subventio- nen für die Kernkraft nicht thematisiert. Der Weltenergierat (WEC) projektiert in seinen Szenarien einen Anstieg der Strom- 186 erzeugung aus Kernkraft von ca. 60 %-120 %. Jedoch gibt er keine Kostenannah- men für seine Szenarien an; damit sind keinerlei Aussagen zu Kostenvergleichen möglich und folglich ist auch eine Diskussion dieser Szenarien unmöglich. Vergleich- bare Transparenzdefizite sind bei der Internationalen Erneuerbaren Energieagentur zu konstatieren, die keine Kostenannahmen zu ihrem World Energy Transition Out- 187 look zugänglich macht. Die Elektrizitätserzeugung mittels Kernkraft soll laut IRENA bis 2050 zunehmen, trotz der Risiken und hohen Kosten der Kernkraft. Der Weltklimarat (IPCC) stellt eine Szenariodatenbank bereit, in welcher sich 1,5 °C- 188 Szenarien finden lassen. Die Szenarien speisen sich weitgehend aus integrierten Klima-Energiemodellen (Integrated Assessment Models, IAMs). Von den drei führen- den IAMs wurden repräsentative Szenarien ausgewählt, von denen zwei eine mas- sive Zunahme der Kernkraft um ca. 110 – 150 % annehmen, und ein drittes Szenario, das nach einer anfänglichen Zunahme in 2050 einen 20 % Rückgang der Kernkrafter- zeugung projektiert, da in diesem Szenario die Bedeutung von erneuerbaren Ener- gien stärker betont wird. Die Kostenannahmen der IAMs wurden im Bereich der 189 Photovoltaik (PV) deutlich kritisiert. Hauptkritikpunkt ist, dass selbst für 2050 hö- here PV-Kosten angenommen werden, als heute in den Märkten üblich sind, was im Vergleich zu Projektionen von PV-Experten ca. 3- bis 5-fach zu hohe PV-Kosten in 190 IAM-Szenarien indiziert. Umgekehrt werden Investitionskosten von Kernkraft bei IAMs oftmals niedriger angesetzt, als von der IEA mit 6 600 US $/kW für aktuelle Neubauten angegeben wird. Die Kombination aus stark überschätzten PV-Kosten und stark unterschätzten Kosten der Kernkraft führt zu einer strukturellen Verzer- 191 rung. Die Kostenannahmen der IEA widersprechen zudem der langfristigen Er- kenntnis, dass neue Kernkraftwerke konsistent höhere Kosten aufweisen als voran- gegangene Neubauten: Dies wird durch tatsächlich erreichte Kosten von Kernkraftwerksneubauten in Europa und den USA bestätigt (siehe Abschnitt 3.1) 192 und wird auch als „negative Lernkurve“ bezeichnet. 185 IAEA, 2020c. 186 WEC et al., 2019. 187 IRENA, 2021a. 188 IPCC, 2018. 189 Victoria et al., 2021; Xiao et al., 2021. 190 Vartiainen et al., 2020. 191 IEA, 2020; Krey et al., 2019. 192 Grubler, 2010. Zudem für Europa (Ram et al., 2018) und USA (Lazard, 2020). 58 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Die Szenarien, die von einem deutlichen Anstieg der Stromerzeugung von Kernkraft ausgehen, weisen im Regelfall mindestens eines der folgenden Merkmale auf: unre- alistisch niedrige Investitionskosten für Kernkraft, deutlich veraltete und damit zu hohe Stromkosten aus Erneuerbarer Energien, und deutlich zu hohe Systemintegra- tionskosten von Erneuerbaren Energien insbesondere im Bereich Speicherung und Abregelung, aber auch ein erhebliches Maß an Inkonsistenz und mangelnde Betrach- tung der industriellen Machbarkeit eines massiven Kernkraftzubaus. Manche Szena- rien weisen alle vier Merkmale auf, bzw. zeichnen sich durch eine hohe Intransparenz in den Kostenannahmen auf. Das Shell Sky-Szenario projektiert zum Beispiel eine Zunahme von ca. 170 % in der Elektrizitätserzeugung von Kernkraftwerken bis 2050 und reiht sich damit ein in Szenarien, welche die Kosteneffektivität nur nachrangig 193 berücksichtigen. Die Szenarien, welche von einem starken Ausbau der Kernkraft ausgehen, projektie- ren einen Anteil der Kernkraft im Jahr 2050 zwischen 8 % und 14 %. Der relative Anteil von 14 % wurde in der zweiten Hälfte der 2000er Jahre unterschritten und befindet sich seither im stetigen Niedergang. Aufgrund der extrem hohen Kosten von neuen Kernkraftwerken dokumentieren die Szenarien, die von einem Anteil von 8 % bis 14 % der Kernkraft zur Elektrizitätserzeugung ausgehen, einen Mangel an Wirtschaftlichkeit. Auch ist zu berücksichtigen, dass der Strombedarf insgesamt we- gen neuer elektrizitätsbasierter Anwendungen, insbesondere Wärmepumpen, Elekt- romobilität und Wasserstoffelektrolyse stark ansteigen wird. Aufgrund der sehr lan- gen Bauzeiten von Kernkraftwerken und den bisher bekannten Planungen von Bau- projekten ist ein gleichbleibender Anteil daher nicht plausibel. In den 2020er Jahren erreichen alle Staaten der G20 niedrigere Stromgestehungskosten mit Photovoltaik und Windkraft als mit Kernkraft, Erdgas oder Kohle (Abbildung 4). Es lässt sich daher festhalten, dass internationale Institutionen konsistent von einem erheblichen Kapazitätszubau der Kernkraft ausgehen, wobei durchwegs intranspa- rente Kostenbetrachtungen festzustellen sind, oder – im Falle von Szenarien für den IPCC – infolge erheblich verzerrter Kostenannahmen keine realistischen Szenarien im Bereich der Kernkraft erwartet werden können. Sowohl Nichtregierungsorgani- sationen als auch unabhängige Studien finden jedoch Pfade im Bereich von 100 % erneuerbarer Energien, in denen die Kernkraft ausläuft. Im Falle von aktuellen Stu- dien wird eine deutliche Kostensenkung im Stromsektor als Folge einer Energie- wende hin zu 100 % erneuerbaren Energien aufgezeigt, die sich konsistent bei allen 194 G20-Staaten niederschlägt. Das Szenario von Bogdanov u. a. (2021) ist derzeit das einzig bekannte Szenario für das gesamte Energiesystem, welches die Einhaltung des 195 1,5 °C-Ziels in der Definition des IPCC bei einer weiteren Zunahme der Energie- dienstleistungen aufzeigt und dabei einen kostenneutralen Pfad beschreibt, welcher ohne fossile und nukleare Energien im Jahr 2050 auskommt. 193 Shell International, 2021. 194 Ram et al., 2018, Bogdanov et al., 2019, 2021. 195 IPCC, 2018a. 59 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 196 Abbildung 6: Entwicklung der Projektionen der Stromerzeugung von Kernkraft in den World Energy Outlook-Szenarien von 1993 bis 2021. 196 Quelle: Aufbauend auf Metayer et al. (2015), aktualisiert. 60 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 197 Abbildung 7: Entwicklung der Projektionen der Kapazität von Kernkraft in den World Energy Outlook-Szenarien von 1993 bis 2021. 197 Quelle: Aufbauend auf Metayer et al. (2015), aktualisiert. 61 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 2.3.2 Kernkraft Projektionen der IEA von 1993 bis 2021 In den World Energy Outlook-Szenarien (WEO) der IEA ist ein erheblicher Wandel der Projektionen von Mitte der 1990er bis Mitte der 2010er festzustellen, in dessen Verlauf zunehmend von einem Zuwachs an Kernkraftkapazitäten ausgegangen wird; dies läuft den tatsächlichen Entwicklungen zuwider. In den World Energy Outlooks (WEO) der Jahre 1994 – 1996 wurde die Entwicklung der Kernkraft bis zum Jahr 2010 sehr optimistisch projektiert, sowohl in Bezug auf die Leistung als auch die produzierte Strommenge (Abbildung 6 und Abbildung 7). In den Jahren 2000 – 2004 wurde aus heutiger Sicht die Entwicklung der Kernkraft weitgehend korrekt abge- schätzt, d. h. eine Stagnation bzw. ein Rückgang bis 2020 und darüber hinaus. In den Jahren 2007 – 2014 hat jedoch trotz Fukushima eine „Renaissance“ in den Prognosen stattgefunden, welche sich in der realen Welt bis heute nicht eingestellt hat. Sie er- scheint aus heutiger Sicht auch unrealistisch. Aktuelle WEO-Reports von 2020 – 2021 gehen von 480 – 730 GW Kernkraft in 2040 aus. Dies setzt implizit einen er- heblichen Kernkraftneubau voraus, welcher sich nicht mit konkreten Kernkraftpro- jekten(siehe Kapitel 4.1) und deren Wettbewerbsfähigkeit begründen lässt. 2.3.3 Energieeffizienz („efficiency first“) Aus Gründen des unterschiedlichen Wirkungsgrades gehen Effizienzsteigerungen beim Übergang auf erneuerbare Energien Hand in Hand mit der Energiewende. Die Substitution von thermischen Kraftwerken führt zu einer erheblichen Zunahme der Effizienz im Stromsystem, da der durchschnittliche Wirkungsgrad von fossil-nuklea- 198 ren Kraftwerken bei ca. 35 % liegt. Da die erstmalige Entnahme von Energie aus der Natur den Begriff Primärenergie definiert, stellt die von Photovoltaik, Windkraft 199 und Wasserkraft erzeugte Elektrizität direkt Primärenergie dar. Kostenoptimierte Energiesysteme lassen sich mit weniger als 4 % Abregelung von variablen erneuer- 200 baren Energien realisieren. Vergleichbare Effizienzgewinne werden sowohl mit Wärmepumpen ermöglicht als auch mit dem Übergang von Verbrennerfahrzeugen auf batterieelektrische Fahrzeuge. Dem entgegenlaufend sind synthetische Treib- stoffe, die mit einem Wirkungsgrad von ca. 50 % Elektrizität, Luft und Wasser zu synthetischen Treibstoffen umwandeln. In einem integrierten Energiesystem belau- fen sich beide Effekte auf insgesamt 50 % spezifische Effizienzgewinne im Primär- energiebedarf beim Übergang des gegenwärtigen fossil-nuklearen Systems hin zu 201 sehr hohen Anteilen von erneuerbaren Energien. Effizienzsteigerungen gehen auch einher mit Fortschritten bei der Kreislaufwirtschaft („Circular Economy“), da wiederverwendete Materialien weniger Energie im Recycling benötigen als die pri- märe Materialbereitstellung. Eine quasi geschlossene Kreislaufwirtschaft wird auch notwendig sein, um ein System von 100 % erneuerbarer Energie global umzusetzen, welches erhebliche Mengen an Materialien aller Art erfordert. 198 IAEA, 2020a. 199 Kraan et al., 2019. 200 Bogdanov et al., 2021. 201 Bogdanov et al., 2021. 62 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Darüber hinaus existieren große unausgeschöpfte Effizienzpotentiale bei der Um- wandlung von Endenergie in Nutzenergie bzw. in Energiedienstleistungen, insbeson- dere auch im Gebäudebereich. Zusätzliche Effizienzsteigerungen im Bereich des En- denergiebedarfs verbessern die Gesamteffizienz des Energiesystems weiter. Um den Materialeinsatz und die Flächennutzung zu begrenzen und die Akzeptanz für den notwendigen massiven Ausbau erneuerbarer Stromerzeugung zu sichern, ist die Aus- schöpfung der zumeist kosteneffizienten Energie- und Stromsparpotentiale wichtig. 202 Die IEA hat folgerichtig die Formel „Energy efficiency is the first fuel“ geprägt. Dies betrifft alle Stromsparoptionen im Bereich von Querschnittstechnologien (z. B. elektrische Motoren, Pumpen, Druckluft, Beleuchtung, ICT) aber auch stromspezifi- schen Produktionsprozessen. Besonders hervorzuheben sind die Energieeffizienz- steigerungen im Gebäudebereich, um sowohl den Heizbedarf als auch den Kältebe- darf zu senken. Verlagerungen von Transportleistungen von der Luftfahrt und dem Straßenverkehr auf schienengebundene Verkehrsträger steigern die Gesamtsyste- 203 meffizienz weiter. 2.4 Gesamtwirtschaftliche Betrachtung und ethische Per- spektive Sowohl die einzel- als auch energiewirtschaftliche Sicht ignorieren die negativen ex- ternen Effekte der Kernkraft, wie das Risiko von nuklearen Unfällen und daraus re- sultierenden Gesundheits- und andere Schäden, und auch das ungelöste Problem der Endlagerung nuklearer Abfälle. Aus gesamtwirtschaftlicher Perspektive sind dabei weitere Aspekte zu berücksichtigen, u. a. die fehlende Versicherbarkeit von Kern- kraftrisiken sowie ethische Fragen in Zusammenhang mit den Ewigkeitskosten. 2.4.1 Kernkraftrisiken und Versicherbarkeit Trotz der offensichtlichen Notwendigkeit, die Entwicklung kommerzieller Kernkraft- werke mit Sicherheitsaspekten zu koordinieren, wurden Fragen der Reaktorsicher- heit zu Beginn des Kernkraft-Zeitalters getrennt von Fragen der kommerziellen Nut- 204 zung diskutiert. Auch wurden grundlegende Fragen zu den kerntechnischen Risi- ken durch eine schlichte Sozialisierung der Unfallrisiken verdrängt. Sowohl die Ener- gie- als auch die Versicherungswirtschaft gingen bei der Entwicklung der kommerzi- ellen Kernkraft davon aus, dass die wesentlichen Risiken von der Gesellschaft getra- 205 gen werden mussten. Dieser Tatbestand ist bis heute gelebte Praxis: Risiken von Kernkraft werden nicht vollständig versichert, sodass die Haftpflicht der Kernkraft- werksbetreiber eher symbolischen Charakter trägt. Zwar sind Unfallrisiken während der Bauphase und Betriebsausfallrisiken versicherbar, nicht jedoch das wesentliche 202 Motherway, 2019. 203 Bogdanov et al., 2021. 204 Dies galt auch in Deutschland, wo bis Mitte der 1960er Jahre die Reaktorsicherheit im Bundeshaushalt weniger als 1 Prozent der Gesamtausgaben für die Kerntechnik ausmachte. Vergleiche Radkau (1983); siehe insbesondere Kapitel IV: „Die Enthüllung der Sicherheitsproblematik und die verspätete Reaktion der Gesell- schaft“. 205 Radkau, 1983, S. 389. 63 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Risiko von Betriebsunfällen und der Schädigung von Mensch und Umwelt durch Ver- 206 strahlung. Daher ist eine objektive Bewertung der Risiken, z. B. in Form einer Ver- sicherungsprämie, nicht möglich. Dennoch deuten die Schätzungen hypothetischer Versicherungspolicen darauf hin, dass diese so hoch sein müssten, dass Kernkraft gegenüber anderen Technologien einen derart erheblichen Kostennachteil hätte, dass Wettbewerbsfähigkeit unmöglich wäre. Ein Gutachten der Versicherungsforen Leipzig berechnet eine hypothetische Versi- cherungsprämie für die deutschen Kernkraftwerke und findet, dass die Kosten einer Haftpflichtversicherung die von den KKW-Inhabern vorzuhaltenden finanziellen Mittel um mehrere Größenordnungen übersteigen. Bei einer Internalisierung des Risikos würde der Preis für Strom aus Kernenergie netto je nach Szenario um 0,139 € 207 bis zu 67,3 € je produzierte Kilowattstunde Strom steigen. Aufgrund der potenziell riesigen Schadenssummen wäre die Versicherung nicht bezahlbar, wodurch sämtliche potenzielle Schäden, jenseits von relativ geringen Pauschalbeträgen, von der Gesellschaft getragen werden. Dies ergibt sich gleichsam logisch als Ergebnis der technisch nicht beherrschbaren Risiken (vgl. oben). Europaweit haften beispielsweise Kernkraftwerksbetreiber maximal für Schäden bis zu 1,2 Mrd. €, in den USA steht 208 eine Haftungssumme von ca. 13 Mrd. US $ zur Verfügung. Diese Summen sind marginal im Vergleich zu den (schwer abschätzbaren) Kosten, die mit einem nuklearen Unfall verbunden sind. So wurden die Gesamtkosten für die Sanierung nach dem Fukushima Unfall auf ca. 35 – 80 Trillionen Yen (ca. 270 – 617 Mrd. Euro) 209 geschätzt. 2.4.2 Ethik Die Abschätzung sehr langfristiger externer Kosten der Kernenergie aus einer sozi- alen Wohlfahrtsperspektive wirft grundlegende Fragen auf, insbesondere in Bezug auf die angewandte Abzinsungsrate, sowie die ethische Frage, ob es einer Gesell- schaft erlaubt sein sollte, überhaupt Kernenergie zu nutzen und die negativen exter- nen Effekte in Form von radioaktiven Abfällen späteren Generationen zu überlassen. Diese Diskussion reicht mindestens bis in die 1970er Jahre zurück, als die US-Regie- rung versuchte, einen Standort für die Lagerung hochradioaktiver militärischer Ab- fälle in Carlsbad, New Mexico, zu genehmigen. In einer Analyse des Ansatzes und 210 der zu erwartenden externen Effekte untersuchen Schulze, et al. ökonomische und ethische Argumente, die auf unterschiedlichen Prinzipien basieren. So argumen- tieren die Autoren, dass die Schaffung von Risiken durch Atommüll, die an zukünftige Generationen vererbt werden, aus freiheitlich-libertärer Sicht unethisch ist, da eine langfristige Kompensation zukünftiger Generationen über Hunderttausende von Jahren praktisch unmöglich ist. Aus einer utilitaristischen, also rein zweckorientier- 206 VFL, 2011. 207 Abhängig je nach Szenario hinsichtlich der Bereitstellungszeiträume von zehn bis 100 Jahren und der An- zahl versicherter KKW einzeln oder innerhalb eines Pools. Siehe hierzu VFL (2011). 208 Gaßner et al., 2017. 209 JCER, 2019. 210 Schulze et al., 1981. 64 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 ten Perspektive, kann zwar argumentiert werden, dass der Nutzen des Kernenergie- stroms für die aktuelle Generation die Risiken zukünftiger Generationen übersteigen könnte und somit Kernkraft gesamtwirtschaftlich sinnvoll sein könnte. Allerdings hängt in dieser Argumentation die Bewertung von Nutzen und Risiken stark von der gewählten sozialen Abzinsungsrate ab. Schulze, et al. (1981) argumentieren hier je- doch für eine Abzinsungsrate von 0 %, um die potenziellen Schäden zukünftiger Ge- nerationen genauso stark zu gewichten wie den gegenwärtigen Nutzen. Dies steht in Gegensatz zur aktuellen Praxis, die zukünftigen Kosten durch die Wahl positiver 211 sozialer Abzinsungsraten (ca. 2 – 4 %) wegzudiskontieren. 2.5 Zwischenfazit Die Kernkraft ist zu teuer, um in einem nachhaltigen Energiesystem einen positiven Beitrag leisten zu können. An dieser Tatsache, die anlässlich der überhöhten Kosten des ersten kommerziellen US-Reaktors in Shippingport (Pennsylvania, USA) im Jahr 1957 erstmals beobachtet wurde, hat sich bis heute nichts geändert. Im Gegenteil: Heute wie damals sind Kernkraftwerke nicht privatwirtschaftlich finanzierbar und bedürfen spezifischer Unterstützung, um gebaut und betrieben zu werden. So benö- tigten alle bis heute gebauten Kernkraftwerke erhebliche staatliche Finanzierung oder spezifische Rahmenbedingungen, wie z. B. Gebietsmonopole oder Abnahmega- rantien, um gebaut zu werden. Rein privatwirtschaftliche Investitionen in einem wettbewerblichen Umfeld hat es nicht gegeben. Dies gilt selbst unter Vernachlässi- gung der Umwelt- und Ressourcenverbräuche im Front-End (Uranabbau und Brenn- stoffherstellung), der Kosten des Rückbaus von Kernkraftwerken sowie der Zwi- schen- und Endlagerung der radioaktiven Abfälle. Die einzelwirtschaftliche Analyse zeigt, dass Kernkraftwerke in der kurzen Frist, selbst im laufenden Betrieb, zunehmend anderen Energieträgern kostenseitig unter- legen sind. Dies hängt vor allem damit zusammen, dass die Betriebskosten mit stei- gendem Kraftwerksalter ansteigen. Angesichts des hohen Altersdurchschnitts der weltweiten Kernkraftwerksflotte, welcher bei über 30 Jahren liegt, ist mit einer wei- teren Verschlechterung der Wettbewerbsfähigkeit zu rechnen. Durch den Klima- wandel treten Extremereignisse wie Anstieg der Flusswassertemperaturen oder Eis- 212 bildung, Niedrigwasser oder Überschwemmungen, häufiger auf , ebenso die uner- wünschte Ansiedlung von Organismen an Oberflächen des Kühlwassersystems (bio- fouling). Dadurch werden der Wirkungsgrad und somit auch der Ertrag der Kern- kraftwerke gesenkt. Laufzeitverlängerungen sind nicht nur riskant, sondern auch teuer und liefern keine Garantie, dass das Kernkraftwerk nicht doch aus wirtschaftlichen Gründen vorzeitig vom Netz geht, wie im letzten Jahrzehnt mehrfach in den USA beobachtet. Die lang- fristige Sicht zeigt, dass unter Berücksichtigung der vergangenen und aktuellen Trends Investitionen in neue Kernkraftwerke nicht profitabel sind. Auch eine Ver- längerung der Reaktorlaufzeiten auf 60 Jahre verbessert die Ergebnisse nicht we- 211 Schulze et al., 1981. 212 WMO World Meteorological Organization et al., 2021. 65 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 sentlich. Zusätzliche Kosten für den Rückbau, die Endlagerung, wie auch die gesamt- gesellschaftlichen Kosten von Unfällen werden in den Gesamtbaukosten noch nicht einmal berücksichtigt. Sowohl für den Rückbauprozess als auch die Endlagerung feh- len empirische Unterlegungen für die Kostenschätzungen. Wo Erfahrungen vorlie- gen, wurden und werden sowohl die geplanten Zeit- wie Kostendimensionen um ein Vielfaches überschritten. Die energiewirtschaftliche Analyse zeigt, dass die Einhaltung des 1,5°-Ziels ohne fos- sile Energieträger und ohne Kernenergie nicht nur möglich ist, sondern auch unter Berücksichtigung von Systemkosten der erneuerbaren Energien kostengünstig ist. Im Gegensatz zum in den vergangenen Jahrzehnten tatsächlich beobachteten Reali- sierungsgrad gehen einige internationale Institutionen wie die IEA oder IAEO bei ih- ren Zukunftsprognosen nach wie vor von einem erheblichen Kapazitätszubau der Kernkraft aus. Dabei sind durchwegs intransparente Kostenbetrachtungen festzu- stellen. Im Falle von Szenarien für den IPCC können infolge erheblich verzerrter Kos- tenannahmen keine realistischen Szenarien im Bereich der Kernkraft erwartet wer- den. Die globale Entwicklung der Kernkraft in den Jahren 2000 bis 2020 weist eine wei- testgehend unveränderte Menge der Stromerzeugung auf, sodass sich der relative Beitrag von Kernkraft von 16,7 % auf 10,1 % reduzierte. Die Entwicklung in diesem Zeitrahmen legt nahe, dass Kernkraft keinen nennenswerten Beitrag zum Treibhaus- gas-Emissionsminderung beitragen kann, da neben den prohibitiv hohen Kosten und inhärenten Sicherheitsrisiken auch noch die extrem langen Bauzeiten hinzukommen (siehe Abschnitt 3.2). Die gesamtwirtschaftliche Sicht zeigt, dass die Risiken der Kernkraft für Menschen und Umwelt nicht versicherbar sind und die Haftpflicht der Kernkraftwerksbetreiber einen eher symbolischen Charakter trägt. Aufgrund der potenziell riesigen Schadens- summen wäre die Versicherung nicht bezahlbar, wodurch sämtliche potenzielle Schäden, jenseits von relativ geringen Pauschalbeträgen, von der Gesellschaft getra- gen werden. Diese Summen sind marginal im Vergleich zu den (schwer abschätzba- ren) Kosten, die mit einem nuklearen Unfall verbunden sind. 3. Zeitliche Verfügbarkeit Bei der Bewertung der Kernkraft spielt auch die zeitliche Komponente eine wesent- liche Rolle. Der Zeitdruck zur Umstellung der Lebens- und Wirtschaftsweise auf Kli- maneutralität ist sehr groß. Die Geschwindigkeit der Umstellung, die notwendig ist, um die Einhaltung der globalen 1,5-Grad- bzw. selbst der 2-Grad-Grenze zu leisten, ist jedoch bis heute von Politik und Kernenergieindustrie meist unterschätzt worden. Diesen Sachverhalt bestätigte jüngst auch das Karlsruher Bundesverfassungsgericht in einem Grundsatzurteil, welches dem Klimaschutzgesetz der deutschen Bundesre- gierung und den darin verankerten „Klimaschutzzielen und die bis zum Jahr 2030 zulässigen Jahresemissionsmengen“ eine Unvereinbarkeit mit den Grundrechten, der „zum Teil noch sehr jungen Beschwerdeführer“ attestiert, da „hinreichende Maßga- 66 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 ben für die weitere Emissionsreduktion ab dem Jahr 2031 fehlen“ und damit die Frei- 213 heitsrechte zukünftiger Generationen eingeschränkt werden. In diesem Abschnitt wird daher geprüft, ob ein erheblicher Ausbau der Kernenergie in diesen Zeiträumen als realistisch einzuschätzen ist. 3.1 Kraftwerksneubauten Die ersten kommerziellen Kernkraftwerke wurden in den 1950er Jahren in der Sow- jetunion (Obinsk), England (Calder Hall) und den USA (Shippingport) gebaut. Die An- zahl der Baubeginne von Reaktoren erreichte bereits 1976 ihren Höhepunkt mit 44 Anlagen. Seitdem ist die Anzahl der Neubauten rückläufig, also bereits vor den ersten weltweit bekannt gewordenen Unfällen in Three Mile Island (USA, 1979) und Tschernobyl (Ukrainische SSR, 1986) (Abbildung 8). 2020 gingen lediglich 5 Reakto- ren in Bau, darunter 4 in China. Aufgrund der rückläufigen Neubauten veraltet der globale Kernkraftwerkspark zunehmend (Abbildung 9). Mitte 2021 betrug das Durchschnittsalter der weltweiten Flotte rund 32 Jahre und damit drei Viertel der üblicherweise angesetzten technischen Lebensdauer von etwa 40 Jahren. Unter der Annahme einer technischen Lebensdauer von 40 Jahren werden bis 2030 207 Re- aktoren vom Netz genommen (Netzanschluss zwischen 1979 und 1990) und weitere 214 125 bis zum Jahr 2059. Dieser großen Zahl an Rückbauten stehen lediglich 52 laufende Neubauprojekte ge- 215 genüber (Tabelle 1). In westlichen Marktwirtschaften findet fast kein Bau von neuen Kernkraftwerken mehr statt, mit wenigen Ausnahmen, unter anderem in Frankreich, Großbritannien und USA, in denen ein (Frankreich) bzw. zwei (GB, USA) Reaktoren gebaut werden (Tabelle 1). Auch in Finnland befindet sich seit 2005 ein Kernkraftwerk im Bau, ein weiteres (Hanhikivi) ist in Planung. Neben China, mit 15 Neubauprojekten, gehören auch Indien (sieben) sowie Russland (drei) zu den führen- 216 den Staaten mit neuen Bauprojekten. Derzeit wird lediglich in zwei „Neueinsteiger“-Ländern, in welchen bisher noch keine Kernkraftwerke in Betrieb waren, am Bau je eines Kernkraftwerk gearbeitet (Türkei, Bangladesh). Ob und, wenn ja, wann diese Reaktoren Strom ins Netz einspeisen wer- den, ist unklar. Bis auf die Vereinigten Arabischen Emirate (VAE), wo ein südkorea- nisches Unternehmen zum ersten Mal außerhalb des eigenen Landes Reaktoren baut, werden die Bauprojekte in den Ländern, die neu in die kommerzielle Kernener- 217 gie einsteigen, überwiegend von Russland finanziert und durchgeführt. Überhaupt gibt es wenige Länder, die neu in die Kernenergie einsteigen. Nach dem Einstieg der 213 BVerfG – Bundesverfassungsgericht, 2021. 214 Darunter sind auch die 85 Reaktoren, die vor 1979 in Betrieb genommen wurden, sowie weitere 28 Reak- toren im sogenannten Langzeitausfall (long-term outage). Dies sind Reaktoren, die seit über einem Jahr keinen Strom mehr produziert haben (Schneider et al., 2020). 215 Darunter sind aber auch die Kraftwerke Mochovce-3/-4 in der Slowakei sowie das argentinische Kern- kraftwerk Angra-3, deren Bau Mitte der 1970er/1980er Jahre gestartet wurde und seitdem gestoppt bzw. dessen Wiederaufnahme phasenweise immer wieder diskutiert wird. Die IAEO zählt auch die Blöcke 3 und 4 des Kernkraftwerks Khmelnitsky in der Ukraine als „im Bau“, dessen Ausgang ebenfalls unsicher ist. 216 Neumann et al., 2020. 217 Sorge et al., 2020. 67 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Volksrepublik China im Jahr 1991 mit der Inbetriebnahme des ersten Kernkraft- werks, haben lediglich drei weitere Länder zum ersten Mal einen Reaktor in Betrieb genommen: Rumänien (1996), VAE (2020) und Belarus (2020). 218 Tabelle 1: Länder mit Kernkraftwerksprojekten (Stand Mitte 2020). Davon hinter dem Land Reaktoren Zeitplan China 15 6 Indien 7 5 Südkorea 4 4 VAE 4 4 Russland 3 1 Bangladesch 2 0 Belarus 2 2 Pakistan 2 1 Slowakei 2 2 Türkei 2 1 Großbritannien 2 0 USA 2 2 Argentinien 1 1 Finnland 1 1 Frankreich 1 1 Iran 1 1 Japan 1 1 Total 52 33 219 Abbildung 8: Anzahl von Baustarts von Reaktoren (Baubeginn) weltweit, 1951 bis Mitte 2020. 218 Quelle: Schneider et al. (2020). 219 Quelle: Schneider et al. (2020, S. 52). Anmerkungen: Busher-2 wurde in 1976 gestartet, 2019 wurde der Bau erneut aufgenommen. Shidao Bay besteht seit 2020 aus zwei Reaktoren. 68 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 220 Abbildung 9: Durchschnittliche jährliche KKW-Bauzeiten in Jahren in der Welt. Angesichts des geringen Ausbaus in den vergangenen Jahrzehnten ist eine Verviel- fachung des Kernkraftausbaus in den nächsten zehn oder selbst zwanzig Jahren un- wahrscheinlich. So steigt in den Szenarien (P1 – P4) des IPCC „Special Report on Glo- 221 bal Warming of 1.5 °C“ der Anteil der Kernenergie in allen vier Szenarien im Ver- gleich zu 2010 um 59 – 106 % bis 2030 bzw. um 98 – 501 % bis 2050. Das P3-Szenario beinhaltet den deutlichsten Anstieg (+ 501 %) bis 2050. 222 Im Vergleich zum Basisjahr 2010, in dem 370 GW in Betrieb waren , würde bereits das Szenario mit den geringsten Zubauraten, i. H. v. 59 % bedeuten, dass bis 2030, also in den nächsten 10 Jahren, rund 218 GW an zusätzlicher KKW-Kapazität ans Netz gehen müssten. Allein um dieses Ziel zu erreichen, müssten zusätzlich zu den (Mitte 2020) 52 Kernkraftwerksbauten noch rund 160 Kernkraftwerke geplant, ge- baut und ans Netz angeschlossen werden (d. h. über 20 GW jährlich). Zum Vergleich: Im Zeitraum 2001 – 2020 (seit 2000) wurden lediglich rund 85,5 GW (95 Reaktoren) ans Netz angeschlossen (ca. 4,5 GW jährlich), während 98 Reaktoren mit 59 GW ab- geschaltet wurden (Abbildung 10). Seit 1986 wurden nur rund 216 GW ans Netz angeschlossen (etwas über 6 GW jährlich). In dem IPCC-Szenario mit der niedrigsten Ausbaurate müssten also in den nächsten 10 Jahren so viel Kernkraftwerksbauten abgeschlossen werden, wie in den letzten 30 Jahren erfolgten. Berücksichtigt man, dass bis 2030 – unter der Annahme einer technischen Lebensdauer von 40 Jahren – 207 Reaktoren vom Netz genommen wer- den, verdoppelt sich die zu bauende Anzahl an Reaktoren und in den nächsten 10 Jahren müssten mehr Kernkraftwerke gebaut werden, als aktuell überhaupt am Netz sind. 220 Schneider et al., 2020. 221 IPCC, 2018. 222 Schneider et al., 2011. 69 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Abbildung 10: Weltweit ans Netz angeschlossene Nettokapazität an Kernkraft in Gigawatt, 223 1954 – 2020. 3.2 Bauzeiten Dazu kommt, dass die geplanten Bauzeiten für Kernkraftwerke systematisch unter- schätzt werden. Mitte 2020 sind für die 52 im Bau befindlichen Reaktoren durch- schnittlich 7,3 Jahre seit Baubeginn vergangen und viele sind noch weit von der Fer- 224 tigstellung entfernt. Eine Analyse von 180 Bauprojekten fand eine durchschnittli- 225 che Bauzeitüberschreitung von 64 % bei Kernkraftwerksbauprojekten. Weltweit ist ein klarer Trend zu immer längeren Bauzeiten zu beobachten (Abbildung 9). Die Bauzeit der Kernkraftwerke, die in den 1970er und 1980er Jahren fertiggestellt wur- den, war recht homogen und lag im Bereich von fünf bis acht Jahren. Hingegen hat sie in den letzten zwei Jahrzehnten zugenommen und variiert stark. Im letzten Jahr- zehnt wurden in neun Länder 63 Reaktoren fertiggestellt (davon allein 37 in China). 226 Hierbei betrug die durchschnittliche Bauzeit 9,8 Jahre. In der Europäischen Union, in Großbritannien und in den USA befinden sich derzeit sechs Reaktoren bzw. 8,7 GW im Bau (Tabelle 1). Alle sechs Reaktoren sind Kern- kraftwerke der dritten Generation (Gen III+). Bereits 2005 erfolgte der erste Baube- ginn eines EPR (European Pressurized Reactor) am Standort Olkiluoto in Finnland, gefolgt von Flamanville-3 in Frankreich im Jahr 2007. Für beide Reaktoren wurde ursprünglich eine Bauzeit von vier bis fünf Jahren veranschlagt. Ende 2021 waren die Bauarbeiten an den beiden Standorten immer noch nicht abgeschlossen. Aktuelle Schätzungen zufolge sollen beide Reaktoren Mitte der 2020er Jahren den kommer- ziellen Betrieb aufnehmen, über 12 Jahre hinter dem Zeitplan und mit einer Bauzeit 223 Quelle: Eigene Darstellung basierend auf dem „Power Reactor Information System“ (PRIS) Datenbank der IAEA, Stand (Stand 27.05.2021). 224 Schneider et al., 2020. 225 Im Vergleich: Hydroelektrische Staudämme 63,7 %, Thermische Kraftwerke 10,4 %, Windkraftwerke 9,5 % und PV-Anlagen -0,2 %. (Sovacool et al., 2014). 226 Schneider et al., 2020. 70 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 von mehr als 15 Jahren. Auch die zwei Westinghouse-Reaktoren am Standort Vogtle in den USA zeichnen sich durch deutliche Verzögerungen aus. Ursprünglich wurde mit einem Bauende im Jahr 2016 bzw. 2018 gerechnet. Die letzte Schätzung zur 227 Fertigstellung der Reaktoren ist 2022 für Block 3 und 2023 für Block 4. 3.3 Konzentration von Reaktoranbietern Die Reaktoren der ersten und zweiten Generation wurden hauptsächlich von vertikal integrierten und einheimischen Anbietern gebaut. So bauten beispielsweise West- inghouse oder General Electric (GE) in den USA, die französische Framatome in Frankreich, oder Siemens und AEG in Deutschland Reaktoren für den jeweils heimi- 228 schen Markt. Die große Anzahl von Reaktorherstellern in der Anfangszeit der Kernenergie wurde zunächst durch eine industrielle Umstrukturierung in den 1970er Jahren reduziert, da der Markt für den Bau von Kernkraftwerken nicht groß genug war. Der Rückgang der Bautätigkeit in den 1980er Jahren förderte eine weitere Kon- solidierung. Der nach den obigen Szenarien skizzierte, nur hypothetisch notwendige, massive Ausbau von Kernenergie ist mit den aktuell verfügbaren Reaktorherstellern nicht durchführbar. Die traditionellen Hersteller Westinghouse und Framatome sind fi- 229 nanziell angeschlagen und kämpfen ums Überleben: Westinghouse beantragte 2017 Insolvenz und AREVA musste vom französischen Staat mit 4 – 5 Milliarden Euro gerettet werden. AREVA wurde aufgespalten in Framatome (vorher AREVA NP) und 230 zu 75 % von EDF übernommen, und Orano (vorher AREVA NC, Ex-COGEMA). Diese Konzerne sind nicht in der Lage, im nächsten Jahrzehnt eine große Anzahl an Neubauprojekten in Angriff zu nehmen. Zwar ist Russland seit 2000 international zu einem aufstrebenden Anbieter geworden und dominiert den Reaktormarkt, mit mehr Verträgen als die vier nächstgrößeren Anbieter (Frankreich, USA, China, Korea) zu- 231 sammen. Daneben ist China das mit Abstand aktivste Land, hat bis dato jedoch nur in Pakistan Kernkraftwerksbauprojekte mit dem Ausland abgeschlossen. Jedoch ist zu bezweifeln, dass Russland oder China in der Lage sind, den globalen Markt mit 232 Kernkraftwerken zu versorgen. Darüber hinaus wäre diese Entwicklung auch aus geopolitischen Überlegungen bzgl. der Abhängigkeit des Energiesystems von diesen Ländern nicht anstrebenswert. 3.4 SMRs und nicht-Leichtwasser-basierte Reaktorkon- zepte sind auf absehbare Zeit nicht verfügbar Vor dem Hintergrund der Bekämpfung der Klimakrise werden vermehrt SMR-Kon- zepte („Small Modular Reactors“) und Kernkraftwerke der sogenannten vierten Ge- neration als mögliche Lösungen angebracht. Beide Konzeptgruppen sind nicht neu; 227 www.reuters.com/business/energy/southern-delays-georgia-vogtle-reactors-startup-boosts-costs- 2021-07-29/, (zuletzt geprüft am 29.09.2021). 228 Thomas, 2010a. 229 2018 wurde Westinghouse u. a. von Brookfield Business Partners L. P. übernommen. 230 AREVA SA wurde als Faktotum zur Abwicklung der Verpflichtungen bei Olkiluoto-3 vom Staat erhalten. 231 Jewell et al., 2019 bzw. Drupady, 2019 und Nakano, 2020. 232 Thomas, 2019. 71 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 im Gegenteil beide gehen auf die Frühzeit der Kernkraft in den 1950er Jahre zu- 233 rück. Reaktoren der vierten Generation befinden sich bereits seit vielen Jahrzehnten in 234 Forschung und Entwicklung. Es handelt sich überwiegend um sogenannte Schnelle Brüter, welche zwar eine stärkere Ausnutzung des Kernbrennstoffs ermög- lichen, sich jedoch bis heute als technisch schwer kontrollierbar und ökonomisch un- rentabel erwiesen haben. So wurden nach rund 60 Jahren Forschung und 100 Milli- 235 arden US $2007 an Forschungsausgaben die nationalen Schnellen Brüter Pro- 236 gramme in Großbritannien, Deutschland, Japan, den USA und Frankreich einge- stellt. Indien versucht seit mehreren Jahren einen nicht erfolgreichen Prototypreak- tor hochzuskalieren. Selbst in Russland, welches besonders ambitioniert an schnellen Brutreaktoren geforscht hat, ist die Entwicklung über viele Jahrzehnte mit dem BN- 600 und dem BN-800 nicht über den Status von Demonstrationsanlagen hinausge- gangen. Das russische Energieministerium geht aktuell nicht davon aus, dass der BN- 1200 noch vor 2035 gebaut wird und hat 2019 dessen Finanzierung erheblich redu- 237 ziert. China plant bereits seit den 1980er Jahren den Einsatz von Schnellen Brü- 238 tern. Dort ist der China Experimental Fast Reactor (CEFR) als Forschungsreaktor Bestandteil der Entwicklung von großen schnellen Reaktoren. Die Erstkritikalität des 239 Reaktors fand 2010 statt, seitdem stand der Reaktor weitgehend still. Ein Nach- folgeprojekt des CEFR ist die 600-MW-Demonstrationsanlage CDFR (Chinese De- monstration Fast Reactor). Die Anlage ist seit 2017 im Bau und soll 2023 fertig ge- 240 stellt werden. Beide Anlagen wurden in Kooperation mit Russland gebaut. Insge- samt ist ein kommerziell nutzbarer Reaktor der vierten Generation nicht in den kom- 241 menden Jahrzehnten zu erwarten. SMRs sind Kernkraftwerke mit geringer elektrischer Leistung, d. h. unter 300 MWe- 242 lektrisch (siehe auch Abschnitt 1.2.9). Aktuell befinden sich lediglich zwei SMR-Pilot- anlagen, die beiden russischen KLT-40S Reaktoren, in Betrieb, die auf klassische Eis- brecher eingesetzt werden. Start der Entwicklungsarbeiten des KLT-40 war bereits 1998, die kommerzielle Inbetriebnahme erfolgte 2020, 13 Jahre nach Baustart. Wei- tere Anlagen befinden sich schon seit längerer Zeit in Bau, so beispielsweise der ar- gentinische CAREM, dessen Entwicklung in die 1970er Jahre zurückgeht. Auch die Entwicklungsgeschichte des chinesischen Hochtemperaturreaktors (HTR-PM) reicht bis in die 1980er Jahre zurück. Der Reaktor befindet sich seit 2012 im Bau. Eine 233 Pistner & Englert, 2017. 234 Frieß et al., 2021, S. 140 ff. 235 Cochran et al., 2010. 236 Der Bau des Schnellen Brüters am Standort Kalkar erwies sich als eine große Investitionsruine und wurde aus wirtschaftlichen Gründen eingestellt (Radkau & Hahn, 2013). 237 www.neimagazine.com/news/newsrussia-defers-bn-1200-until-after-2035-7581968 (zuletzt geprüft am 29.09.2021). 238 Hibbs, 2018. 239 Pistner, Englert, Küppers, et al., 2021. 240 Frieß et al., 2021. 241 Pistner, 2019. 242 Der nachfolgende Abschnitt beruht weitestgehend auf dem Gutachten „Sicherheitstechnische Analyse und Risikobewertung einer Anwendung von SMR-Konzepten (Small Modular Reactors)“, in Auftrag gegeben vom Bundesamt für die Sicherheit der nuklearen Entsorgung (Pistner, Englert, Küppers, et al., 2021). 72 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 wesentliche Begründung für die Entwicklung von SMR-Konzepten ist unter anderem die Erwartung von kürzeren Bauzeiten sowie Kostenersparnis aufgrund modularer Bauweise. Jedoch zeigen aktuelle Beobachtungen, dass Planungs-, Entwicklungs- und Bauzeiten die ursprünglich geplanten Zeithorizonte in der Regel um ein Vielfa- ches übersteigen. Die aktuell diskutierten Konzepte sind noch weit von einem mög- lichen kommerziellen Einsatz entfernt (siehe Abschnitt 1.2.9). Auch sind die mit dem Transport der Brennstoffe sowie den abgebrannten Brennelementen verbundenen Risiken erheblich. Zudem würde ein weltweiter Einsatz auch eine internationale Standardisierung der regulatorischen Anforderungen erforderlich machen. Jedoch liegen bislang keine spezifischen nationalen oder internationalen Sicherheitsstan- 243 dards vor. 3.5 Zwischenfazit Bei der Bekämpfung der Klimakrise stehen für die Umstellung der Lebens- und Wirt- schaftsweise maximal zwei bis drei Jahrzehnte zur Verfügung. Eine Betrachtung der historischen Entwicklung und des aktuellen Stands der Kernkraftwirtschaft legt nahe, dass diese in dem Zeitraum keinen wesentlichen Beitrag zur Emissionsminde- rung leisten kann. Die Anzahl der Neubauten ist bereits seit 1976 stark rückläufig, d. h. es handelt sich um einen langfristig anhaltenden Trend. Aktuell werden weltweit lediglich 52 Kernkraftwerke gebaut, davon befinden sich alleine 15 in China sowie sieben in Indien und drei in Russland. In westlichen Marktwirtschaften findet mit wenigen Ausnahmen kein Bau von neuen Kernkraftwerken mehr statt. Aktuell wer- den in Frankreich (1 Reaktor), Großbritannien (2), den USA (2) und in Finnland (1) Reaktoren gebaut. Angesichts des geringen Ausbaus in den vergangenen Jahrzehnten ist eine Verviel- fachung des Kernkraftausbaus in den nächsten zehn oder selbst zwanzig Jahren un- wahrscheinlich. Internationale Institutionen gehen jedoch konsistent von einem er- heblichen Kapazitätszubau der Kernkraft aus, dabei unterschätzen sie nicht nur die Systemkosten der Kernkraft, sondern sie überschätzen auch die Ausbaurate. Auch die geplanten Bauzeiten für Kernkraftwerke werden systematisch unterschätzt. Mitte 2020 sind für die 52 im Bau befindlichen Reaktoren durchschnittlich 7,3 Jahre seit Baubeginn vergangen und viele sind noch weit von der Fertigstellung entfernt. Im letzten Jahrzehnt wurden in neun Länder nur 63 Reaktoren fertiggestellt (davon 37 in China) mit einer durchschnittlichen Bauzeit von fast 10 Jahren. Sollten die ak- tuell gebauten Kernkraftwerke in den USA, Frankreich und Finnland Anfang der 2020er Jahre ihren Betrieb aufnehmen, waren diese mehr als 15 Jahre im Bau. Nicht enthalten sind hier Planungs-, Entwicklungs- und Lizenzierungszeiten, die noch vor einem etwaigen Baustart einzuplanen sind. Ein massiver Ausbau der Kernkraft scheitert aber auch an der industriellen Durch- führbarkeit und ist mit den aktuell verfügbaren Reaktorherstellern nicht möglich bzw. im Fall von Russland und China geopolitisch nicht wünschenswert (selbst wenn er möglich wäre). Gleiches gilt auch für SMR-Konzepte („Small Modular Reactors“) 243 Pistner, Englert, Küppers, et al., 2021. 73 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 oder Reaktoren der sogenannten vierten Generation. Beide Konzepte sind noch Jahrzehnte von einer möglichen Kommerzialisierung entfernt. Aus der Dringlichkeitsperspektive des Klimawandels kann die Kernenergie somit kei- nen wesentlichen Beitrag zur Emissionsminderung leisten. Wenn, wie z. B. in Deutschland das ambitionierte Zieljahr 2035 (1,5-Grad-Ziel) für Klimaneutralität vo- rausgesetzt wird, können der Neubau oder gar die Entwicklung neuer Reaktorlinien, wegen der langen Entwicklungs- bzw. Bauzeiten von Kernkraftwerken keine Rolle spielen. Laufzeitverlängerungen könnten zwar in einigen Ländern kurzfristig zu leicht rückläufigen Treibhausgasemissionen beitragen, sind jedoch mit erheblichen techni- schen und wirtschaftlichen Risiken verbunden. Die Zeiträume für Kraftwerksneu- bauten bzw. zur Entwicklung ganzer neuer Reaktorlinien (SMR-Konzepte) liegen bei mehreren Jahrzehnten. 4. Kernkraft in der sozial-ökologischen Transformation Die Weiterführung der Kernkraft bzw. sogar evtl. der Bau neuer Kernkraftwerke ge- fährden den Prozess der „großen Transformation“ (WBGU, 2011), d. h. der sozial- ökologischen Reform in Richtung zu einem gesellschaftlich gestützten zukunftsfähi- gen, klimaneutralen Energiesystem. Die sozialökologische Transformation, die zur Einhaltung ambitionierter Klimaschutzziele notwendig ist, beschränkt sich nicht auf die Festlegung eines Energieträgermix‘ und entsprechender Ausbau- bzw. Ausstiegs- szenarien. Die größte Herausforderung liegt vielmehr in der realen Gestaltung des 244 Transformationsprozesses, der Überwindung von Lock-in-Effekten sowie der Auflösung von Innovations- und Investitionsblockaden des alten Systems. In diesem Zusammenhang stellt sich die Frage, ob strukturprägende Systemelemente, wie z. B. Kernkraftwerke, die notwendig radikale und beschleunigte sozial-ökologische Trans- formation zur Dekarbonisierung erschweren. „Transformationsresistenz“ bedeutet in diesem Kontext die Verursachung und Verfestigung von Pfadabhängigkeiten bzw. von Lock-in-Effekten, die es erschweren, die notwendige klimaneutrale Transforma- tion des Stromsystems spätestens bis 2050, möglichst aber bereits bis 2035 zu er- 245 reichen. Diese zugrundeliegenden komplexen Wechselwirkungen werden bei der System- transformation oft übersehen und sollen hier abschließend genauer thematisiert werden. Zwar erzeugen einzelne Kernkraftwerke im laufenden Betrieb kaum stati- onäre CO2-Emissionen aus der Stromherstellung. Jedoch führt genau diese isolierte Betrachtung häufig zu der (Fehl-)Einschätzung, dass Kernenergie eine Option im 244 Seto et al., 2016; Unruh, 2000: Der Begriff Lock-In-Effekte ist hier auf die Infrastruktur des derzeitigen Energiesystems bezogen (z. B. zentrale Großkraftwerke, Heizungen mit fossiler Brenntechnik, Mobilität aus- gelegt auf Individualverkehr etc.) und beschreibt die Abhängigkeit von dieser Infrastruktur, welche eine große Barriere für einen Umstieg auf ein 100 % erneuerbares Energiesystem darstellt. 245 2050 steht hier als Zieljahr für einen gerechten Beitrag zum 2-Grad-Ziel und 2035 für ein 1,5-Grad-Ziel. 74 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 246 Kampf gegen die Klimakrise sei. Neben den in den vorigen Kapiteln dargestellten risiko-, technologie- und kostenspezifischen Argumenten soll daher abschließend das atomare Subsystem im Zusammenhang mit der Transformation des gesamten Stromsystems betrachtet werden. 4.1 Innovationsblockaden und Investitionsblockaden 4.1.1 Innovationsblockaden Innovationsblockaden für risikominimale Klimaschutztechnologien (z. B. erneuerbare Energien, Energieeffizienz) durch den Mittelabfluss für die Kernenergieforschung und die technisch-ökonomischen Systemzwänge großer Kernkraftwerke sind bereits als ein Argument gegen Kernenergie als Option gegen den Klimawandel in der Lite- 247 ratur dargestellt worden. In Deutschland hat z. B. erst der durch das EEG und den Einspeisevorrang erzwungene Marktzutritt für erneuerbare Stromerzeugung die In- vestitions- und Innovationsblockaden auf dem Strommarkt reduziert. Dies hat in Folge zu einem erheblichen Aufschwung der Erneuerbare-Energien-Stromerzeu- gung und -Innovationen (z. B. Patente) geführt und damit einen späteren, weitgehend planmäßigen Ausstieg aus der Kernenergie ermöglicht. Vor diesem Hintergrund ist ein Ausstiegsbeschluss aus der Kernenergie eine entscheidende Determinante zur 248 Begrenzung von unsicheren Rahmenbedingungen für die Systemtransformation. Die mit Kernkraft zusammenhängenden Innovationsblockaden können anhand der langfristigen F&E-Politik verdeutlicht werden: Zwischen 1974 und 2019 gaben die IEA-Mitgliedstaaten rund 673 Mrd. US $2019 für die Forschung und Entwicklung (F&E) im Energiesektor aus. Fast die Hälfte (44 %) davon ging an die Kernenergiefor- schung. Betrug der Anteil der F&E-Ausgaben für die Kernenergie 1974 noch 74 % (Abbildung 11), nahmen diese, parallel zur Abnahme der Anzahl an Neubauten, kon- tinuierlich ab. Jedoch betrugen diese 2019 immer noch 21 % und somit immer noch 6 Prozentpunkte mehr, als für die Forschung für erneuerbare Energie ausgegeben wurde und dies, obwohl der Ausbau der Kernkraft in den IEA-Staaten fast zum Erlie- gen gekommen ist. Insgesamt stehen den 297 Mrd. US $2019 an F&E-Ausgaben für Kernenergie lediglich rund 80 Mrd. für erneuerbare Energien gegenüber. Dies ent- spricht 12 % der Gesamtausgaben, immer noch ein Prozentpunkt weniger, als für die 249 Forschung an fossilen Brennstoffen ausgegeben wurde. Die Fehlallokation von F&E-Ausgaben verdeutlicht sich am besten, wenn man die installierte Leistung von Kraftwerken bezogen auf Energieträger in dem Zeitraum 246 Unter Berücksichtigung des aktuellen Gesamtenergiesystems ist Kernenergie keineswegs CO2-neutral. In der Literatur finden sich Werte für die Gesamtemission Lebenszyklus-Emission der Kernkraft von 3,7 – 110 gCO2/kWh (Vgl. Umweltbundesamt www.umweltbundesamt.de/service/uba-fragen/ist-atomstrom- wirklich-co2-frei (zuletzt geprüft am 29.09.2021) und ein Mittelwert von 66 gCO2/kWh (Sovacool, 2008). 247 Hennicke et al., 2011; Hennicke & Welfens, 2012, S. 21 ff. 248 GWS et al. 2014; Zentrum für Europäische Wirtschaftspolitik (ZEW), 2014 und Ethik-Kommission Sichere Energieversorgung, 2011. 249 Im Zeitraum Mitte der 1970er Jahre bis 2008 betrug die Förderung von Forschung und Entwicklung für Photovoltaik 1,7 % der öffentlichen Förderung der Kernenergie (9 zu 534 Mrd. €,). Die Photovoltaik wurde im Wesentlichen aus privaten Mitteln finanziert, da zusätzlich zu den 9 Mrd. € öffentlicher Förderung weitere rund 40 Mrd. € private F&E-Investitionen getätigt wurden. (Breyer et al., 2010). 75 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 betrachtet: So wurden zwischen 1974 und 2019 in den IEA-Staaten 214 GW (Baustart nach 1974) an Kernkraftwerken ans Netz angeschlossen, im Mittel also 4,7 GW pro Jahr, während allein im Jahr 2019 rund 184 GW an Erneuerbare- 250 Energie-Kapazität ans Netz ging. Diese Rekordhoch wurde erzielt, obwohl die F&E-Förderung der erneuerbaren Energien (EE) nur einen Bruchteil der staatlichen KKW-Finanzierung ausmachte. Erneuerbare Energietechnologien und Speichertech- nologien sowie Energieeffizienztechnologien könnten deutlich weiterentwickelt sein, wenn frühzeitig F&E-Budgets von Kernkraft zu diesen wesentlich innovativeren Technologien umgeschichtet oder frühzeitig deutlich aufgestockt worden wären. Trotz verhältnismäßig geringer öffentlicher F&E-Investitionen, wie am Beispiel der Photovoltaik aufgezeigt, lassen sich außergewöhnliche Technologiedurchbrüche bei erneuerbaren Energien erreichen, ganz im Gegensatz zu Kernkraft, wie die aktuelle Marktentwicklung dokumentiert. 4.1.2 Investitionsblockaden Nicht nur die über Jahrzehnte gesetzten Forschungsprioritäten zugunsten der Kern- energie, sondern auch die marktbeherrschende Stellung von großen KKW-Betrei- bern und deren ökonomisches Interesse an der Abwehr eines alternativen Stroman- gebots durch erneuerbare Energien und durch Stromsparstrategien und Innovatio- nen bremsen transformative Investitionen sowie die Markteinführung von erneuer- baren Energien und Effizienztechniken. Die Kernenergie behindert den Aufbau und Betrieb eines zukunftsfähigen und klimaneutralen Energiesystems. Unterschiedliche Energiesystemszenarien zeigen übereinstimmend, dass (1) Strate- gien zur Steigerung der Energieeffizienz und auch des Stromsparens besonders vor- teilhaft sind, sowie dass (2) die möglichst rasche Markteinführung erneuerbarer Stromerzeugung und (3) generell eine CO2-freie Elektrifizierung auch des Verkehrs- und Gebäudesektors sowie einiger Industriebranchen entscheidende Strategieele- mente einer Transformation zur Dekarbonisierung darstellen. Der Kern der Fehlein- schätzung „Kernenergie als Klimaoption“ liegt darin, dass die Schnelligkeit und Wirk- samkeit der Strategieelemente (1) und (2) gebremst werden, je dominanter der Kern- energieanteil in der Elektrifizierungsstrategie ist. Beide Strategieelemente stehen dem Betreiberinteresse an maximaler Auslastung von Kernkraftwerken in der Grundlast entgegen. Energiepolitische Maßnahmen zugunsten der Strategieele- mente (1) und (2) wie z. B. der massive Ausbau der EE und Stromsparprogramme, die die Rentabilität von nuklearer Grundlast in Frage stellen könnten, sind daher aus KKW-Betreiberperspektive unerwünscht. 250 Schneider u. a. 2020b. 76 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 25000 80 % 70 % 20000 60 % 50 % 15000 40 % 10000 30 % 20 % 5000 10 % 0 0 % 1974 1976 1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010 2012 2014 2016 2018 Energieeffizienz fossile Brennstoffe Erneuerbare Energien Kernenergie Wasserstoff und Brennstoffzellen Andere Energie- und Speichertechnologien Andere berreichsübergreifende Technologien / Forschung Nicht zugeordnet Anteil Kernenergie 251 Abbildung 11: Forschung und Entwicklungsausgaben in IEA-Mitgliedsstaaten. 251 Quelle: IEA, 2021, Energy RDD for estimated IEA Total [2019 Millionen USD]. 77 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Hinzu kommt, dass Kernkraftwerke in technischer und ökonomischer Hinsicht als Kraftwerke für den Grundlastbetrieb konzipiert sind, dessen Rolle mit wachsenden Anteilen variabler Einspeisung aus Wind- und PV-Anlagen obsolet geworden ist. Je höher der Anteil variabler Einspeisung von Strom aus Erneuerbaren, desto mehr Fle- xibilitätsoptionen sind zum Ausgleich von Stromangebot und -nachfrage notwendig 252 (aber auch möglich) und desto geringer wird die Residuallast und damit der Aus- lastungsgrad von Kernkraftwerken. Auch weil KKW in Bezug auf Leistungsgradien- 253 ten und Anfahrdauer z. B. im Vergleich zur Gasturbinen-Kraftwerken, eine be- grenzte Flexibilität aufweisen, wird ein KKW aufgrund der Kostenstruktur (hohe Fix- kosten, relative geringe variable Kosten) bei wachsender und vorrangiger Einspei- 254 sung von variablem erneuerbarem Strom daher immer unwirtschaftlicher. Denn die hohen Fixkosten müssen bei wachsendem Ausbau der erneuerbaren Energien auf immer weniger Betriebsstunden umgelegt werden. Daher entstehen Anreize für Energieversorger mit Kernkraftwerken, den Durchbruch von erneuerbaren Energien zu bremsen, sowohl im eigenen Unternehmen als auch systemweit. 4.2 Grad der Transformationsresistenz Ein Kriterium für die Bewertung der Pfadabhängigkeit (Grad der Transformationsre- 255 sistenz) ist der Kernenergiestromanteil (2019) , nach dem hier drei Ländergruppen unterschieden werden können: a. Länder mit relativ hohem Anteil wie z. B. Frankreich (71 %), Slowakei (54 %), Uk- raine (54 %), Ungarn (49, %), Belgien (48), Tschechien (35 %), Finnland (35 %), Slo- wenien (37 %), Schweden (34 %) b. Länder mit mittlerem Anteil wie z. B. Armenien (28 %), Südkorea (26 %), Spanien (21 %), USA (20 %), Russland (20 %), Rumänien (19 %), Großbritannien (16 %), Ca- nada (115), Taiwan (13 %), Deutschland (12 %) c. Länder mit geringem Anteil wie z. B. Iran (2 %), Brasilien (3 %), Indien (3 %), Mexico (5 %), China (5 %), Südafrika (7 %), Pakistan (7 %), Argentinien (6 %) In der Gruppe c) mit geringen Anteilen stehen vor allem Indien, aber auch Iran, Bra- silien, Mexiko, Argentinien und Südafrika) als Schwellenländer noch auf einer relativ niedrigen Ebene der zivilen Kernenergienutzung, sodass hier eine Kernenergiever- meidungsstrategie noch relativ leicht möglich ist, bevor es zu schwerwiegenden Pfadabhängigkeiten kommt. Eine Ausnahme davon bildet China, das Frankreich im Jahr 2020 als zweitgrößter Atomstromproduzent hinter den USA abgelöst hat und heute als einziges Land der Welt alle qualifizierten Fabrikationsanlagen für alle An- lagenteile für Gen-III-Reaktoren im eigenen Land verfügbar hat. 252 Residuallast beschreibt die nachgefragte Stromleistung abzüglich des Anteils variabler Einspeisung. 253 Für eine differenzierte Darstellung der „Lastfolgefähigkeit deutscher Kernkraftwerke“ und der Marktein- führung erneuerbarer Stromerzeugung vergl. (Grünwald & Caviezil, 2017). Auch diese Studie verdeutlicht „ … das Konfliktpotenzial zwischen hoher EE-Durchdringung und einem Weiterbetrieb von KKW“ (Ebenda, S.11). 254 Hennicke et al., 2011. 255 Vergleiche world-nuclear.org/information-library/facts-and-figures/nuclear-generation-by-country.aspx (zuletzt geprüft am 29.09.2021). 78 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Darüber hinaus wird die Pfadabhängigkeit der zivilen Kernkraftnutzung verstärkt, wenn offen (z. B. in Frankreich und Großbritannien) oder verdeckt (eventuell in Ja- pan) an einer militärischen Option festgehalten wird. Für die gesamte Ländergruppe gilt trotz ihrer Unterschiedlichkeit, dass ausreichend alternative Potentiale, Techno- logien und Strategien (basierend auf Energie- und Materialeffizienz und erneuerba- 256 ren Energien) für Pfade hin zur Klimaneutralität existieren. Auffallend ist, dass vor allem europäische Länder, allen voran Frankreich, hohe Kern- kraftanteile aufweisen. Im Jahr 2019 waren die 11 Länder mit dem höchsten Atom- 257 stromanteil alle europäisch. Insofern ist in hohem Maße relevant, ob die europäi- sche Klima-, Energie-, Wasserstoff- und Industriepolitik (“Green Deal“) die bereits bestehenden Pfadabhängigkeiten und den daraus resultierenden energiepolitischen Strukturkonservatismus in diesen Ländern verstärkt oder strategisch mit abzubauen hilft. In diesem Zusammenhang ist der vom Joint Research Center (JRC) der Europä- ischen Kommission vorgelegte Vorschlag, Kernkraft im Rahmen der Taxonomie für 258 die finanzielle Regulierung als „saubere“ Energie aufzunehmen, besonders kritisch. Sowohl im Hinblick auf die Gefahren der Kernkraft (s. Kapitel 2) als auch auf unge- löste Fragen von Endlagerung ist dieser Vorschlag im Sinne der sozialökologischen 259 Transformation abzulehnen. Vor diesem Hintergrund ist es daher bedeutsam, dass Deutschland als ein führendes europäisches Industrieland den Ausstieg aus der kom- merziellen Nutzung der Kernenergie (2022), gefolgt vom Kohleausstieg (2030) sowie den anderen fossilen Energieträgern (Erdgas und Öl) zügig vollzieht und die sozio- ökonomische Vorteilhaftigkeit in der Praxis demonstriert. Dabei wird besonders zu berücksichtigen sein, welche Auswirkungen das Urteil des Bundesverfassungsge- richts zum Klimaschutz auf die Diskussion über „Kernkraft als Klimaschutzoption“ 260 haben wird. Es ist zu erwarten, dass interessierte Kreise die jetzt rechtlich einklag- bare Dringlichkeit von Klimakrisenmaßnahmen dazu nutzen werden, die Kernenergie – zumindest die Laufzeitverlängerung – wieder als Nothelfer für die zu zögerliche Klimapolitik der Vergangenheit ins Gespräch zu bringen. Vor diesem Hintergrund werden Deutschland (heutiger Atomstromanteil: 12 %) und Japan (8 %) nachfolgend als besondere Referenzfälle behandelt. 4.2.1 Das Beispiel Deutschland Die Kritik an der Kernkraft und das gesellschaftliche Engagement gegen diese hat in 261 Deutschland bereits in den 1970er Jahren ihren Anfang . Ausgehend aus der an- fänglichen Kritik hat sich die Anti-Atombewegung entwickelt, die mit der Gründung der Partei Bündnis 90/Die Grünen im Jahre 1980 auch Einzug in die Parlamente ge- funden hat. Im Verlauf eines jahrzehntelangen Großkonflikts wurde im Jahre 2000 der Ausstieg aus der kommerziellen Nutzung der Kernenergie von der damaligen rot- 256 Hansen et al., 2019. 257 Schneider et al., 2021. 258 JRC, 2021 259 Siehe hierzu auch Gegenstellungnahmen von BASE (2021) und Pistner, Englert, Küppers, et al. (2021). 260 Bundesverfassungsgericht, 2021. 261 Eine ausführliche Dokumentation der Geschichte der Kernkraft in Deutschland findet sich unter (Radkau, 1983) bzw. (Radkau & Hahn, 2013). 79 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 grünen Bundesregierung unter Gerhard Schröder begonnen, 2002 durch die Novel- lierung des Atomgesetzes rechtlich verbindlich gemacht, um dann im Jahre 2010 un- ter der Regierung Merkels eine faktische Umkehr der Atompolitik durch Laufzeitver- längerungen von 8 und 14 Jahren zu erfahren. Es war die Reaktorkatastrophe von Fukushima im Jahre 2011 und der daraufhin ansteigende Druck der Gesellschaft, der letztendlich zum „Atomausstiegsgesetz“ in der 13. Novellierung des Atomgesetzes geführt hat. In Deutschland wird etwa ein Jahrzehnt vergangen sein, bis nach dem erneuten Aus- stiegsbeschluss von 2011 im Jahr 2022 der komplette Ausstieg aus der nuklearen Stromerzeugung erfolgt ist. Es war dieser Ausstiegsbeschluss von 2011, der de facto die Transformationsresistenz reduziert und einen – unter damaligen Bedingungen – vergleichsweise zügigen Umbauprozess des Stromsystems unterstützt hat. Es kann davon ausgegangen werden, dass technische (z. B. Kostenreduktion bei erneuerba- rem Strom) und energiepolitische (z. B. ein für raschere Markteinführung optimiertes EEG) Lerneffekte dazu beitragen, dass dieser Ausstieg bei vergleichbaren klimati- schen, stromspezifischen und förderlichen industriepolitischen Systembedingungen in anderen Ländern zukünftig schneller möglich ist. Das gilt auch für Schwellenländer wie z. B. China, Indien, Brasilien, Südafrika, Iran oder Argentinien, deren Kernener- gieanteil noch deutlich unter 10 % der Bruttostromerzeugung liegt. Bei den europäischen Ländern mit hohem Kernenergiestromanteil (allen voran 262 Frankreich ) kommt es darauf an, die geschaffene Pfadabhängigkeit durch einen konsequenten energiepolitischen Paradigmenwechsel und durch die Festlegung ei- nes Endzeitpunktes für die Atomwende schrittweise abzubauen und gleichzeitig ei- nen klaren industrie- und klimapolitischen Kurs zur schnellen Einführung von Effi- zienztechnologien und erneuerbaren Energien einzuschlagen. Geschieht dies nicht, dann ist Japan ein warnendes Beispiel dafür, wie ein durch eine KKW-Katastrophe erzwungener, ungeplanter Ausstieg enorme gesellschaftliche Anstrengungen sowie deutlich höhere Kosten für eine Richtungsänderung mit sich bringt. 4.2.2 Das Beispiel Japan Nicht nur in Hinblick auf die unmittelbaren menschlichen und volkswirtschaftlichen Folgen einer Nuklearkatastrophe, sondern auch wegen der Transformationsresistenz des nuklearen Subsystems gegen eine Richtungsänderung hin zur Dekarbonisierung ist Japan ein lehrreiches Fallbeispiel. Japan hat den Kernkraftanteil (maximal 35 % in 2002) nach der Reaktorkatastrophe in Fukushima auf null (2014) gesenkt und konnte 263 ihn bisher nur auf 8 % (2019) wieder anheben. Dies zeigt zwar, dass die japanische Wirtschaft auch ohne Kernenergie auskommen kann, jedoch sind die Nebenwirkun- gen dieses Schocks erheblich gewesen, u. a. ein Anstieg von CO2-Emissionen, stei- gende Energieimportabhängigkeit, höhere Strompreise und Notfall-Regulierung von Stromerzeugung und -verbrauch. Es stellt sich also die Frage, warum in Japan als 262 Zu den Ausstiegs- und Umstiegs Optionen im Stromsystem von Frankreich vergl. z. B. Agora Energiewende & IDDRI (2018). 263 de.statista.com/statistik/daten/studie/29417/umfrage/anteil-der-atomenergie-an-der-stromerzeugung- in-japan/ (zuletzt geprüft am 29.09.2021). 80 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 logische Konsequenz und als Antwort auf die Reaktorkatastrophe keine ambitio- nierte nachhaltige Transformation stattgefunden hat. Mittel- und langfristig besitzt Japan nämlich hinsichtlich Technologie- und Erzeugungspotentialen (PV, Wind, Ge- othermie, Biomasse) alle Voraussetzungen, um den Kernenergieanteil planmäßig und wirtschafts- und sozialverträglich zu reduzieren und so seine Stromerzeugung bis 2030 auf mindestens 40 % und langfristig, spätestens bis 2050, vollständig auf er- neuerbare Energien umzustellen, wie eine jüngere modellgestützte Studie zu Japan 264 zeigt. Aus Gründen der Risikominimierung, der vorausschauenden Industrie- und Wettbe- werbspolitik, der Reduktion der Importabhängigkeit und der gesellschaftlichen Ak- zeptanz wäre eine kombinierte Strategie aus Maximierung der Energie- und Materi- aleffizienz und rasche, systematische Einführung erneuerbarer Energien eine für Ja- pan zweifellos auch wirtschaftlich attraktive Option der Risikovermeidung und schrittweisen Dekarbonisierung. Warum wird diese Option dennoch bisher – trotz des Traumas der Atombombenabwürfe auf Hiroshima und Nagasaki, trotz der Kata- strophe von Fukushima und trotz der besonderen Erdbebenrisiken in Japan – (noch) nicht aktiv umgesetzt? Begründen lässt sich dies mit der Transformationsresistenz des nuklearen Subsys- tems, die Japan bislang daran hindert, auf diesen langfristig und volkswirtschaftlich vorteilhafteren Pfad mit einer mutigen, aber technisch, ökonomisch und sozial mach- baren Richtungsentscheidung einzuschwenken. Die Gründe liegen sowohl bei der ehemals sehr mächtigen und bis heute einflussreichen Symbiose von Nuklearindust- rie und Politik („nuclear village“), als auch in den ökonomischen Verwertungszwän- gen des derzeit ungenutzten nuklearen Kraftwerksparks (ursprünglich 55 Kernkraft- werke), der Konzentration von Marktmacht und Netzbeherrschung durch die zehn großen KKW-Betreiber sowie in den geschaffenen generellen Systemabhängigkei- 265 ten des Nuklearsystems. Die zehn großen KKW-Betreiber wurden auch nach Fukushima nur zaghaft und ohne Einspeisevorrang dem direkten Wettbewerb er- neuerbarer Stromerzeugung (vorwiegend PV) ausgesetzt, beherrschen aber noch im- mer die Netze und erwarten entgegen der ablehnenden Haltung der Bevölkerungs- mehrheit, dass ihr in das Nuklearsystem eingesetzte Kapital durch möglichst baldige 266 Wiederinbetriebnahme weiterhin verwertet werden kann. All dies hat die Pfadab- hängigkeit von der Kernkraftindustrie verlängert, statt sie durch eine klare Rich- tungsentscheidung für eine schrittweise Atomwende und einen forcierten Einstieg 267 in Effizienz und Erneuerbare zu beenden. Die Studie von REI/Agora/LUT belegt durch Modellrechnungen, dass diese „klare Richtungsentscheidung“ für Japan als ein führendes Industrieland eine gewaltige energiepolitische Kraftanstrengung, einen enormen wirtschaftlichen Strukturwandel und eine wirklich „große Transformation“ des Strom- und Energiesystems bedeuten würde. Japan hat sich als Inselland u. a. aus 264 LUT University, Agora Energiewende, Renewable Energy Institute et al., 2021. 265 Koppenborg, 2021. 266 Nach World Nuclear Association sind in Japan prinzipiell 33 Kernreaktoren als betriebsfähig klassifiziert; davon haben allerdings nur 9 eine Erlaubnis zum Restart erhalten; vergl. world-nuclear.org/information- library/country-profiles/countries-g-n/japan-nuclear-power.aspx (zuletzt geprüft am 29.09.2021). 267 LUT University, Agora Energiewende, Renewable Energy Institute et al., 2021 81 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 Gründen der Versorgungssicherheit nach den Ölkrisen der 1970er Jahre in die scheinbar versorgungssichere Abhängigkeit von Kernenergie begeben – in einer von Erdbeben besonders gefährdeten Region eine fatale Fehleinschätzung, wie 268 Fukushima gezeigt hat. Die Befreiung von der geschaffenen Pfadabhängigkeit der nuklearen (aber auch von der kohlebasierten) Stromerzeugung erfordert einen radikalen Richtungswechsel der Energiepolitik. Hierzu gehören (1) ein erheblicher Zuwachs erneuerbarer Stromka- pazität; (2) Investitionen in erneuerbare Strom- und Wärmeerzeugung, Energiespei- cher, Übertragungsnetz und PtX-Technologie; (3) der Ausbau der Wasserstoffwirt- schaft; sowie (4) der Ausstieg aus der Kohle- und Kernkraftverstromung bis 2030. Der theoretisch vorstellbare simultane Ausbau von nuklearer und erneuerbarer Stromerzeugung ist angesichts der realen Transformationserfordernisse eine unrea- listische Fiktion: Die Ausstiegsstrategie (4) ist im Sinne der Überwindung der Trans- formationsresistenz eine Voraussetzung dafür, dass die genannten Basisstrategien (1), (2) und (3) tatsächlich im erforderlichen Umfang umgesetzt werden können. Der Grund: Solange ein endgültiges Ausstiegsdatum für die bestehende nukleare Kraft- werkskapazität nicht festgelegt ist, wird die Hoffnung der Betreiber auf Verwertung des investierten Kapitals in die Kernkraftwerke aufrechterhalten und die Innovati- ons- und Investitionsneigung für Alternativen gebremst. Insofern erscheint es höchst unwahrscheinlich, dass sich die zehn großen regionalen Kernkraftwerksbetreiber beim erforderlichen Investitionsbedarf, dem forcierten Kapazitätsausbau erneuerba- rer Stromerzeugung und dem Aufbau einer mittelfristigen Importinfrastruktur für Wasserstoff aus Erneuerbaren und PtX in ausreichendem Maße betätigen – von der Förderung von Stromsparmaßnahmen bei ihren Kunden ganz zu schweigen. Ob sich diese Perspektive dann ändert, wenn – wie in Japan und auch anderswo denkbar – auf nuklearen Wasserstoff gesetzt wird, wird anschließend diskutiert. 4.3 Nuklearer Wasserstoff Dieser Abschnitt beschäftigt sich nicht mit der allgemeinen Notwendigkeit und der Rolle von Wasserstoff im Transformationsprozess. Vielmehr wird spezifisch die Was- serstofferzeugung aus Kernkraft genauer beleuchtet. Warum muss die Frage des nuklearen Wasserstoffs trotzdem unter der Überschrift „transformationsresistent“ 269 behandelt werden? Bereits in wenigen Jahren spielen größere Mengen klimaneut- ral erzeugten Wasserstoffs in vielen Dekarbonisierungsszenarien (bis 2050) eine zu- nehmend bedeutende Rolle für die nicht oder nur schwer per erneuerbarer Elektri- zität dekarbonisierbaren Sektoren (z. B. energieintensive Industrien wie Stahl, Che- 268 Und zuvor schon die Freisetzung von radioaktivem Material nach einem Transformatorbrand im Jahre 2007 im KKW Kashiwazaki-Kariwa. 269 Die komplizierte Frage für alle Länder ist, welche Mengen erneuerbaren Wasserstoffs jeweils national her- stellbar sind und welche Mengen zu welchen Preisen auf einem noch sehr fernen Weltmarkt beschaffbar sein werden. 82 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 270 mie, Zement und Teile des Verkehrs). Wenn gleichzeitig unterstellt wird, dass we- 271 der national noch durch Importe hinreichend viel erneuerbarer Wasserstoff ver- 272 fügbar gemacht werden kann , dann könnte aus Gründen der langfristigen Versor- gungssicherheit ein nuklearer Wasserstoffsockel dauerhaft aufrechterhalten bzw. rasch geschaffen werden, wenn der Pfad des breiten Wasserstoffeinsatzes beschrit- ten wird. Bei steigendem Anteil variabler Einspeisung könnten KKW-Betreiber da- raufsetzen, in Zeiten vollständiger regenerativer Lastdeckung speicherbaren Was- serstoff per Elektrolyse herzustellen, um bestehende KKW möglichst weiter im Voll- lastbetrieb zu betreiben. Wird dies zum Credo der herrschenden Energie-, Industrie – und Förderpolitik, wäre eine langfristige nukleare Pfadabhängigkeit vorprogram- 273 miert. Interessant ist, dass weder in der europäischen noch in der deutschen Wasser- stoffstrategie die Wasserstoffproduktion mithilfe von Kernenergie explizit erwähnt 274 wird. Allerdings hat die Nuklearindustrie diese Option stets in ihren Analysen mit- verfolgt, die britische Nuclear Industry Association (NIAUK) aktuell sogar mit beson- 275 derem Nachdruck. Auch die EU-Kommission und Frankreich stellen klar, dass sie sogenannten „CO2-armen“ Wasserstoff auch aus Kernenergie durchaus mit ins Kal- kül miteinbeziehen, weil er gegenüber der bisher allgemein üblichen Reformierung aus Erdgas (mit oder ohne Carbon Capture and Storage, CCS) weniger CO2 freisetzen 276 und so zumindest für eine Übergangsphase benötigt würde. Die NIAUK diskutiert vier technisch mögliche Verfahren, nämlich 1. die Kaltwasser-Elektrolyse („cold water electrolysis“), 2. die Hochtemperaturdampf-Elektrolyse („high temperature steam electrolysis“), 3. die thermochemische Wasseraufspaltung („thermochemical water splitting“) und schließlich 4. die konventionelle Gasreformierung („reforming from fossil fuels“) mithilfe von Hochtemperaturwärme aus Kernkraftwerken und Endlagerung des entstehen- den CO2 (CCS). In Variante 1 wird Kernenergiestrom statt Strom aus Wind und Sonne bei der Elekt- rolyse eingesetzt und damit auch quasi über Wasserstoff speicherbar gemacht. Hin- 270 Eine umfangreiche Studie zum nachhaltigen Einsatz von Wasserstoff findet sich unter (Sachverständigen- rat für Umweltfragen, 2021). 271 Nicht nur in Japan, sondern auch in Deutschland und anderen Industrieländern wird die weltweite Nach- frage nach (erneuerbarem) Wasserstoff erheblich zunehmen. 272 Das BMBF geht z. B. im Juni 2020 davon aus, dass Deutschland langfristig 50 Mio. Tonnen Wasserstoff aus Erneuerbaren benötigt, www.bmbf.de/de/eine-kleine-wasserstoff-farbenlehre-10879.html (zuletzt geprüft am 29.09.2021); zum Vergleich: Im Jahr 2018 importierte Deutschland 84,8 Mio. Tonnen Rohöl. 273 Dies ist insbesondere der Fall, wenn nicht ausreichend Überschussstrom aus EE zur Verfügung stehen würde, der billiger ist als Strom aus Kernenergie. 274 Europäische Wasserstoffstrategie siehe Europäische Kommission (2020) bzw. für die deutsche Wasser- stoffstrategie Bundesregierung (2020). 275 NIAUK, 2021. 276 www.euractiv.de/section/energie-und-umwelt/news/eu-kommission-aus-atomkraft-produzierter- wasserstoff-ist-co2-arm/ (zuletzt geprüft am 29.09.2021). Wasserstoff aus Erneuerbaren, Erdgas und Kernenergie wird manchmal auch unter dem Begriff „clean hydrogen“ subsumiert. 83 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 sichtlich der Wettbewerbsfähigkeit von nuklearem Wasserstoff (ohne Berücksichti- gung externer Kosten) gegenüber Wasserstoff aus Erneuerbaren konkurriert also bei sonst vergleichbarer technischer Gesamtkonfiguration in dieser Variante Kernkraft gegen erneuerbaren Strom. Wie gezeigt wurde, ist als entscheidende Grundlage für 277 die Gesamtkosten der Strom aus Erneuerbaren vorteilhafter. Variante 2 hält die NIAUK prinzipiell für effizienter und technisch auch für machbar, dieses Verfahren 278 ist jedoch noch nicht Stand der Technik. Variante 3 verlangt Temperaturen zwischen 600 und 900 °C, die nur mit der neuen Generation von Kernkraftwerken mit geringer Leistung (SMRs) erreicht werden können. Diese Variante kann daher frühestens in den 2030er Jahren in Prototypen getestet werden und kommt damit zu spät für eine ausreichend schnelle Transformation des Energiesystems. Variante 4 könnte prinzipiell fossile Energien bei der Gasreformierung ersetzen, verlangt aber sicheres und kostengünstiges CCS und ist somit gegen erneuerbaren Wasserstoff mittel- und langfristig voraussichtlich wirtschaftlich nicht konkurrenzfähig sowie, aufgrund erheblicher Unsicherheiten bei CCS, ebenfalls zudem nicht marktreif. Unterm Strich bleibt daher die Bilanz, dass nuklearer Wasserstoff bei keinem der Verfahren gegenüber Wasserstoff aus EE wettbewerbsfähig ist oder rechtzeitig wer- den könnte. NIAUK propagiert daher einerseits eine ambitionierte Kohlenstoffbe- 279 preisung zur Berücksichtigung der vollständigen Externalitäten. Dabei wird entge- gen jeder Evidenz unterstellt, dass Kernenergie keine höheren externen Kosten (z. B. für Entsorgung, Stilllegung, Endlagerung, von Unfällen ganz zu schweigen) aufweist als erneuerbarer Strom. Andererseits werden öffentliche Subventionen eingefordert, wie es auch ein neues Finanzierungsmodell zur Reduktion der Kapitalkosten von 280 Kernkraftwerken offen vorschlägt. Dies alles kann als Beleg für die mangelnde Wirtschaftlichkeit des nuklearen Was- serstoffpfades gewertet werden. Ein wesentlicher Grund für den in jüngster Zeit ent- standenen weltweiten „Rush for Hydrogen“, liegt darin, dass die schwer zu dekarbo- nisierbaren Sektoren (z. B. Stahl, Chemie, Teile des Verkehrssystems) in Analysen weltweit ins Visier genommen wurden. Es ist zu erwarten, dass bei einer Umsetzung der Wasserstoffstrategien der Wasserstoffbedarf in allen hochentwickelten Indust- riegesellschaften auf dem Weg zur vollständigen Dekarbonisierung derart anwach- sen könnte, dass in der Regel – zum Beispiel in Deutschland und in Europa – eine Bereitstellung ausreichender Mengen Wasserstoffs aus EE nur durch enorme Im- 281 portmengen von EE-Wasserstoff oder Derivaten gesichert werden können . Soll hieraus kein Sachzwang für nuklearen Wasserstoff entstehen, ist es notwendig, we- sentlich transparenter als bisher über die Quellen zu berichten, die Versorgungssi- cherheit und die Kosten erneuerbaren Wasserstoffs (Inland/Ausland) differenzierter 277 Das gilt insbesondere beim Vergleich von neuen Kraftwerken. Die Studie REI, Agora, LUT University (2021) geht jedoch darüber hinaus davon aus, dass auch eine kostenrelevante Ertüchtigung von Atomkraftwerken zur Ausdehnung der Laufzeit auf 60 Jahren Atomstrom ab 2025 teurer macht als Strom aus Erneuerbaren (Ebenda, S.10). 278 NIAUK, 2021. 279 Ebenda. 280 Ebenda. 281 Eine detailliertere Analyse zum Wasserstoffbedarf und Importmengen findet sich unter (Gerhards et al., 2021). 84 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 zu erforschen sowie über Prioritäten zu entscheiden, in welchen Bereichen Wasser- 282 stoff unabdingbar Verwendung finden soll. Vor allem müssen die Kapazitäten für Wind- und Solarkraftwerke forciert, eine maximal effiziente Stromnutzung in allen Sektoren vorangetrieben und faire internationale Allianzen für die Produktion und den Handel von Wasserstoff aus Erneuerbaren rechtzeitig vorbereitet werden. 4.4 Atomwende als Bedingung für erfolgreiche Endlage- rung atomarer Abfälle Die Beendigung der kommerziellen Nutzung von Kernkraft, und damit die Beendi- gung der Erzeugung zusätzlicher radioaktiver Abfälle, ist auch notwendig, um den wichtigen und komplexen Prozess der Endlagerung erfolgreich zu bewältigen. Dies bezieht sich zum einen konkret auf den Prozess der Endlagersuche, der bis heute für Abfälle aus Kernkraftwerken nirgendwo auf der Welt erfolgreich umgesetzt werden konnte. Darüber hinaus müssen aber auch weitere Herausforderungen der Atom- wende erfolgreich abgearbeitet sein, um das „letzte Kapitel“ der Kernenergie auszu- 283 rufen. Der Endlagersuchprozess kann nicht als alleinstehendes Phänomen, losge- löst von weiteren technisch und gesellschaftlichen Aufgaben betrachtet werden. Vielmehr muss das „vertrackte Problem“ der Endlagersuche im Kontext der Energie- wende angegangen werden, die ihrerseits ein Element der großen Transformation 284 ist. In Deutschland fällt die atompolitische Wende gleichsam originär mit der Ener- giewende zusammen, entstand letztere doch vor allem aus der Anti-Atombewegung 285 der 1960er/70er Jahre. Nach jahrelangen Auseinandersetzung bedeutet die Ent- scheidung von 2011 das Ende der kommerziellen Nutzung der Kernkraft, wodurch der Weg freigemacht wird für die zur Akzeptabilität notwendigen Diskurse zur Atomwende, insbesondere den Einstieg in den großindustriellen Rückbau von Kern- 286 kraftwerken sowie die Endlagerung der radioaktiven Abfälle. Der allseits verwendete Begriff des „Atomausstiegs“ ist irreführend und ist nicht als Narrativ zur Unterstützung der Endlagersuche geeignet. Anders als beim Kohle- oder Gasausstieg kann man aus technisch-physikalischen Gründen nicht einfach aus der Kernkraft „aussteigen“, da die Wärmebildung durch Zerfallsprozesse über sehr lange Zeit anhält. Somit muss neben dem viele Jahrzehnte dauernden Rückbau die Endla- gersuche für über eine Millionen Jahre ausgelegt werden, wie z. B. in Deutschland im Standortauswahlgesetzt (StandAG) festgelegt. Die Atomwende reicht weit über die bevorstehende Schließung von Kernkraftwerken und der Endlagersuche hinaus. Auch andere atomwirtschaftliche Aktivitäten in Deutschland bzw. von Deutschland mitfinanzierte Aktivitäten müssen beendet werden, um den Zuwachs an Abfällen zu 282 Zum Beispiel stellt sich die Frage der Priorisierung bei der Umnutzung von Erdgasnetzen für Wasserstoff (bzw. H2-Beimischungen), bei der Verwendung von Wasserstoff in Gebäuden (mit Brennstoffzellen), bei der Rückverstromung oder bei direkt elektrifizierbaren Segmenten des Verkehrs, z. B. Schwerlastverkehr, Züge, PKWs. 283 BASE, 2020. 284 Brunnengräber, 2019b. 285 Krause, 1980; Müschen und Romberg, 1986; Brunnengräber, 2016a, 13 – 32; Morris und Pehnt, 2016; Hirschhausen, 2018. 286 Für eine detaillierte Übersicht über die atomaren Abfälle siehe: (Der Welt-Atommüll-Bericht, 2019). 85 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 stoppen und die bestehenden Abfälle einer möglichst sicheren Entsorgung zuführen zu können. Die vom BMU veröffentlichte Liste von Maßnahmen in Richtung Atom- wende enthält u. a. folgende Maßnahmen: Schließung der Atomfabriken in Lingen und Gronau, Schulterschluss der atomkritischen Staaten, Eintreten gegen Laufzeit- verlängerungen international sowie kein öffentliches Geld für Kernkraftwerke in der 287 EU und darüber hinaus. Um in Zukunft gesellschaftliche Konflikte zu vermeiden und einen Endlagerstandort mit größtmöglicher Akzeptanz zu bestimmen, hat der Deutsche Bundestag im Jahre 2013 das Standortauswahlgesetz (StandAG) verabschiedet. Die Endlagerkommission 288 legte 2016 zentrale Empfehlungen für den Suchprozess vor. Nach einer Novellie- rung des StandAG im Jahre 2017 soll das Gesetz für einen ergebnisoffenen, trans- parenten, lernenden Prozess nach gesetzlich festgelegten fachlichen Kriterien unter 289 Beteiligung der Öffentlichkeit sorgen. Für die Beteiligung der Öffentlichkeit wurde eine eigene Behörde (BASE) geschaffen, welche sowohl den Vollzug des Standortauswahlverfahrens überwachen als auch Trägerin der Öffentlichkeitsbetei- ligung sein soll. Bis Ende 2021 wurden die „Fachkonferenzen Teilgebieten“ vom Bun- 290 desamt für die Sicherheit der nuklearen Entsorgung (BASE) umgesetzt, worauf weitere Verfahrensschritte folgen sollen, bis – nach aktueller Gesetzeslage 2031 – die Festlegung des Endlagerstandortes durch den Bundestag erfolgen soll. Auch das BASE hat sich auch zu Fragen der Kernkraft klar positioniert: „Der Ausstieg aus der Nutzung der Kernenergie ist zentrale Voraussetzung für eine erfolgreiche Suche 291 nach einem Endlager.“ 4.5 Zwischenfazit „Ein Kernkraftwerk emittiert im laufenden Betrieb keine direkten CO2-Emissionen und andere Treibhaushausgase.“ Eng betrachtet und bezogen auf eine Kilowatt- stunde Kernenergiestrom sind die entstehenden Treibhausgase tatsächlich relativ gering. Dieser statischen und verkürzten Perspektive verdankt die Kernenergie die Einschätzung, sie sei eine Option im Kampf gegen die Klimakrise. Aber die Realität des Energiesystems ist nicht statisch fixiert, sondern bei beschleunigter Transforma- tion zur vollständigen Dekarbonisierung über Jahrzehnte so dynamisch wie noch nie. Für die weltweiten Dekarbonisierungsszenarien bis 2050 sind aber ein stark forcier- 287 Neben der Beendigung der kommerziellen Nutzung von Kernkraft hat das Bundesumweltministerium an- lässlich des 10-Jahrestags des Unfalls in Fukushima 12 „Punkte für die Vollendung des Atomausstiegs“ defi- niert: siehe dazu BMU (2021). 288 Siehe Kommission Lagerung hoch radioaktiver Abfallstoffe (2016). 289 www.endlagersuche-infoplattform.de/webs/Endlagersuche/DE/Endlagersuche/Gesetzliche- Grundlagen/gesetzliche-grundlagen_node.html (zuletzt geprüft am 29.09.2021). 290 Für eine Übersicht der Ergebnisse der Fachkonferenzen siehe Fachkonferenz Teilgebiete (2021) und für eine wissenschaftliche Begleitung des Prozesses Themann et al. (2021). 291 „Die von der Bundesregierung eingesetzte Ethikkommission schrieb zum Beispiel dazu in ihrem Abschluss- bericht: „Die Schaffung eines gesellschaftlichen Konsenses über die Endlagerung hängt entscheidend mit der Nennung eines definitiven Ausstiegsdatums für die Atomkraftwerke zusammen. Die Aussicht, mehrere Jahr- tausende lang hochstrahlenden Müll sichern zu müssen, ist eine schwere Hypothek für die nachfolgenden Generationen.“ www.base.bund.de/DE/themen/kt/ausstieg-atomkraft/ausstieg_node.html (zuletzt geprüft am 29.09.2021). 86 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 ter Ausbau erneuerbarer Stromerzeugung und eine massive Steigerung der Energie- effizienz als Hauptstrategien gesetzt. Für diesen fundamentalen Strukturwandel ist das Nuklearsystem und die Kernkraftproduktion in zeitlicher, ökonomischer und sys- temorientierter Hinsicht ein massives Innovations- und Investitionshemmnis. Für ei- nen rasch ansteigenden Anteil variabler Stromeinspeisung aus Wind und Sonne ist die Grundlastcharakteristik von Kernkraftwerken einerseits zu starr und system- fremd. Andererseits werden KKW-Betreiber aus betriebswirtschaftlichem Interesse alles daransetzen, Alternativen der genannten Kernstrategien zu verhindern, um die Wirtschaftlichkeit ihres investierten Kapitals möglichst durch Vollauslastung zu si- chern. Beide Effekte bezeichnen wir hier als Transformationsresistenz. Japan ist für diesen strukturellen Lock-in-Effekt bisher ein besonders tragisches Negativbeispiel, Deutschland nach dem endgültigen Ausstiegsbeschluss 2011 insofern ein Positivbei- spiel, weil dadurch – u. a. gestützt auf das EEG (siehe oben) – Dynamiken für einen erneuerbaren Stromausbau möglich wurden. Doch auch nach der Beendigung der kommerziellen Nutzung der Kernkraft in Deutschland stellt die Schaffung eines Endlagers für die hochradioaktiven Hinterlassenschaften eine gewaltige gesamtge- sellschaftliche Aufgabe dar. Um dafür die benötigte Akzeptanz der Bevölkerung zu erlangen, Misstrauen gegenüber den staatlichen Behörden abzubauen und die Ge- nerationengerechtigkeit zu forcieren, ist die Atomwende eine zwingende Bedingung für eine erfolgreiche Endlagersuche. 5. Fazit Kernenergie spielt im gegenwärtigen Energiesystem mit 10 % weltweit (Deutschland 2018: 12 %) eine gewisse Rolle und trägt in einigen Ländern signifikant zur Strom- versorgung bei. Angesichts der sich verschärfenden Klimakrise wird aktuelle die zu- künftige Bedeutung dieser Technologie diskutiert, die bei der Stromproduktion keine Klimagase emittiert. Einige wenige, aber geopolitisch mächtige Staaten halten aus verschiedenen Gründen an der Kernkraft fest, vor allem die fünf dauerhaften Mit- glieder des UN-Sicherheitsrats (USA, Vereinigtes Königreich, Frankreich, Russland, China). Auch internationale Organisationen sowie einige private Unternehmen spre- chen sich regelmäßig für eine zunehmende Bedeutung von Kernkraft aus. Im vorliegenden Diskussionsbeitrag wird eine Vielzahl von Argumenten geprüft und mit dem aktuellen Stand der Forschung abgeglichen. Dabei bestätigt sich die Ein- schätzung der Scientists for Future aus dem Diskussionsbeitrag „Klimaverträgliche Energieversorgung für Deutschland“, dass Kernenergie nicht in der Lage ist, in der verbleibenden Zeit einen sinnvollen Beitrag zum Umbau hin zu einer klimaverträgli- chen Energieversorgung zu leisten. Kernkraft ist zu gefährlich (Abschnitt 1), zu teuer (Abschnitt 2) und zu langsam verfügbar (Abschnitt 3); darüber hinaus blockiert die Nutzung der Kernenergie den notwendigen sozial-ökologischen Transformations- prozess, ohne die ambitionierten Klimaschutzziele nicht erreichbar sind (Abschnitt 4). Dies gilt auch für aktuelle diskutierte Laufzeitverlängerungen und Forschungsbe- mühungen um noch nicht etablierte Reaktorkonzepte. Angesichts der Perspektive einer technisch und ökonomisch darstellbaren Vollversorgung mit erneuerbaren Energien ist Kernkraft nicht nur keine sinnvolle Option zur Bekämpfung der Klima- 87 Wealer et al. 2021. Diskussionsbeiträge der Scientists for Future 9, doi:10.5281/zenodo.5573719 krise, sondern es sollte proaktiv auf die Blockade der sozial-ökologischen Transfor- mation durch Kernkraft hinzuweisen werden, um diesen Transformationsprozess nicht zu gefährden. © Ben Wealer, Christian Breyer, Peter Hennicke, Helmut Hirsch, Christian von Hirschhausen, Peter Klafka, Helga Kromp-Kolb, Fabian Präger, Björn Steigerwald, Thure Traber, Franz Baumann, Anke Herold, Claudia Kemfert, Wolfgang Kromp, Wolfgang Liebert & Klaus Müschen, CC BY-SA 4.0 Literatur Acheson-Lilienthal. (1946). A Report on the Interna- BASE. (2021). Fachstellungnahme zum Bericht des tional Control of Atomic Energy (S. 60). Joint Research Centre „Technical assessment of fissilematerials.org/library/ach46.pdf nuclear energy with respect to the ‛do no signifi- Agora Energiewende. (2015). 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